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El Foco
Tribuna
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Un impulso a las relaciones comerciales con China

Desde la llegada del ICBC, el flujo de inversión del país asiático a España se ha multiplicado por diez

R.S.

El 9 de marzo de 1973, los Gobiernos de España y China firmaban un acuerdo por el cual restablecían las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos Estados. Dos países antagónicos en lo político, trataban de fortalecer sus lazos comerciales y culturales sobre la base de un nuevo tablero de juego planetario: España se empeñaba en demostrar que estaba al nivel de las principales economías europeas que ya mantenían relaciones con China; mientras que el Gobierno de Beijing trataba de aprovechar el contexto de oportunidad surgido a partir de su incorporación a las Naciones Unidas. Sin embargo, pasaron más de 10 años hasta que este acuerdo se formalizó definitivamente.

Fue durante la primera legislatura de Felipe González cuando verdaderamente se consolidaron estas relaciones. El viaje que el mandatario realizó al país asiático en 1985 trasladaba un compromiso institucional dirigido a fortalecer ese proyecto común.

Desde entonces, y durante los últimos 30 años, los diferentes presidentes del Gobierno de España han ido dando pasos en esta misma dirección. Fue durante el periodo de José María Aznar cuando se firmó el primer plan estratégico Asía-Pacífico que señalaba a China como economía clave para España y culminaba con la firma, el 14 de noviembre del 2005, del acuerdo de asociación estratégica entre ambos países.

José Luis Rodríguez Zapatero, por su parte, visitó en cuatro ocasiones China, más que todos los presidentes anteriores en conjunto; y, recientemente, el Ejecutivo de Mariano Rajoy creaba un grupo de trabajo para la promoción de inversiones bilaterales. Como resultado de esta apuesta, hoy constatamos una amplia presencia de empresas e inversiones chinas en España y viceversa, convirtiéndose China en el quinto país más relevante para España en términos de importaciones, y en el primero fuera de la Unión Europea.

"Hasta finales de 2015, el banco ha otorgado créditos a empresas de ambos Estados por valor de 2.100 millones”

Más allá de este impulso institucional que ha ayudado a otorgar un marco de seguridad jurídica a las relaciones bilaterales, también se han sucedido una serie de hitos financieros en los últimos años que han ayudado a apalancar y asentar estos vínculos comerciales.

A modo de ejemplo, el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) aterrizaba en 2010 en España con una inversión de 13,7 millones de euros para la apertura de su primera oficina en la ciudad de Madrid. De esta manera, ICBC se convertía en la primera entidad financiera china en apostar por España. Desde entonces, el flujo de inversión bruta de China en España pasó de los 11.321 millones de euros durante el periodo 2000-2011 a representar 145.832 millones de euros entre 2011 y 2015. Es decir, desde la llegada de ICBC a España, el flujo de inversión bruta China-España se ha multiplicado por diez.

El rol de las entidades financieras de facilitar inversiones bilaterales ha sido y es un elemento imprescindible y, en las relaciones comerciales España-China, la llegada de la principal entidad bancaria del país asiático resultó un verdadero revulsivo. En este sentido, cabe rescatar tres hitos concretos: la partición directa de ICBC en la adquisición del 20% del Grupo Osborne por parte del fondo chino Fosun –hecho que ahora va a resultar clave para el anuncio de apertura de operaciones del grupo en el país asiático; el préstamo crediticio concedido para la adquisición del edificio España por parte del grupo Wanda por valor de 300 millones de euros, entre otras operaciones del grupo en España; o más recientemente, su rol facilitador en la compra del Real Club Deportivo Espanyol por parte del Grupo Rastar.

En sentido inverso, la presencia de esta entidad también facilita el desembarco de empresas españolas en China y no son pocos los casos de éxito. El grupo Borges se apoyó en la sede que la entidad financiera tiene en Madrid como vía para conseguir apoyo financiero en destino. Este ejemplo lo han seguido también grandes empresas españolas como Tous o Mango, en esta ocasión gracias a la filial del banco en Barcelona. En total, hasta finales del 2015, ICBC ha otorgado créditos a empresas españolas y chinas por valor de 2.100 millones de euros para impulsar las relaciones comerciales bilaterales. Entre 2009 y 2014, se multiplicaron por dos las exportaciones españolas a China, impulsadas en parte por la Cámara de Comercio Hispano-China.

"Las exportaciones chinas, el 1,1% del total, aún representan la mitad que en Holanda y Francia"

El camino es largo y queda aún mucho por recorrer: España, a día de hoy el decimocuarto destino inversor de China, debe dejar de ser un mero “país amigo” para convertirse en un verdadero “socio comercial” de China. Las exportaciones chinas a España representan el 1,1% del total del país, casi la mitad de lo que exporta China a Holanda y Francia y cuatro veces menos de lo que exporta a Alemania, países en donde China cuenta con presencia de más de una entidad financiera del país.

La realidad demuestra que, más allá del impulso institucional, es necesario ofrecer garantías y respaldo a las grandes instituciones financieras que quieran establecerse o ampliar su cartera de negocios en ambos países para así consolidar los resultados logrados y poder avanzar sólidamente hacia una mayor presencia financiera que facilite las inversiones bilaterales. La presencia del sector financiero chino en España es vital para facilitar una mayor presencia del sector empresarial español hacia un mercado que es estratégico para continuar en la senda del crecimiento económico.

Emiliano García Coso es director del Máster en Asuntos Internacionales: Economía, Política y Derecho de la Universidad Pontificia Comillas-Icade.

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