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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las señales que da la fortaleza del consumo

Pablo Monge

Exportaciones, inversión y consumo son los tres pilares que sustentan a la economía española como la más pujante entre las grandes europeas. Si la actividad exterior fue el principal asidero para que el PIB lograse superar los peores momentos de la crisis, la inversión y el consumo de los hogares se han sumado poco a poco pero intensamente como locomotoras del crecimiento. La inversión, ese fiable indicador adelantado sobre el comportamiento económico, avanza con fuerza según los datos del INE del segundo trimestre, y, además, impulsado consistentemente por los bienes de equipo, una garantía de que las empresas se preparan para el crecimiento futuro. Paralelamente, el consumo de los hogares transcurre con fortaleza y acumula diez trimestres consecutivos como motor de crecimiento. Y todo ello, en un entorno de estancamiento político que, al menos por ahora y a tenor de los datos de consumo por las familias, parece no impactar negativamente en las compras, aunque sí en la confianza de los españoles.

Esa es una de las razones por las que hay que estar muy atentos a la evolución de este apartado. De hecho, el crecimiento se ha mantenido hasta alcanzar la pujante cota del 3,7 entre enero y marzo de este año. Sin embargo, en el segundo trimestre esa tasa interanual al alza ha bajado por vez primera en ese largo periodo. Cierto que lo ha hecho muy levemente, pero es una advertencia a tener en cuenta. De hecho, los datos de gran consumo, el realizado en supermercados e hipermercados, recogidos por la consultora Nielsen en el estudio Growth Reporter registran la misma señal. Tras un gran inicio de año, con un incremento del 3,1% hasta marzo, los tres meses siguientes registraron una ralentización en las ventas, hasta el 2,1%. Cierto es que tal evolución se debe principalmente al freno en el alza de precios gracias, según explica la consultora, al esfuerzo en la contención del sector. Y que el volumen de compras por el consumidor, medidas en litros y kilos, sigue a buen ritmo con un 1,7% de incremento. Pero también lo es que la subida de las ventas de los supermercados e hipermercados en este segundo trimestre marcó el peor dato desde junio del año pasado.

En línea con el crecimiento del PIB, el mercado español de gran consumo registró el mejor comportamiento de las cinco grandes economías europeas. Los datos de los grandes grupos de distribución así lo están constatando en sus cifras de ventas. Sin embargo, las cifras del segundo trimestre han de bastar para recordar que la velocidad de crucero a la que transita la economía española no está asegurada ni inmunizada. Y menos en un momento de desaceleración económica en nuestros principales socios europeos.

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