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Tribuna
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¿Por qué invertir en China?

Estamos siendo testigos del surgimiento de una nueva cultura de consumo en este país, impulsada por un cambio demográfico

El consumo en China se está expandiendo rápidamente, y es este sector el que presenta actualmente las opciones de inversión más atractivas. Estamos siendo testigos del surgimiento de una nueva cultura de consumo en este país, impulsada por un cambio demográfico: la mitad de la población china ha nacido después de los 80 y en 2020 alcanzará dos tercios del total. La forma de consumo de este colectivo está reformando China a nivel político, económico, empresarial y social. Esta generación creció en un tiempo de estabilidad y prosperidad sin precedentes y tiene confianza y dinero para gastar en su propio bienestar, realización personal y entretenimiento.

China es, sin duda, un desafiante mercado por explorar. Invertir en China no solo requiere capacidad de análisis y experiencia, sino también una mente astuta respecto a los movimientos políticos. Asimismo, es necesario un entendimiento global de la naturaleza verdadera del inversor chino, el 95% de los cuales son particulares. El inversor particular en China suele dejarse llevar por las informaciones y tiene poca tolerancia a la volatilidad. Cualquier noticia, confirmada o no, puede causar un impacto significativo y agudo en los mercados. Lo que pasó en 2015 y 2016 es un ejemplo típico de la velocidad a la que pueden moverse.

La mayoría de los inversores no olvidarán 2015. Los mercados de valores chinos experimentaron dos movimientos abruptos: una subida imponente seguida de una dramática caída libre. Entre julio de 2014 y junio de 2015, el Shanghai Composite Index se incrementó más de un 130% y el entusiasmo de los inversores se volvió irrefrenable. Sin embargo, desde el punto de vista macroeconómico, no había mejoras significativas en los indicadores subyacentes: el IPC estaba alrededor del 1,5%, causando temores inflacionistas, el IPP (Índice de Precios del Productor) estaba en negativo desde marzo de 2012 y el PMI (índice de precios de gestores de compra) rondaba los 50 puntos, lo que todavía no confirmaba ningún tipo de recuperación.

¿Qué había entonces detrás de esta subida? Está claro que el exceso de liquidez siempre ha echado leña al fuego de la especulación. A finales de 2014 se aprobó la legislación que permitía pedir financiación para la compraventa de acciones, lo que facilitó a los operadores colocar sumas aún mayores en Bolsa. Al mismo tiempo, el número de participantes en los mercados también se incrementó tremendamente: en 2015, las cuentas activas frente al total eran un 60% (la mayoría de inversores particulares), frente a solo el 36,6% de 2013 y el 42% de 2014.

"El inversor particular en el país asiático suele dejarse llevar por las informaciones y tiene poca tolerancia a la volatilidad"

Pero los cuentos de hadas no duran para siempre. La gran actividad y la aparente negación del riesgo de los inversores atrajeron finalmente la atención de las autoridades. En junio, se anunció una restricción repentina en la financiación para invertir en mercados. Este movimiento detuvo instantáneamente la locura y dio lugar a un enorme volumen de ventas: el Shanghai Composite Index perdió un 50% en los tres meses posteriores. Pero donde hay ganas de especular, se encuentra un camino. Las inversiones se desplazaron a los mercados de futuros, sobre los que también las autoridades impusieron restricciones.

Se suele pensar, y con razón, que invertir en acciones requiere un conocimiento profesional y una experiencia considerables. El mercado chino es realmente volátil y está lleno de incertidumbres, pero siempre ofrece buenas oportunidades para invertir. El país está acometiendo reformas con el objetivo de que el crecimiento sea más equilibrado, inclusivo y sostenible. Donde más oportunidades de inversión están surgiendo es, precisamente, en los sectores a los que afectan estas reformas: defensa nacional, aeroespacial, el sector de nuevas energías, servicios médicos, información, inteligencia, tecnología, medios y telecomunicaciones.

Parece que las Bolsas chinas mostrarán la volatilidad en el corto plazo, pero deberían volver gradualmente a su tendencia habitual. Las inversiones temáticas y en empresas beneficiadas por el aumento del consumo dominarán los movimientos positivos en los mercados. En cuanto a la liquidez, es poco probable que el Gobierno chino impulse políticas de estímulo monetario o fiscal. A largo plazo, se espera que los precios en el sector inmobiliario se mantengan altos y los beneficios de la renta fija desciendan. A su vez, existe una opinión generalizada de que la renta variable, especialmente aquella que está infravalorada en sectores en rápido crecimiento, continuará ofreciendo mayores ventajas que otros activos.

La situación prevaleciente en 2015 fue negativa para los inversores a largo plazo y dañó la confianza del inversor. El exceso de liquidez, artificialmente creado, y la intervención gubernamental tuvieron un impacto muy negativo en la confianza de la mayoría de los inversores, locales e internacionales. Un periodo de exuberancia irracional, como aquel, supone en ocasiones la mejor puerta de entrada para los inversores inconformistas o a largo plazo, con una aproximación activa a lo que sigue siendo un campo fértil para los gestores de activos informados.

Peng Yao es gestor de fondos de renta variable de Union Bancaire Privée (UBP).

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