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¿Gastar? ¿Guardar? ¿Invertir?

Cinco actitudes de los ahorradores hacia los tipos negativos

Actitudes ahorradores

Con los tipos de interés reales en negativo, los ahorradores se encuentran con un problema, que si bien siempre ha existido, no lo notaban: no existen inversiones sin riesgo y rentables. Ante tal coyuntura las actitudes de los ahorradores se pueden encasillar en cinco formas de afrontar esta situación:

  • 1. Gastarse los ahorros:

Parece una locura, sin embargo es lo que realmente pretende el BCE (Banco Central Europeo) al rebajar los tipos oficiales y tomar otras medidas expansivas: si se incrementa el consumo, se suben los precios y se aleja el fantasma de la deflación (hay que recordar que el objetivo del BCE es la estabilidad de precios entorno a un incremento del 2% anual).

Ahora bien, este gasto actual puede repercutir de forma muy dañina en la calidad de vida futura: nueva crisis, desempleo, jubilación, etc…

  • 2. Guardarlo en casa:

Si no hay inflación, si el banco no paga nada o incluso cobra, parece que no hay motivo para no tener el dinero debajo del colchón, de hecho Commerzbank anunció que estaba evaluando tener su liquidez en cámaras acorazadas para no pagar al BCE (cobra a los bancos un 0,40% por sus depósitos).

Sin embargo hay un factor a tener muy en cuenta: el riesgo. Las cámaras acorazadas de las que dispondría Commerzbank (si al final lo pone en marcha) serán muy diferentes a la que una persona pueda tener en una vivienda y no solo por los robos que se dan en casas particulares, sino también por incendios, inundaciones, e incluso algún roedor o insecto se podrían dar un festín. En caso de hacerlo, habría que tener una póliza de seguros adecuada y por supuesto, no pregonarlo a los cuatro vientos.

  • 3. Conformarse con los depósitos:

Teniendo en cuenta que los precios están bajando (al menos en las estadísticas oficiales) obtener un 0,15% a un año parece un buen resultado. De hecho, para ahorros que se utilizan a corto plazo es de las pocas alternativas válidas, junto a las letras del tesoro de un país solvente. Realmente no hay mucha diferencia entre obtener ahora un 0,15% y un 3% con la inflación en el 2,50%; el problema es que la gente no tiene esa percepción y desaprovecha rentabilidades a largo plazo por desconocimiento.

La prueba es que España es el país de nuestro entorno donde más porcentaje hay en cuentas y depósitos. En muchos países con más cultura financiera (especialmente los anglosajones) este producto se utiliza únicamente para el corto plazo, estén los tipos altos o bajos.

  • 4. Invertir sin conciencia:

Viendo los movimientos de entradas y salidas en fondos de inversión parece que en esta categoría se engloba la mayoría. El motivo es claro: se unen clientes poco informados con entidades financieras demasiado necesitadas de ingresos y con los errores de antaño.

Fondos mal llamados "garantizados" y otras estructuras similares, renta fija a largo plazo en plena burbuja de deuda e incluso renta variable sin conocimiento del inversor son alternativas muy arriesgadas.

En este caso, es peor el remedio que la enfermedad: es verdad que tener el dinero en casa, en depósitos o gastarlo es peligroso, pero es mejor que invertirlo sin conciencia al hilo de lo que "asesoran" malos comerciales. Las preferentes, acciones de OPVs o convertibles deberían ser un ejemplo a considerar.

  • 5. Invertir con conciencia:

Es la minoría, pero cada vez va creciendo. Es curioso ver cómo para comprar un smartphone se miran foros, se comparan, se va a una tienda o a otra (algo que pasa para comprar desde una camiseta a un coche), pero para invertir los ahorros de una vida se dejan en manos del primer comercial que dice palabras bonitas; en muchos casos el del banco en que se abrió la cuenta de niño.

Pues bien, requiere un tiempo y esfuerzo pero vale mucho la pena formarse, informarse y asesorarse, seguro que mucho más que para comprarse un teléfono.

Quien lo haga, podrá distribuir sus ahorros en base a "compartimentos temporales", y en función de las necesidades de liquidez contratará depósitos, deuda a corto plazo (a largo plazo cuando los tipos estén altos), fondos mixtos, de retorno absoluto, participaciones en inmuebles e incluso renta variable.

Sin duda, antes hay que sentarse con la familia, valorar esos espacios temporales, conocer los vehículos de inversión en base a ello y contratarlos si es preciso con la ayuda de un profesional (mejor que no sea un comercial).

Ésta es la gran oportunidad que nos ofrecen los tipos de interés en negativo: no queda más remedio que buscar alternativas, y la mejor es comprender las que hay e invertir en base a las características del producto, del mercado y de la familia.

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