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La elección del presidente de la Comisión y la relación con Rusia, aspectos clave

Qué se juega Europa en las elecciones al Parlamento

Thinkstock

Esta vez es diferente”, promete la campaña del Parlamento Europeo para movilizar el voto en las elecciones del 25 de mayo. El desafortunado eslogan parece sugerir que las siete elecciones anteriores (la primera, en 1979) fueron en cierto modo una tomadura de pelo, pero que en esta ocasión el votante puede influir de verdad en el rumbo que tome la UE.

Los sondeos indican, sin embargo, que una buena parte de los 400 millones de europeos con derecho de voto no acaban de creerse que la elección de 751 eurodiputados (54 en España) pueda cambiar la situación del Viejo Continente. Si en 2009 la abstención alcanzó el 57%, Bruselas teme que este año se repita esa cifra o que solo descienda ligeramente.

Los datos de los países que ya han votado (Reino Unido, Holanda e Irlanda) muestran que la participación podría repuntar ligeramente aunque seguiría siendo muy baja. A pesar de esta aparente indiferencia o desconfianza, parece claro que Europa se la juega en muchos frentes en este 25-M, de cuyos resultados dependerá no solo la composición del próximo hemiciclo de Estrasburgo sino también la estabilidad de varios gobiernos nacionales.

La cita permitirá testar, además, el clima político del continente tras seis años de crisis que han dejado a la Unión Europea con 13 billones de euros de deuda pública (87% del PIB), 26 millones de parados y tensiones territoriales y sociales que pueden estallar si el crecimiento y el empleo no se recuperan.

Con ese preocupante telón de fondo, la próxima legislatura será crucial para asuntos como el apuntalamiento definitivo de la zona euro o la reorganización interna de la UE. Unas tareas que dependerán en gran medida del resultado del 25-M y de las personas que se elijan para dirigir la UE hasta 2019.

Presidente

La primera gran batalla de la nueva legislatura será el nombramiento del presidente de la Comisión Europea, un puesto al que aspiran, entre otros, el conservador Jean-Claude Juncker y el socialista Martin Schulz. El nombramiento, sin embargo, depende en primer lugar del Consejo Europeo, formado por los 28 Gobiernos de la UE. Y no es fácil, porque, como mínimo, requiere una mayoría cualificada de 260 votos de los 352 posibles (el de España vale 27), aunque intentará elegirse a alguien que suscite la unanimidad. El próximo martes, 27 de mayo, los líderes europeos harán una primera valoración del proceso, aunque ya es conocido que a países como Reino Unido o Holanda no les agrada ninguno de los nombres sobre la mesa, por lo que podría surgir algún tercero.

Supercomisarios

La incorporación de Croacia en julio de 2013 puso fin, de momento, a la ampliación de la UE, que ya cuenta con 28 socios. Durante la próxima legislatura, el debate girará, por tanto, sobre la organización interna del club, tanto a nivel institucional en Bruselas como en la relación entre los socios. Uno de los cambios que se plantearán en la próxima Comisión será la designación de supercomisarios, encargados de dirigir determinadas áreas como la económica, la de justicia o la de exteriores. Si ese diseño se confirma, arreciará la batalla por unos puestos que, aunque tengan el mismo derecho de voto que los comisarios de a pie, serán percibidos políticamente como un escalón superior.

Fronteras

Las fronteras exteriores de la UE no se moverán en el próximo lustro, pero las internas están bajo tensión. Escocia celebrará un referéndum sobre la independencia del Reino Unido y el gobierno británico ha prometido otro referéndum sobre la continuidad de todo el país en la UE. Los resultados de esas votaciones pueden repercutir en otras regiones con movimientos independentistas, como Cataluña, o en países con grupos políticos que sugieren la salida de la UE, como Holanda o Francia. “Tras la formación de la próxima Comisión, el tema central de los próximos meses será la relación con Reino Unido”, vaticinan fuentes diplomáticas. El Gobierno de Cameron pretende renegociar el estatus de su país en la UE, un deseo que el resto de socios parecen dispuestos a atender siempre y cuando Londres renuncie a frenar la integración de la zona euro, en particular, en temas de supervisión financiera.

Rusia

La tensión con Rusia domina la política internacional de la UE y seguirá haciéndolo tras el 25-M. En la cena del martes, 27 de mayo, además de evaluar los resultados de las elecciones europeas, los gobiernos de la UE debatirán sobre su relación con el Kremlin. Sobre la mesa, un plan con nuevas sanciones si Rusia sabotea las elecciones en Ucrania, que también se celebran este domingo.

La tercera fase de esas sanciones puede incluir desde la restricción a la importación de productos rusos como diamantes o caviar hasta prohibir que las empresas europeas inviertan en Rusia, según un documento confidencial de la Comisión Europea al que ha tenido acceso CincoDías.

Bruselas ha evaluado el impacto de esas medidas en cada uno de los socios de la UE. Y mantiene consultas con las capitales europeas sobre las posibles repercusiones de esas medidas si llegase el momento de aplicarlas. La preparación del plan se ultima también con vistas a la cumbre que el G-7 celebrará el 4 de junio en Bruselas, una reunión convocada para visualizar la expulsión de Rusia del G-8.

Francia: Le Pen acorrala a gobierno y oposición

A nivel europeo, los avances de la extrema derecha no parecen suficientes para bloquear el funcionamiento del Parlamento Europeo. Según los sondeos, esas formaciones podrían obtener como mucho una quinta parte de los escaños. Pero se trata de un grupo tan heterogéneo que lo más probable es que no hagan un frente común en el hemiciclo de Estrasburgo. En Francia, sin embargo, el 25-M puede suponer el asentamiento definitivo de Marine Le Pen como alternativa de poder. La líder del Frente Nacional ha convertido el partido que “heredó” de su padre en una formación con vocación de llegar a capas muy amplias de la población, aprovechando el deterioro del partido socialista en el poder y la descomposición de la derecha (UMP) tras la derrota de Nicolas Sarkozy en las presidenciales de 2012. Los sondeos indican que el Frente Nacional multiplicará por cuatro el porcentaje de votos que obtuvo en las elecciones europeas de 2009 (6,3%) hasta convertirse en la fuerza más votada. Le Pen parece haber cautivado a una parte del electorado con propuestas contra el euro y la inmigración. Su ascenso ha acorralado tanto al presidente Francois Hollande, cuya popularidad está en mínimos, como a la derecha tradicional, que podría recurrir a Sarkozy para intentar frenar a Le Pen en las próximas elecciones nacionales.

Grecia: la gran coalición se tambalea

Berlín, la Comisión Europea y hasta las agencias de calificación han puesto su granito de arena en las últimas semanas para intentar que el gobierno griego de Antonis Samaras evite un batacazo irreversible en las elecciones municipales y europeas que afronta este fin de semana. Los socios europeos han aflojado la presión sobre Atenas, han dado luz verde al desembolso de otro tramo del rescate (8.300 millones de euros) y han aceptado que Samaras destine 524 millones de euros a programas sociales. El viernes, además, la agencia Fitch mejoró ligerísimamente la calificación de la deuda griega.Aun así, los sondeos colocan al partido del primer ministro, Nueva Democracia (PP), en segundo lugar, por detrás de la coalición de izquierdas Syriza. Y anticipan el hundimiento, tal vez irreversible, de su socio de gobierno, los socialistas del PASOK, que en las europeas de 2009 lograron casi el 37% de los votos y ahora podrían quedarse en torno al 6%. Si los sondeos se confirman y Syriza aventaja en cuatro o seis puntos a Nueva Democracia, la izquierda intentará forzar unas elecciones anticipadas. Y si no, puede esperar hasta las elecciones presidenciales de 2015, unos comicios que podrían darle la llave para bloquear el nombramiento del presidente, en cuyo caso la Constitución griega prevé que se disuelva el Parlamento.

Reino Unido: Cameron se queda en tierra de nadie

El primer ministro británico juega fuerte, pero corre el riesgo de perder sus apuestas más arriesgadas. David Cameron abandonó el Partido Popular Europeo para contentar al voto euroescéptico de los tories, pero el Ukip, formación partidaria de abandonar la UE, parece haberle la ganado la partida en las elecciones europeas (celebradas en Reino Unido el jueves 22 de mayo, aunque los resultados no se conocerán hasta el 25 de mayo). El 25-M puede dejar en una delicada situación al gobierno de coalición que Cameron mantiene con los liberales, hundidos también en los comicios europeos. Y complicar la recta final hacia el referéndum sobre la independencia de Escocia, que se celebrará dentro de cuatro meses. Para colmo, David Cameron ha prometido un segundo referéndum, éste sobre la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea, si gana las próximas elecciones generales. El resto de la UE observa con preocupación las peligrosas maniobras de Cameron, que ha perdido incluso a los tradicionales aliados del Reino Unido en Europa del Este. El líder conservador solo parece contar con el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel. Ese apoyo le resultará imprescindible si quiere evitar una Comisión Europea de perfil federal, como la que proponen los principales aspirantes a presidirla (Jean-Claude Juncker y Martin Schulz).

Ucrania: las urnas pueden dividir aún más al país

Al menos 16 personas murieron el jueves en el este de Ucrania, víctimas de una tensión política que, según la Comisión Europea, responde a los intentos de “desestabilizar la situación en vísperas de las elecciones” presidenciales dl 25 de mayo. Los comicios, que el gobierno de Kiev ha hecho coincidir con las elecciones al Parlamento Europeo como símbolo de su intención de estrechar lazos con Bruselas, amenazan con desgarrar a un país dividido desde la caída del gobierno de Yanukovich el pasado mes de febrero. Tanto la Unión Europea como EE UU consideran imprescindible que se lleven cabo la votación. Y han advertido a Rusia que adoptarán represalias comerciales si intenta abortar la votación o restarle legitimidad.Los máximos aspirantes a la presidencia de Ucrania son el ex ministro de Exteriores y magnate de la industria chocolatera, Petro Poroshenko, y la ex primera ministra Yulia Timoshenko. Si ningún candidato logra la mayoría suficiente, deberá celebrarse una segunda votación, el 15 de junio, entre los dos más votados.Cualquiera que sea el elegido afrontará una complicadísima situación política y económica. Primero, porque en el Parlamento (Rada) sigue presente el partido de Yanukovich. Y segundo porque Rusia amenaza con cortar el gas a primeros de junio si Kiev no paga la factura por adelantado.

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