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Proliferan las entidades que operan sin permiso

“Te voy a llevar de la mano, sé que no tienes ni idea de Bolsa”

El testimonio de un inversor revela cómo funciona el presunto chiringuito financiero Stockscall

Advertencias entidades no autorizadas
Belén Trincado

Cuando algo parece demasiado bueno para ser verdad, es que quizás no sea verdad. Una frase que, aunque en el mundo de la inversión a menudo queda en el olvido, es en este entorno donde se torna más real. A pesar de la labor de los supervisores europeos sobre las entidades que ofrecen a inversores particulares productos complejos, éstas siguen operando. A veces con permiso de reguladores más laxos, como el chipriota. Otras, directamente sin licencia.

Desde el año 2006, los supervisores europeos han advertido sobre casi 4.000 entidades de inversión, mientras que la CNMV ha publicado 218 avisos de plataformas peligrosas para el inversor en el espacio de su página web dedicado a ello (véase gráfico).

Solo este 2016, la CNMV ha publicado advertencias sobre 25 entidades diferentes que operan en España. El organismo que en breve presidirá Sebastián Albella advierte de modo preventivo de entidades sobre las que tiene indicios de que están operando sin permiso en un apartado de su web; el proceso sancionador, llegado el caso, es paralelo y mucho más lento. El organismo que agrupa a los supervisores de los mercados de todo el planeta, IOSCO, también dispone desde 2010 de una sección de alertas.

Antonio (nombre ficticio) recibió por vía telefónica una de esas ofertas demasiado buenas: invertir 5.000 euros en operaciones binarias “sin riesgo” a cambio de una comisión del 10% sobre los beneficios. “No te cobraremos ninguna comisión más”, le prometían. La entidad, Stockscall, se define a sí misma como una empresa de asesoramiento que posee una plataforma de venta de productos derivados cuya sede oficial está en Sofía (Bulgaria). Sin embargo, tiene un call center con más de 40 empleados en Madrid, según ha comprobado el propio Antonio, y carece de permiso alguno de CNMV ni del supervisor búlgaro de los mercados.

“Yo te voy a llevar de la mano en toda la operación, sé que tú no tienes ni idea; yo cuento con eso, con que los clientes de Bolsa entendéis de vuestro negocio, no de Bolsa. Yo te doy la compra”, afirmaba la teleoperadora. El cliente no había dado su número de teléfono, si bien anteriormente había sido captado por Dracon, la primera eafi a la que el organismo supervisor español retiró la licencia, y con la que Antonio perdió 12.000 euros. “La pagina web es www.Stockscall.com“, le explicaron. “Nosotros trabajamos exactamente igual que un banco. Te das de alta en la plataforma, te abres una cuenta con nosotros igual que si lo hicieras en tu banco con tus claves y todo y tu ahí cargas tu dinero y haces las compras; no se te cobra nada por comprar o vender, no hay ninguna comisión”.

Muchas de las prácticas de Stockscall descritas por Antonio encajan a la perfección con las tácticas de los chiringuitos que explica la CNMV en su guía, en tanto que se ponen en contacto vía telefónica sin que los clientes lo soliciten previamente, mantienen una apariencia de respetabilidad en persona y abusan de los tecnicismos para dar imagen de expertos y con el fin de abrumar a sus clientes. Así mismo, también supuestamente presionan a los clientes para que adopten decisiones inmediatas y ofrecen grandes beneficios con pocos riesgos en teoría.

La CNMV aconseja al inversor permanecer alerta siempre a la hora de determinar a quién confía su dinero, invertir solo en los productos que conozca evitando realizar inversiones en productos que sean desconocidos para él y exigir a las entidades con las que trabaje toda la información que considere hasta cerciorarse de que verdaderamente son dignas de confianza. Y siempre deben aparecer en los registros de la CNMV, ya sea como sociedad o agencia de valores, gestora de cartera o empresa de asesoramiento financiero (eafi). Tal y como ha demostrado el reciente caso del expresidente del Parlamento Europeo Josep Borrell que perdió 150.000 euros por culpa de una de estas entidades, no es complicado caer en las trampas de los chiringuitos financieros.

Tras una serie de llamadas insistentes, la operadora convenció a Antonio para que acudiera a la sede de Stockscall en la primera planta del edificio 75 de la calle Albasanz con una fotocopia de su DNI y una factura de la luz. Uno de los responsables de la entidad explicó en qué consisten las operaciones binarias: “el alquiler de un piso es igual, muy parecido pero esto es más seguro” resume. “Cuando fui a la sede, todo me parecía como un teatro, pero cuando me iba a ir, había tres personas que estaban esperando para abrir una cuenta con ellos”, relataba Antonio. La CNMV está al tanto de Stockscall, y ya se encuentra realizando las labores pertinentes.

Además de los clásicos elementos para cerciorarse de si la empresa que tenemos delante es o no de fiar como comprobar que no está autorizado por ningún organismo supervisor o la total reticencia de Stockscall a dar a conocer su auténtico lugar de emplazamiento, los términos y condiciones que refleja su página web también dan pistas.

“Al utilizar y acceder a nuestro sitio web, usted acepta sin limitación, todos estos términos y condiciones. Nos reservamos el derecho de cambiar estos términos y condiciones en cualquier momento. Cambiar estos términos y condiciones se producirá por la mera publicación de una nueva versión modificada de estos términos y condiciones en nuestra sitio web. Al utilizar nuestro sitio web, usted está de acuerdo de antemano que cada uso estará sujeto a los términos y condiciones aplicables en ese momento”.

Es decir, pueden cambiar las reglas del juego cuando quieran sin que el cliente pueda hacer nada. El resto de las páginas de las condiciones otorga a la sociedad derechos como poder cerrar la cuenta del usuario y con ello perder su dinero cuando Stockscall considere que la información proporcionada incluyendo el correo electrónico no es precisa o no está actualizada y cerrar a su voluntad cualquier cuenta en cualquier momento sin previo aviso, cerrar cualquier transacción y retirar o eliminar cualquier información o contenido.

Stockscall tiene, además, los fondos que entreguen los clientes a su completa disposición y puede rechazar solicitudes de retiro; es decir, puede negarse a devolver el dinero.

Stockscall se cubre las espaldas ante su eventual desaparición: “Estamos comprometidos a garantizar la continuidad de los servicios en el sitio. Sin embargo, no asumimos ninguna responsabilidad por cualquier error, omisión, supresión, interrupción, demora, defecto en la operación o transmisión, fallas en las líneas de comunicación, robo o destrucción o acceso no autorizado o alteración del sitio o los servicios”.

Lo repiten en varias ocasiones: “La vigencia del acuerdo será ilimitada; no obstante, nuestra empresa se le permitirá terminar el presente acuerdo en cualquier momento mediante notificación a usted. A partir de la terminación, no debe ser capaz de llevar a cabo nuevas operaciones”.

Los términos y condiciones recogen una cláusula que obliga a los clientes a indemnizar a Stockscall: “Usted se compromete a defender e indemnizar a nuestra empresa y de sus funcionarios, directores, empleados, y agentes y para mantenerlos a salvo de y contra cualquier y todo reclamo, responsabilidades, daños, pérdidas y gastos, incluyendo, sin honorarios y costos limitaciones razonables de abogados, que surjan de / o relacionados de alguna manera con su acceso a / o uso del Sitio o los Servicios; su violación de cualquiera de los términos de este Acuerdo; o su incumplimiento de cualquier ley o regulación aplicable”, sostiene Stockscall.

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