Iberdrola culmina la primera fase de su parque eólico en Alemania

El grupo que preside Ignacio Galán está cumpliendo el guión del proyecto, que supone una inversión de 1.500 millones. Los jackets llegaron desde los astilleros de Navantia en Fene (Ferrol) y de las gradas de Bladt en Lindo (Dinamarca). Iberdrola los almacenó en tierra, en los muelles de Mukran-Sassnitz, en la isla alemana de Rügen

Posteriormente, una flota de 20 buques los trasladó a 35 kilómetros de la costa para anclarlos a más de 40 metros de profundidad. Navantia suministró 29 de esos equipos, además de la subestación Andalucía, construida en los astilleros de Puerto Real (Cádiz).

Ahora le toca el turno a las turbinas. Adwen, filial al 100% de Gamesa, comenzará a partir de este mismo mes el traslado de estos equipos, que se colocarán sobre las jackets. Adwen ha producido las palas en su centro de Stade y las nacelles y torres en el de Bremerhaven, ambos en Alemania.

La logística hasta Mukran-Sassnitz de estos aerogeneradores, de gran tamaño para generar hasta 5 MW por unidad, será complicada. Pero no hay tiempo que perder, puesto que Wikinger tiene que estar operativo a finales de año. Su capacidad de 350 MW atenderá la demanda de energía de 350.000 hogares en Alemania y evitará la emisión a la atmósfera de 600.000 toneladas de CO2.

Iberdrola, durante la concesión de la explotación de Wikinger durante ocho años, negoció con las autoridades de Berlín una tarifa regulada de 190 euros por MW. A partir del 1 de enero de 2018, el Gobierno de Angela Merkel, que este año se enfrenta a unas elecciones generales, aplicará nuevas tarifas a los parques de eólica marina que no hayan entrado en actividad antes del primer día del próximo año.

La multinacional española ha encargado a su Dirección General de la Energía la comercialización en Alemania de la generación eléctrica de Wikinger.