_
_
_
_
_
Estafas

Así actúan los chiringuitos financieros: cómo evitar caer en sus tentáculos

Getty Images

¿Quiere ganar 8.000 euros al mes en la Bolsa para comple­mentar su sueldo?”. “Nuestros inversores consiguen retornos del 100% en cuestión de minutos”. “Invertir con nosotros cambiará su vida”. Son ejemplos de anuncios en medios de comu­nicación de chirin­guitos financieros, empresas que ofrecen servicios de inversión sin estar autoriza­das por el supervisor de los mercados; en España, la CNMV. Son estafadores que utilizan estrategias de todo tipo para sacar el dinero a incautos, con mensa­jes que apelan a las emociones, a la avari­cia, a certezas y garantías que no existen.

Hace unos días, el 10 de marzo, la Audiencia Nacional condenóGermán Cardona Soler, conocido como el Madoff español, a más de 13 años de prisión por una estafa piramidal con la que defraudó 350 millones a 180.000 personas de 2007 a 2010. Los seducía con la promesa de alta rentabilidad en el mercado de divisas. El dinero terminaba irremediablemente en el bolsillo del estafador.

Los timadores son profesionales, sin escrúpulos, disparan a sus víctimas con promesas imposibles. Existen personas más vulnerables, y los ladrones financieros ponen precio a sus cabezas: pagan elevados precios por las bases de datos que revelan sus nombres.

La CNMV tiene un buscador de entidades con el listado de las firmas autorizadas.Si el nombre de la entidad no está allí, no cuenta con el bene­plácito para operar. Es más, si es un chiringuito identificado, el buscador lo revelará. Las advertencias pueden consultarse en otro apartado de la web y existe una base de datos específica que muestra las entidades que están en la lista negra. El teléfono de atención al inversor (902 149 200) está disponible para cualquier duda y también existe un formulario de consulta online. El año pasado, el supervisor recibió 381 consultas, en línea con el número de 2015.

El perfil real de las personas que pueden ser el objetivo de un fraude es el de un varón con buena formación académica

La CNMV lanzó 35 advertencias en 2016 y otros de la UE realizaron 424. Desde 2006, los avisos en España suman 228 y en los 28 países de la Unión, más de 4.000. “Las pérdidas derivadas del fraude en la inversión causan un importante daño tanto finan­ciera como emocionalmente a los inversores”, sentencia en un informe Iosco, la organización de las comisiones de valores de 115 países. Los estafadores financieros son una lacra contra la que se han rebelado todos los vigilantes de todo el planeta.

Estas son las características de las víctimas, las tácticas de persuasión, los tipos de estafas, las claves para no caer en sus redes, las armas de la CNMV y la ofensiva que esta ha puesto en marcha. 

El Retrato robot

Las encuestas realizadas por varios de los 38 supervisores que forman el comité de inversores minoristas de Iosco, entre ellos la CNMV, revelan que el perfil real del estafado por un chiringuito está muy lejos del de una persona con bajos conocimien­tos financieros o del estereotipo de un individuo aislado, frágil e ingenuo. Al contrario. “Suele ser un hombre, de mediana edad, casado y con una buena formación académica”, señala Iosco. Más aún, en Estados Unidos, la Finra, la organización que autorregula el sector financiero allí, ha detectado que el objetivo eran los varones entre 55 y 65 años con conocimientos financieros por encima de la media, con un título universitario y que actúan de forma independiente en la toma de decisiones.

El supervisor español ha lanzado más de 200 advertencias en los últimos 10 años, mientras que el número de avisos en la Unión Europea supera los 4.000

El propio Josep Borrell, que fue un destacado dirigente del PSOE y consejero de Abengoa, cayó en los tentáculos de una plataforma dedicada a saquear inversores. El también expresidente del Parlamento Europeo perdió 150.000 eu­ros al confiar su dinero a una falsa ofici­na de trading online que desapareció de repente sin dejar ni rastro.

Sin embargo, en España no existe un retrato robot concreto de víctima, aunque fuentes conocedoras del problema apuntan a un perfil dual. Por un lado, personas mayores sin gran formación, pero con patrimonio y ahorros. Por otro, jóvenes con conocimientos bursátiles.

El vigilante estadounidense (SEC) dispone de un decálogo que advierte que la afinidad étnica o religiosa es otro gancho habitualmente utilizado por los estafadores. Se introducen en una determinada comunidad y sitúan en su diana la hucha de personas mayores.

Tácticas de persuasión

La fórmula más habitual es la llamada de teléfono con técnicas de venta de alta presión o el correo electrónico. Una vez que ha picado el anzuelo, la víctima es acosada. Recibe llamadas incluso varias veces al día en las que se le conmina a invertir bajo la amenaza de perder una oportunidad única de inversión.

Son cinco las técnicas que siempre o casi siempre utilizan. Ofrecen riquezas fantasma: prometen alcanzar una fortuna increíble; dan credibilidad, pues se hacen pasar por expertos o dicen formar parte de un negocio reputado; utilizan el consenso social, se promocionan con el hecho de que otros miembros de la comunidad o el grupo están invirtiendo; y crean la falsa impresión de urgencia, al asegurar que la oferta es limitada.

Fuentes conocedoras de estas técnicas indican que los chiringuitos utilizan bases de datos de personas susceptibles de caer en sus redes. Así ocurrió con la eafi Dracon, creada por Sara Pérez Frutos y que fue multada con 1,88 millones por el supervisor español. Esta firma estaba registrada, pero la CNMV revocó su autorización en 2012 al detectar un torrente de irregularidades en su operativa. Provocó pérdidas de 12 millones de euros a más de 500 inversores, y muchos de ellos son, hoy por hoy, llamados por otras firmas con una cantinela similar.

Emplean anuncios en prensa, foros de internet, incluso convocan jornadas formativas o colaboran con medios de comunicación. “Convocan a personas mayores con la excusa de ponerles un documental y después los atacan. Arrancan suave y a continuación lanzan un fraude masivo: es una escalada”, dice una fuente que conoce su modo de actuar.

Tipos de estafas

El esquema Ponzi –en el que los inte­reses se abonan con las aportaciones de nuevas víctimas– y otras variaciones de este sistema piramidal son los más utilizados. El pago de comisión por adelantado también es muy recurrente; en este tipo de fraude, se solicita al inversor que abone una comisión antes de recibir el activo financiero en cuestión. Las opciones binarias y derivados apalancados sobre el mercado de divisas o warrants son reclamos de webs no autorizadas para ofrecerlos. Otra técnica es inflar el precio de las acciones de una empresa diminuta con la difusión de noticias positivas. Una vez que el precio se ha disparado, los estafadores venden las acciones y dejan atrapados a los inversores. Los ladrones ofrecen –prácticamente garantizan– ganancias exorbitantes sin riesgo.

Las armas de la CNMV

El supervisor español acaba de lanzar un plan contra los chiringuitos. Recopilará una vez al mes los nombres de las entidades advertidas y los difundirá a los medios de comunicación y en sus medios propios”. La unidad del vigi­lante de los mercados especializada en este tema, que cuenta con unas 10 personas, monitoriza de forma activa páginas web sospechosas y redes sociales como Facebook y Twitter –una técnica que utilizan otros supervisores, como la FCA británica–, además de actuar tras recibir chivatazos en atención al inversor. La CNMV entonces comienza su protocolo, con el objetivo de que esa entidad o esa persona deje de actuar. La primera misión es frenar la sangría, después se tomarán las medidas sancionadoras. En Australia y Holanda, las autoridades envían cartas a las familias que habían sido víctimas para advertirles de cara al futuro.

“Cuando tengas 200.000 euros podrás sacar el dinero”

Stockscall era un chiringuito financiero que tenía su call center a unos metros de la redacción de CincoDías, en la calle Albasanz de Madrid. Varios testimonios de afectados dieron la voz de alerta y, tras comunicarlo a la CNMV, este periódico publicó un reportaje el pasado noviembre sobre esa firma, con sede en Sofía (Bulgaria) y que ofrecía inversiones ganadoras a través de opciones binarias, entre otros productos. El supervisor la incluyó días más tarde, el 5 de diciembre, en su lista de entidades sin autorización.

Los testimonios revelan a la perfección el modus operandi de un chiringuito financiero al uso. Antonio (nombre ficticio), uno de los contactados por Stockscall, se puso el traje de espía para la ocasión. Recibió por vía telefónica una de esas ofertas demasiado buenas: invertir 5.000 euros en operaciones binarias “sin riesgo” a cambio de una comisión del 10% sobre los beneficios.

“Sé que tú no tienes ni idea; yo cuento con eso, con que los clientes de Bolsa entendéis de vuestro negocio, no de Bolsa. Yo te doy la compra”, afirmaba la teleoperadora. El cliente, que actuó como infiltrado, no había dado sus datos a la empresa fraudulenta, pero antes había sido captado por Dracon Partners, una eafi expulsada del registro de la CNMV en 2012.

En Stockscall le explicaron que las opciones binarias funcionaban como el alquiler de un piso, “pero son más seguras”. La actividad del local en el que recibieron a Antonio, que acudió con su DNI y una factura de la luz, era trepidante. El ruido era ensordecedor, los teleoperadores estaban delante de ordenadores con pantallas llenas de gráficos. Se asemejaba a la sala de negociación de un pequeño bróker.

Pedro (también nombre ficticio), un lector de este periódico de más de 70 años y que había trabajado como visitador médico durante toda su vida, llamó a la redacción para interesarse por el caso. La captación fue similar a la de Antonio. También había sido cliente por Dracon Partners y recibió una llamada sorpresa: “Sabemos que te gusta la Bolsa y que conoces las opciones binarias”, le espetaron. Después, llegó el cuento para trasmitirle credibilidad: “Somos una subsidiaria de ING y utilizamos su departamento de análisis”.

Le dijeron que le regalarían un bono de 20.000 euros que nunca ha llegado a ver, le prometieron que podría operar directamente desde su página web, “igual que en un banco”, y, eso sí, le cobraban las comisiones por anticipado. “Desde el año 69, yo compraba acciones, pero era otro mundo... Yo ahora tengo 73 años… Te pueden engañar como los trileros; crees que vas para arriba y vas para abajo. La próxima vez, si esto lo tuviera grabado... Yo no quería hacer esa posición, no sabía lo que firmaba, me enviaron 14 folios, me dijeron ‘fírmalos’, en lugar de léetelos”, se lamenta.

“Ellos te daban la orden y yo tenía que ejecutarla en cuanto me la decían”, relata. “¿Vas a hacer lo que yo te diga?”, le inquirían. “Les pedí que me dejaran de llamar, pero ellos seguían; al final el que paga las consecuencias soy yo”. “Ellos me dicen que hasta que no opere con 200.000 euros de volumen no puedes retirar el dinero”, añade.

“Cuando quise retirar el dinero, 9.000 euros en una ocasión y 8.000 euros en otra, me contabilizaron las retiradas del efectivo, pero nunca he recibido el dinero”, agrega. “Invertí 12.000 euros y ahora no sé ni lo que queda porque no puedo acceder a la información; en la cuenta no me dice el saldo que tengo por ningún lado”, explica.

Pedro asegura que, pese a todo, Stockscall continúa operando: continúan ofreciendo servicios, la última vez que hablé con ellos fue en febrero, hace un mes.

Más información

Archivado En

_
_