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Mercados

El resultado holandés relaja los tipos de la deuda

El bono español a diez años se ha acercado al 1,75% pero después ha vuelto a repuntar

Tras hacer máximo la semana pasada en el entorno del 1,9%, el resultado de las elecciones en Holanda, que alejan el temor al populismo, ha relajado a primera hora los costes del bono español a diez años. La derrota del euroescéptico y ultaderechista Geert Wilders ha permitido respirar al proyecto europeo y, de paso, a los tipos de la deuda, que las compras del BCE mantienen a raya. 

Así, el bono español a una década se ha acercado al entorno del 1,75%, con una caída de cinco puntos básicos sobre el cierre de ayer. La deuda italiana se relaja también cinco puntos (está aun así en el 2,2%)  y la de Portugal, seis. La mejora, en todo caso, no se centra solo en la periferia, aunque sí es más abultada. Los tipos de la deuda de Francia y Bélgica caen casi tanto como en España, y en Alemania se relaja levemente el bund. La deuda holandesa también mejora

La victoria de Wilders, más allá de sus ideas xenófobas, habría puesto en jaque un proyecto europeo ya muy condicionado por el Brexit, la brecha entre los países del Este y la llegada al poder de Donald Trump. Hoy el llamado Nexit (la salida de los Países Bajos de la UE) es un escenario extremadamente lejado y, sobre todo, Europa respira ante las elecciones francesas, rebajando la incertidumbre política que ha marcado los últimos meses. La falta de pulso de los partidos xenófobos, relfejada también en Alemania, aleja la perspectiva de una victoria de Marine Le Pen, que ha prometido un referéndum sobre la salida de Francia de la UE. Emmanuel Macron sigue siendo favorito y el inversor respira.

"El resultado peor de lo esperado cosechado por el Partido de la Libertad de Geert Wilders es una buena noticia para la zona euro", señala la economista global de Fidelity, Anna Stupnytska, que apunta no obstante que "aunque el desenlace es positivo para los mercados, parece inviable una coalición a tres bandas, por lo que probablemente se abra un largo periodo de negociaciones para formar gobierno". Explica también que, los mercados centrarán ahora su atención en Francia, "donde la candidatura de la ultraderechista Marine Le Pen plantea mayores riesgos. Pero, las elecciones holandesas de 2017 podrían ser recordadas como un punto de inflexión en el auge del populismo".

También tuvo que ver en la relajación de la deuda la reunión de la Reseva Federal (Fed). Más allá de la esperada subida de los tipos, Yellen aclaró que no tendrá el gatillo fácil para nuevas subidas: apunta a dos en lo que queda de año, tal y como esba previsto. Subidas temporales de la inflación por encima del 2% no desatarán alzas adicionales y la política seguirá siendo acomodaticia.

En otras palabras, no se prevé un cambio de paradigma en la Fed por más que Donald Trump se haya instalado, con cuenta de Twitter incluida, en la Casa Blanca. Eso implica que los tipos no subirán tan rápido, lo que explica la subida del euro y, también, la caída del tipo de la deuda.

John Bellows, gestor de Western Aseet, filial de renta fija de Legg Mason, sostiene que "al comunicar que sus perspectivas generales apenas han cambiado, es posible que la Fed haya decepcionado a los inversores que busquen indicios de un cambio más notorio en la postura de la institución". Por su parte, Rick Rieder, director de inversiones de renta fija mundial de BlackRock", el mayor riesgo en estos momentos es la posibilidad de que la política presupuestaria de EE. UU. resulte decepcionante frente a las expectativas del mercado".

No obstante, pasado el impacto inicial, las rentabilidad de la deuda española ha retomado la tendencia alcista de las últimas semanas, que le han ido acercando a la barrera del 2%. Así, a media mañana el bono repuntaba al 1,88%. Los expertos prevén recortes puntuales de los tipos como el registrado hoy, pero mantienen que la tendencia es al alza porque se va confirmando el proceso de normalización monetaria en EE UU, lo que podría replicar el BCE en unos meses. De hecho, los analistas han ido adelantando las previsiones de tapering y subida de tipos por parte del BCE.

Además, el Tesoro ha colocado 4.810,98 millones de euros, muy cerca del máximo previsto de 5.000 millones de euros, en una nueva subasta de bonos y obligaciones en la que ha elevado los tipos de interés en las cuatro referencias subastadas este jueves.

El apetito inversor de los mercados por los títulos de la deuda pública española no ha disminuido y la demanda ha superado ampliamente lo colocado en los mercados, tras alcanzar los 7.086 millones de euros, en un momento en el que la prima de riesgo española permanece estable en el entorno de los 140 puntos básicos.

En concreto, el organismo ha vendido entre los inversores 1.667,57 millones de euros en el bono a cinco años, a un tipo de interés marginal del 0,568%, más elevado que el 0,499% de la puja celebrada el pasado 2 de marzo. La demanda, en este caso, ha superado los 2.400 millones de euros.

Por su parte, en las obligaciones a diez años, que vencen en 2026, el Tesoro ha colocado 1.393,94 millones de euros y también ha elevado el tipo marginal desde el 1,463% ofrecido en la subasta previa hasta el 1,694% actual. Las peticiones de los inversores para esta referencia se han colocado por encima de los 2.100 millones.

En las otras dos referencias emitidas este jueves, la obligación a quince años, que vence en 2028, y la obligación a 30 años, con plazo de vencimiento en 2046, el organismo ha subastado 1.075,48 millones y 674 millones, respectivamente.

En ambos casos ha elevado el interés marginal, que se ha situado en el 1,954% en la referencia a quince años, frente al 1,909% anterior; mientras que a 30 años, el Tesoro ha ofrecido una rentabilidad marginal del 3,054%, también más elevada que el 2,774% previo. En los dos casos la demanda ha superado lo finalmente colocado en los mercados, con peticiones por 1.430 millones en la referencia a 15 años y 1.054 millones en la de 30 años.

Con la subasta de este jueves, el organismo dependiente del Ministerio de Economía cierra las emisiones del mes de marzo y no volverá a los mercados hasta abril, de manera que la siguiente emisión se celebrará el 4 de abril, con una primera puja de letras a seis y doce meses, a la que le sucederá otra el día 6, de bonos y obligaciones.

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