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Invertir en América Latina

Perú, el alumno aplicado que aspira a ser socio de la OCDE

Kuczynski se ha propuesto que el país sea miembro pleno del organismo en cinco años. Desbloquear obras por 16,5 millones de euros, entre los principales desafíos del nuevo Gobierno.

Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú.
Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú.Reuters

En su primer discurso como presidente, el 28 de julio pasado, Pedro Pablo Kuczynski se propuso como meta que Perú sea miembro pleno de la OCDE cuando acabe su mandato, en 2021. La entrada en el club de los países ricos, del que en la región solo forman parte México y Chile, sería el marco perfecto para las celebraciones del bicentenario de la independencia.

Al constituir un sello de buenas prácticas en las políticas públicas, la admisión a este organismo ayudaría al país a captar inversión extranjera y cooperación internacional. Elevaría la reputación de un alumno que, después de Chile, ha sido el más aplicado a la hora de hacer los deberes impuestos por el Consenso de Washington: control de la inflación, liberalización del comercio exterior, privatización de empresas… un ideario del que ni siquiera Ollanta Humala, en su momento el líder de izquierda más radical, se apartó.

Ahora con PPK en el Palacio de Pizarro pocos cambios cabe esperar en esta línea. El presidente ha sido asesor de fondos de inversión y director de varias corporaciones, incluyendo Credit Suisse y First Bank Boston en Nueva York, donde ha vivido varios años.

De carácter pragmático, ha formado un gabinete de tecnócratas (Alfredo Thorne, el ministro de Economía, ha sido jefe de análisis para América Latina de JP Morgan Chase) y el destino de su primer viaje oficial no ha sido EE UU ni Reino Unido, sino China, principal mercado de las exportaciones peruanas, con el 23% del total.

Además, se ha fijado metas muy concretas, como la regularización de al menos el 60% de los empleos en negro y, por supuesto, el ingreso en la OCDE.

¿Cuán lejos (o cerca) está Perú de incorporarse a este exclusivo foro? La misma OCDE ha realizado un diagnóstico de las barreras que impiden el avance del país hacia un desarrollo sostenible e inclusivo y ha propuesto un programa de actividades que los peruanos deben cumplir para conseguir el derecho de admisión.

Para entrar en el club debe trabajar la desigualdad, la economía sumergida y la baja productividad

En el estudio, publicado el año pasado, se identifican como principales obstáculos la baja calidad de la educación, el alto coste del despido, que inhibe la contratación formal; la escasa diversificación de la economía, la falta de buenas conexiones de transporte y las deficiencias de un sistema fiscal cuyos impuestos no aumentan en función de la renta de los contribuyentes sino que grava por igual a pobres y ricos.

Estos problemas conviven con otros tres de carácter transversal: la economía sumergida, la desigualdad social y la baja productividad. La OCDE sostiene que, si bien en los últimos 15 años, la estabilidad macroeconómica y los altos precios de las materias primas han permitido que el PIB crezca a una tasa media anual del 5,3% –la segunda más alta de la región y muy por encima de la media latinoamericana (3,1%)– y que la tasa de pobreza se reduzca del 59% al 23%, enfrentar estos desafíos es clave para evitar la trampa del ingreso medio.

Este fenómeno se produce cuando un país ya no puede seguir dependiendo de sus motores de crecimiento habituales (en este caso, los altos precios del cobre, oro y petróleo) para progresar. Según los estándares del Banco Mundial, Perú alcanzó la condición de país de ingreso medio-alto en 2008 y actualmente tiene una renta per cápita de 5.694 euros anuales o 475 mensuales. Si se queda estancado en este nivel y no pasa al siguiente, habrá caído en la trampa del ingreso medio.

Para evitarlo, la OCDE recomienda la aplicación de reformas que promuevan la productividad y la diversificación de las exportaciones.

“La minería, agricultura y pesca representan el 20% del PIB, lo cual lo hace vulnerable a factores externos tales como la caída de los precios internacionales o factores climáticos”, dice Ignacio de la Vega, gerente general de la oficina de representación de Banco Sabadell en Lima.

Las compañías españolas lideran tres de las obras más grandes: el metro de Lima, el gasoducto Sur y la planta de Talara

El experto sostiene que el fortalecimiento de los sectores no primarios, aquellos que transforman las materias primas en bienes manufacturados, pasa por el cierre del déficit de infraestructura, que impide un desarrollo territorial homogéneo. Debido a la falta de buenas carreteras, en los Andes, por ejemplo, no florece ninguna industria importante salvo la minería.

De la Vega sostiene que el cierre de esta brecha, estimada en más de 78.000 millones de euros, ofrece muchas oportunidades para constructoras españolas y empresas auxiliares, sobre todo en proyectos de energía, carreteras, puertos, servicios públicos (agua, luz, hospitales y escuelas), vivienda para la nueva clase media y hoteles para el creciente flujo de turistas.

Precisamente, entre las medidas que el Gobierno espera implementar figura el desbloqueo de una cartera de proyectos de 16,5 millones de euros en los próximos dos años. Se trata de obras que ya han sido adjudicadas, pero que por trabas burocráticas no se han puesto en marcha.

Entre las cinco más grandes figuran tres en las que participan empresas españolas: la línea 2 del metro de Lima, encargada a un consorcio liderado por ACS y FCC; el Gasoducto Sur Peruano, en el que interviene Enagás; y la modernización de la refinería de Talara, que opera Repsol y rediseñará Técnicas Reunidas. Los tres proyectos se entregaron en 2014.

Estas obras, junto con la transmisión eléctrica Mantaro-Marcona y la construcción del aeropuerto de Chinchero, en Cuzco, supondrán una inversión de 2.285 millones de euros en 2016 y de 4.109 en 2017, y contribuirán a que el PIB se expanda un 3,6% y un 4,2%, respectivamente, según BBVA Research.

“Es cierto que vamos rezagados en infraestructuras, pero las mejoras ya se han iniciado y dentro de cinco o seis años se empezarán a sentir los resultados”, afirma Hugo Perea, economista jefe de BBVA Research en Lima.

¿Es factible conseguir el ingreso en la OCDE en cinco años? A México, socio desde 1994, le llevó cuatro, y a Chile, admitido en 2010, tres. “Sí puede lograrse con un trabajo coordinado y multisectorial en el ámbito público, y con la estrecha colaboración de instituciones, gremios y empresas. Cinco años es un buen periodo para cumplir el programa propuesto por la OCDE”, estima Paulo Pantigoso, socio director general de EY en Lima.

Por lo pronto, el Congreso, controlado por el fujimorismo, ha concedido las facultades legislativas solicitadas por el Gobierno para impulsar sus reformas. La pelota, como dicen los peruanos, está ahora en la cancha del ­Ejecutivo.

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