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Tribuna
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Profesionalizar el riesgo empresarial

El desarrollo de la cultura aseguradora y la penetración del seguro en la sociedad es un indicador de referencia que muestra el crecimiento económico y social

Hay un dato muy revelador: siete de cada diez empresas desaparecen cuando tienen un infortunio, como por ejemplo el incendio de sus instalaciones, hecho que ha ocurrido a Campofrío y muy recientemente a Ybarra. Desaparecen porque el empresario no puede afrontar el perjuicio ocasionado por los daños producidos a consecuencia de un siniestro, al no haber contratado el seguro idóneo a la naturaleza de los riesgos a los que se encuentra expuesta su industria. Le faltó el debido asesoramiento de un corredor de seguros que, de forma totalmente independiente y objetiva, le hubiese aconsejado el seguro apropiado a su necesidad. Y no solo eso, también le hubiese asesorado en todo el camino hasta el momento crítico del suceso, en el que ha de recuperar su inversión en la cantidad adecuada y el momento preciso para reiniciar su actividad.

El corredor es una figura de un gran valor para la economía de particulares y de la empresa porque es un profesional independiente frente a las compañías de seguros, cuya actividad está regulada por una ley específica (la de mediación de seguros privados) y sometido a la supervisión de la Dirección General de Seguros.

La ley expresamente declara que “los mediadores de seguros privados ofrecerán información veraz y suficiente en la promoción, oferta y suscripción de las pólizas de seguro y, en general, de toda su actividad de asesoramiento […] y no podrán imponer directa o indirectamente la celebración de un contrato de seguro”. Es muy importante recalcar que la ley se refiere expresamente al hecho prohibido de “no poder imponer un contrato de seguro” como una garantía de los derechos de consumidores y empresas frente a prácticas abusivas, como sucede en la actualidad y de forma asociada a la comercialización de productos financieros por bancos y entidades. El empresario o el particular no pueden consentir que el aseguramiento sea una imposición, ni aceptar un seguro de manera resignada y sin ser bien asesorado acerca de los términos, las características, según el riesgo a cubrir. Se piensa, muy erróneamente, que cuanto más barata sea la prima, mejor negocio se hace, pero no es cierto, lo importante es que el seguro contratado sea eficaz y la relación prestación precio sea equilibrada en el contexto de las posibilidades del mercado. Ahí es cuando el corredor de seguros aporta su valor como elemento diferencial en beneficio del particular y de la empresa.

El corredor es por ley objetivo e independiente y eso ofrece confianza, porque no puede “mantener vínculos de afección” con entidades aseguradoras y “ofrece asesoramiento profesional imparcial a quienes demandan la cobertura de los riesgos a que se encuentran expuestos sus personas, sus patrimonios, sus intereses o responsabilidades.”. El asesoramiento profesional se acepta en médicos, abogados y arquitectos, por ejemplo, pero en temas de seguros la gente no tiene interiorizado que el seguro es algo complejo, muy delicado, que no se puede contratar a la ligera. De ahí las sorpresas y disgustos a la hora de la verdad.

"En España, el sector asegurador representa un 5% del PIB, frente al 9% de Francia, el 7% de Alemania o el 11% de Reino Unido”

Lo razonable es ponerse en manos de un profesional que asesore. “Los corredores deberán informar a quien trate de concertar el seguro sobre las condiciones del contrato que a su juicio conviene suscribir, ofreciendo la cobertura que, de acuerdo su criterio profesional, mejor se adapte a las necesidades de aquel y velarán por la concurrencia de los requisitos que ha de reunir la póliza para su eficacia y plenitud de efectos”. Es decir que un seguro con corredor, es más seguro.

Para los particulares y empresas el seguro es un producto complejo y por ello requiere asesoramiento, bien porque cambien las circunstancias iniciales, como variaciones en los riesgos, actualizaciones de activos, etc. El corredor está obligado a brindar “al beneficiario del seguro la información que reclame sobre cualquiera de las cláusulas de la póliza y en caso de siniestro, a prestarle su asistencia y asesoramiento”.

El desarrollo de la cultura aseguradora y la penetración del seguro en la sociedad es un indicador de referencia que muestra el crecimiento económico y social de los países avanzados. La diferencia entre culturas progresistas en este sentido viene marcada por la actitud del consumidor frente a este

En la actualidad. el seguro en España representa un 5% del volumen de la economía (PIB), mientras que en nuestro entorno de la UE es mayor: en Francia alcanza el 9%, en Alemania, el 7%, y en el mismo Reino Unido, el 11%, cuna del seguro moderno.

Higinio Iglesias es CEO de E2K Global Business Solutions.

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