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Fiscalidad

CEOE sobre la subida fiscal: "un desprestigio absoluto para España"

Rosell abandona la tibieza mostrada antes este incremento impositivo El REAF señala que el margen para elevar la recaudación es escaso

Radiografía del impuesto sobre sociedades
Alejandro Meraviglia

La tibieza que el presidente de la CEOE, Juan Rosell, había mostrado antes las últimas subidas fiscales –y que miembros de su junta le habían reprochado– desapareció ayer. El líder de la patronal aseguró que los cambios en el impuesto sobre sociedades suponen “un desprestigio absoluto de la marca España”. Preguntado por si realmente esta medida ha hecho tanto daño a las empresas, Rosell insistió en calificarlo como desprestigio es algo que “ha pensado y que es lo que quería decir”.

En su opinión, el Gobierno ha legislado “cuando el partido ya ha empezado e incluso está a punto de terminar”. Esto genera, según ha dicho, una inseguridad jurídica a las empresas que, sobre todo, aleja de España la inversión extranjera. “A las empresas de fuera, cuanto menos les expliquemos esto mejor”, se ha lamentado.

Lo que Rosell dice que no se debe contar son las medidas que incluye el real decreto que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 2 de diciembre y que el Congreso convalidó la semana pasada endureció nuevamente la posibilidad de compensar las bases imponibles negativas, una medida que ya se aplicó en 2013. La reforma fiscal que aprobó el Gobierno a finales de 2014 contempla que esta restricción se suprimiera este año, una medida que al final no ha tenido ningún efecto porque el Ejecutivo ha dado marcha atrás antes de que acabe el año.

El otro gran cambio y que más críticas ha generado es la decisión el Gobierno de obligar a imputar en la base imponible la deducción del deterioro de cartera aplicado en años anteriores, incluso si no se ha registrado una recuperación de la inversión. La medida entra en vigor ya en 2016 y la normativa contempla la reversión de la deducción a tenor de un 20% durante los próximos cinco años.

Así, las empresas han visto como todas sus previsiones de cierre del año quedaban desbaratadas ante un cambio normativo aprobado en el último mes del año y sin que haya existido un debate previo. del 20% durante los próximos cinco años. Según las previsiones Hacienda, la limitación de las bases imponibles negativas permitirá recaudar 2.220 millones el próximo año y la obligación de tributar por el deterioro de cartera sumará otros 2.000 millones. Una tercera medida, con menor impacto, es que las pérdidas en las transmisiones de entidades participadas dejarán de estar exentas en la misma medida en que las plusvalías tampoco tributan.

El Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) alertó ayer de que exigir demasiado al impuesto de sociedades en un contexto en el que la mayoría de las empresas presenta pérdidas puede resultar contraproducente. “Corremos el riesgo de matar a la vaca”, señaló el economista Jesús Quintas. El órgano especializado del Consejo General de Economistas presentó un informe para evaluar la situación actual del impuesto, su homologación en el marco internacional y posibles mejoras.

El presidente del Consejo General de Economistas, Valentí Pich, defendió que el estudio avala que el impuesto sobre sociedades es totalmente homologable al resto y lamentó que se haya extendido la idea de que se trata de un tributo que aporta pocos recursos. Los últimos datos de Eurostat destacan que la recaudación del impuesto sobre sociedades el año pasado alcanzó el 2,4% del PIB frente al 2,5% de la medida europea. Luis del Amo, secretario técnico del REAF, criticó que se ponga como referencia de recaudación el ejercicio 2007, cuando los ingresos alcanzaron los 44.800 millones y rebasaron el 4% del PIB. Señaló que esa cifra resultó extraordinaria y que lo normal es que la recaudación se mueva en torno a los 25.000 millones.

El REAF se mostró cauto a la hora de abordar las últimas medidas, que calificó de bruscas y reconoció que mermaban la confianza legítima de las empresas en la medida en que se han aprobado a pocas semanas del cierre del año y con efecto para el conjunto del ejercicio. La organización de economistas asesores fiscales salió al paso de las voces que critican que el tipo efectivo que pagan las grandes empresas en el impuesto sobre sociedades encuentra muy por debajo del nominal. Actualmente, en torno al 10%. Sin embargo, recordó que se suele omitir que buena parte de las ganancias de las sociedades cotizadas procede del exterior y ya ha pagado impuestos en origen. Ello hace que el gravamen efectivo calculado sobre los beneficios mundiales arroje cifras relativamente pequeñas.

El estudio resalta que el impuesto de sociedades recae sobre pocas empresas. De hecho, solo el 30% de las 1,4 millones de compañías sujetas al impuesto sobre sociedades declaró bases imponibles positivas. El resto registró pérdidas o figuraba como inactiva. Según las cifras recabadas por el estudio, 773 empresas recaudan el 90% del impuesto. Pich resaltó que la capacidad para exigirle más a este impuesto es limitada si se tiene en cuenta que España se caracteriza –y este es uno de sus problemas– por el tamaño pequeño de sus empresas.

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