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Informe Spainsif

La inversión responsable se quintuplica en la crisis

La inversión socialmente responsable suma 169.359 millones de euros a cierre de 2015 Pese al incremento, la suma apenas supone el 1% del volumen total en Europa

Inversión responsable
Belén Trincado
Juande Portillo

La crisis ha transformado también la forma de invertir, potenciando modelos como el de la inversión socialmente responsable, o ISR, un intento por aportar valores morales y compromiso social a la búsqueda de rentabilidad cuya importancia crece año a año.

Así lo demuestran los informes bianuales presentados este miércoles por las asociaciones Eurosif y Spainsif, que ocupan de fomentar este tipo de inversiones a nivel europeo y español, respectivamente, elaborados con la colaboración de Cecabank.

La inversión socialmente responsable, o ISR, es una “inversión a largo plazo que integra los criterios ambientales, sociales y de gobernanza en el proceso de estudio, análisis y selección de valores de una cartera”, explica el informe.

“En España, la inversión socialmente responsable está en la adolescencia y hay aspectos de su personalidad que hay que fortalecer. Pero la infraestructura está creciendo en volumen y en presencia”, ha aseverado Jaime Silos Leal, presidente de Spainsif.

El informe español, que ha sido presentado por el director de Spainsif, Francisco Javier Garayoa, revela que la inversión responsable en España se ha multiplicado por cinco en los últimos seis años.

En concreto, a cierre de 2015, la inversión realizada bajo estos parámetros sociales ascendía a 169.359 millones de euros, frente a los 33.300 millones que suponía en 2009 o los 80 millones de 2002, año en el que se comenzaron a registrar los datos.

Pese a este fenomenal incremento, desde Spainsif advierten que España sigue a la cola de Europa y que la inversión socialmente responsable del país apenas suma un 1% del total de 21,7 billones de euros que se movilizan en toda Europa. Encabezan el listado Reino Unido, con 5,6 billones, Francia, con otros 3,7 billones o los Países Bajos, que movilizan 3,3 billones.

De hecho, el incremento de estas inversiones en España en los dos últimos años ha sido del 16%, un ritmo inferior al 18,28% al que ha crecido de media en el resto de países europeos. “En este momento tenemos una tendencia positiva y mucho potencial más que una realidad, somos teloneros de Europa, pero con muchísimo potencial”, valoró Garayoa durante la presentación del informe.

Desde Spainsif señalan que uno de los factores diferenciales que resta importancia a España en el conjunto de la inversión europea socialmente responsable es el escaso desarrollo de este mercado de cara a los inversores minoristas, con una presencia mayoritaria de actores institucionales frente al creciente número de particulares europeos que invierten bajo criterios sociales, según el informe de Eurosif.

Armas, juego y pornografía fuera de las carteras

Utilizar criterios sociales a la hora de elegir que inversiones realizar es una práctica cada vez más común en España. Según los datos las memorias anuales de Inverco, la asociación de fondos y planes de pensiones, “en 2015 casi la mitad de los activos gestionados por instituciones de inversión colectiva o fondos de pensiones incorporan criterios de inversión socialmente responsable, un 47,10%”, cifraba ayer el director de Spainsif, Francisco Javier Garayoa, durante la presentación del informe sobre este tipo de inversiones en España.

Dentro de las distintas estrategias posibles a la hora de elegir dónde destinar la inversión para que sea socialmente responsable, desde Spainsif destacan que una “singularidad del mercado” español es el enorme peso que tiene la técnica más simple posible: la de la exclusión de la cartera de aquellos nichos de inversión que se considere inadecuados. Esta metodología se aplica en el 74,6% de las estrategias de inversión social en España, frente al 33% de peso que tiene en el resto de Europa, donde también supone, en todo caso, la estrategia más común. Los campos de inversión más excluidos son, por este orden, los relacionados con la producción y comercio de armamento; la producción de energía nuclear; el juego; la pornografía; el alcohol; los test con animales; el tabaco; la publicidad engañosa; el trabajo infantil o los organismos genéticamente modificados. También existen iniciativas para desinvertir en combustibles fósiles.

Más allá, existen otras estrategias más elaboradas que ligan la inversión a las recomendaciones del Pacto Mundial o la Organización Internacional del Trabajo;_las que se centran en los valores sostenibles con mejor comportamiento; los temáticos o las que buscan potenciar mejoras de gobierno social o emisiones sostenibles como los bonos verdes.

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