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Ramón Almendro, director general de Boston Medical Group

“La disfunción eréctil es el reflejo de una patología mayor”

La empresa cuenta con 16 clínicas en España y crece en ingresos a un ritmo del 10% anual Atienden unas enfermedades en las que se tarda de mediacuatro años en acudir a un profesional

PABLO MONGE
Alfonso Simón Ruiz

Boston Medical Group cumple 10 años en España. Esta empresa, especializada en sexualidad masculina, fue creada en 1996 por el peruano Allan Hennings, que sigue manteniendo el 100% de la propiedad de las clínicas de ocho países: México, Estados Unidos, España, Colombia, Perú, Argentina, Brasil y Australia.

En España, el director general es Ramón Almendro (Madrid, 1975), licenciado en Marketing por ESIC y con un Executive MBA de IESE. La compañía cuenta con 16 clínicas en el país, sin franquicias, de las que 10 son espacios subarrendados a hospitales privados. Tienen 50 empleados y en esta década han atendido a 60.000 pacientes. “Estamos creciendo al 10% anual”, explica Almendro. “Somos una empresa relativamente joven, que creció de forma exponencial, y ahora estamos en una época de consolidación de procesos”, así que descarta abrir nuevas consultas. “Lo que tenemos es suficiente para atender la demanda en cada una de las provincias”, ya que al menos hace falta una población urbana superior a los 300.000 habitantes para tener rentabilidad.

Boston Medical Group, a pesar de ser una compañía pequeña, es relativamente conocida, ya que sus campañas publicitarias aparecen constantemente en diferentes medios de comunicación. Esta exposición constante tiene una explicación: “Estamos en un sector, que es el de la sexualidad masculina, en el que el boca a boca no funciona demasiado bien. A un paciente con eyaculación precoz le cuesta asumir que tiene una patología. Ocurre lo mismo con la disfunción eréctil. De hecho, un paciente tarda una media de cuatro años en asumir que tiene un problema y acudir al especialista. Se estima que solo el 20% se tratan”.

Sin ser un maestro del tantra

El paciente con eyaculación precoz va de los 20 a los 35 años. Las causas suelen ser “una conducta mal aprendida y factores orgánicos”, cuenta Almendro. “Muchas veces se ve en la consulta que el paciente es ansioso y nervioso”, añade.

Para detectarlo, ya no se mide en tiempo. “Ahora se define como el control del reflejo eyaculatorio. Más o menos tienes un control de cuándo quieres eyacular. No se trata de que seas un maestro del tantra, pero que sí decidas cuándo quieres terminar la relación”. El tratamiento pasa por ejercicios y, en algunos casos, por fármacos antidrepresivos.

Asegura que las compañías Pfizer, Bayer y Lilly han sido las que concienciaron a la población de la solución a estos problemas (cuando apareció, por ejemplo, el Viagra). “Aun así, sigue siendo un tema tabú. La eyaculación precoz es aún más desconocida, porque no hay laboratorios que hayan empujado tanto para socializar la patología”.

La razón de ser de esta empresa se basa, aparte de la especialización, en otra premisa: “Nuestra experiencia es que estas patologías no se cuentan al médico de cabecera. Los pacientes no se suelen sentir cómodos al hablar sobre sus problemas de sexualidad, no hay un entorno de confianza”. Según comenta, a partir de los 45 años, uno de cada dos hombres puede tener algún grado de disfunción eréctil. Respecto a la eyaculación precoz, uno de cada tres puede sufrirla. Estas son las dos patologías que tratan mayoritariamente.

Respecto a la disfunción eréctil, el 60% de los casos que reciben, en el 80% de las ocasiones tiene un origen orgánico y el resto es psicológico. “La disfunción eréctil es un reflejo de una patología mayor. Es una enfermedad centinela. Cuando hablamos con los pacientes, les decimos que es importante que vayan también a su médico, independientemente de que quieran recuperar su vida sexual. Normalmente es el reflejo de un colesterol que no está controlado, una hipertensión o diabetes”.

La edad no es causa

Asimismo, atienden a operados de próstata y por efectos de algunos medicamentos. “La edad en sí no es una causa. Lo que ocurre es que cuanto más mayores nos hacemos, aparecen ciertas enfermedades y se toman medicamentos que influyen”, expone. Y se tarda en ir al médico. “Primero se le suele achacar al trabajo, al estrés o a que ya no le atrae la pareja”. ¿Y es cierto que el estrés pueda causar este problema? “Afecta, porque todo lo que genere adrenalina estrecha el flujo de sangre que entra en el pene. De hecho, la disfunción eréctil psicógena viene de ahí. El fallo me produce ansiedad, estrés, me genera adrenalina y vuelvo a tener problemas que me meten en un círculo vicioso en el que cuanto más fallo más adrenalina se genera”. Pero esta enfermedad también afecta a la pareja sexual: “No es una patología que se sufra solo. Hay inseguridad de la pareja, sobre si ya no le atrae o si hay otra persona”. “Recomendamos que los pacientes vengan acompañados por sus parejas. A veces vienen porque se han quedado sin pareja o porque están retomando una relación. Muchos lo afrontan a partir de los 50 años, cuando queda por delante mucha vida”, relata.

Los fármacos Viagra (de Pfizer, aunque ya hay genéricos de este medicamento), Levitra (Bayer) y Cialis (Lilly) son los más usados para disfunción eréctil. “En la mayoría de los casos no es una curación, sino que se convierten en pacientes crónicos. Están los tratamientos en primera línea, que son los fármacos por vía oral. En segundo caso, si no funcionan, se pasa a los vasodilatadores locales, que son inyecciones intracavernosas en el pene. Y ahora tenemos una nueva terapia combinada con los fármacos, que es la de ondas de choque de baja intensidad, la menos invasiva de todas. Finalmente, está la prótesis peneana”.

Aunque en Boston Medical Group no hacen cirugías ni realizan investigación. “Nos gusta utilizar técnicas con los pacientes que estén 100% aprobadas y reconocidas por la comunidad científica. Somos conservadores a la hora de ofrecer tratamientos. No experimentamos con nuestros pacientes”, añade.

En algunos foros de internet se pueden ver críticas a Boston Medical Group, como el excesivo uso de inyecciones intracavernosas, a un precio por encima de los 1.000 euros, un tratamiento que es gratuito en la sanidad pública. “Cuando no se responde a ese tipo de tratamiento de fármacos, están las inyecciones. Depende del médico y del paciente sobre cuándo administrarlas. Las pastillas tienen la desventaja de que no siempre funcionan y las inyecciones funcionan el 100% de las veces”, contesta Almendro. “Es verdad que internet es el altavoz de algún paciente, no somos perfectos, y la competencia aprovecha este medio”.

Además, se ha criticado que haya casos en que sus pacientes acaban en urgencias con erecciones prolongadas: “Es una complicación muy extraña, ocurre en menos del 1% de los casos. Con cualquier tratamiento farmacológico, sea inyecciones o pastillas, uno de los efectos indeseados es una erección de más de cuatro horas, el priapismo. Tenemos un servicio de atención de 24 horas los siete días de la semana, para que se ponga en contacto con nosotros, porque si sigue unos pasos se resuelve en una o dos horas”.

Respecto a sus profesionales, indica que desde la primera consulta, a 95 euros, siempre atiende un facultativo. “Es verdad que no son urólogos, son de medicina general, porque no nos metemos en cirugías ni causas mayores. El urólogo tiene conocimientos más amplios: opera cáncer de próstata, riñones... Nuestros médicos son solo expertos en sexualidad masculina”, describe.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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