_
_
_
_
_
El Foco
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

De Ron a Saracho: los retos del Popular

La entidad está a tiro de OPA y debería intentar recuperar su posición como el banco con el mejor ratio de eficiencia

El ya expresidente del Banco Popular, Ángel Ron.
El ya expresidente del Banco Popular, Ángel Ron.EFE (EFE)

Popular es una entidad dedicada a uno de los segmentos más complicados para las entidades financieras: las pymes y las microempresas. He escuchado a muchos de sus altos ejecutivos históricos, como Francisco Fernández Dopico o Roberto Higuera, que la razón de ser de Popular es la banca de cliente, centrada en la eficiencia y con acusada política de gestión eficiente.

La sucesión del ya expresidente Ángel Ron se debe muy posiblemente a la bajada bursátil de la acción este año, muy vapuleada por la crisis inmobiliaria. Y esto creo se debe a un error claro: no haber pasado activos tóxicos a la Sareb, aún a costa de dejar entrar al Estado en su accionariado. La familia mexicana Del Valle ha terminado provocando la sustitución de Ron por otro ejecutivo con gran trayectoria profesional como Emilio Saracho, que ha sido vicepresidente de JP Morgan a nivel mundial y cuenta con amplia experiencia en movimientos bancarios como el de Bear Stearns o Chase Manhattan Bank en el pasado.

El cambio de presidente posiblemente ha sido forzado, debido a la resistencia del antiguo presidente a cualquier fusión sin adquirir el control de la misma desde el año 2011, momento en el que se produjo la fusión entre Banco Pastor y Banco Popular.

El equipo directivo había realizado tres ampliaciones de capital por un total de 5.450 millones de euros para cumplir con exigentes ratios de capital y con el regulador en general, teniendo en cuenta que cuando se anunció la sustitución del presidente, Popular valía en Bolsa menos de 3.500 millones de euros, lo que suponía una caída del 74% en Bolsa en lo que va de año, una de las mayores caídas de un banco de este tipo en el mundo.

"La sucesión ha sido forzado por la resistencia del presidente a una fusión sin adquirir su control"

Esto quiere decir que el banco lo ha pasado mal en los últimos tiempos y ha habido tensiones. No olvidemos que la entidad que ahora preside Emilio Saracho llegó a tener un valor en Bolsa de 17.000 millones de euros en 2007. Creo que cualquier fusión con cualquiera de los grandes –Santander, BBVA, Caixa o Sabadell– es acertada. La entidad resultante tendría unos activos de más de 500 millones de euros y eso provoca una mejor situación de capital, unas mejores economías de escala y menos dolor orgánico de reducción.

Pienso también que haber cerrado 200 de las 300 oficinas previstas ha sido complicado y ha alterado en el ambiente. A eso le sumamos unas pérdidas importantes en poco tiempo para los accionistas de referencia en el Consejo. Todo ello ha provocado la salida de un hombre tan carismático y hecho a sí mismo como es el caso de Ángel Ron.

Creo que Popular está a tiro de OPA y si yo fuese su nuevo responsable, intentaría recuperar su posición como el banco con el mejor ratio de eficiencia, no de España, sino del mundo, que ostentaba hace 20 años. Popular es de esas entidades calificadas por el regulador y el mercado como sistémicas, es decir, que no puede tener dificultades propias sin generar grandes dificultades en el sistema financiero en general. Por ello el supervisor debe de velar porque la entidad tenga futuro, aún a costa de admitir cambios tan importantes como este.

Emilio Saracho, ejecutivo con amplia formación en instituciones como IE Law School y UCLA (EE UU), tiene que conseguir cohesionar al Consejo de Administración, la propiedad del banco y a los pequeños accionistas. Los supervisores han depositado su confianza en este ejecutivo para mejorar la reputación y credibilidad del modelo de negocio, pasando de estar en los medios por multitud de rumores de fusión a proyectar un futuro lleno de retos como las fusiones o los obstáculos regulatorios y de mercado de primer orden. De hecho, se está estudiando evitar o limitar las operaciones de especulación en corto, evaluando quien está detrás de ellas, por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La gestión de su problema inmobiliario hacia un banco malo, como lo tiene planificado en la sociedad Sunrise –cuestión aprobada la semana pasada–, que quiere sacar del balance del banco una cantidad importante de dinero en activos tóxicos –más de 6.000 millones de euros en un primer paso, para después llegar a 12.000 millones más de ventas–, va a ser otro caballo de batalla para el nuevo presidente. También el mantenimiento de la solvencia, que la semana pasada conseguía un buen aprobado por el Banco Central Europeo en sus ratios de capital, superando ampliamente los mínimos exigidos por el regulador.

"La activa relación del nuevo presidente con el Santander y su relación con Botín pueden acercar posiciones"

Emilio Saracho, por su conocimiento sobre banca de inversión y gestión de activos, tiene un perfil adecuado para acometer el proceso de fusión que probablemente llevará en el futuro a Popular a unirse a otra entidad de primer nivel. Su activa relación con Banco Santander y su relación personal con Ana Patricia Botín podría acercar posiciones hacia esta entidad. Pero eso el futuro nos lo resolverá, más pronto que tarde.

Manuel Romera Robles es director del sector financiero de IE Business School.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_