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Nuevas formas de desplazamiento urbano

¿Hoverboard o monociclo? ¿cuál es el adecuado y para qué?

Son dos aparatos que se están viendo mucho por las calles en los últimos tiempos. Hablamos de los, por otra parte mal llamados, hoverboard frente a los que tienen solo una rueda, que se denominan monociclos o uniciclos (tras una mala traducción del inglés "unicycle"). Sea como sea, son dos propuestas diferentes, tanto en precio como en evidentes prestaciones, y nos permitirán una movilidad urbana también con diferentes prestaciones. Es decir, uno no es mejor que otro, si sabemos para qué lo vamos a usar y cómo.

Curva de aprendizaje

Es lo primero a lo que nos enfrentamos con dos equipos de este tipo, que para la ocasión nos los prestaron las marcas SmartGyro y FastWheel, respectivamente. Empezaremos hablando, por tanto, de lo que cuesta hacerse con el control de ambos, y en este caso, hay que decir que el número de ruedas importa.

Los dos sistemas, tanto el del hoverboard como el del monociclo, cuentan con un sistema de sensibilidad para hacer que la rueda o ruedas no giren y echen "el freno" si no nos movemos. Sin embargo, tenemos que admitir que es mucho más fácil hacerse con el control del hoverboard que del monociclo.

En el caso del primero, basta, literalmente, un minuto para coger seguridad sobre la tabla, empezar a hacer nuestros primeros recorridos y tomar el control del equipo casi por completo. El único detalle que tenemos que tener en cuenta, sobre todo para bajarnos, es el tipo de control que es muy diferente. Los hoverboard, en realidad, tienen dos motores que se accionan realmente con el ángulo de nuestro tobillo. Si pisamos con la "puntera", por así decirlo, avanzaremos - si sólo movemos un pie giraremos - y si echamos el peso en los talones, iremos hacia atrás. Así de simple. Esto hace que en cuanto tenemos confianza, podemos estar estáticos de una forma mucho más natural.

En el caso del monociclo, la curva de aprendizaje es mucho más elevada. No podemos practicar en casa, es casi un suicidio. Habrá que buscar un espacio abierto para nuestros primeros movimientos y al mismo tiempo, lugares de apoyo (farolas, paredes, etc.) para subirnos en el aparato las primeras veces. Luego podremos pasar a la cinta que lo mantendrá vertical y, finalmente, con agarrarnos al asa seremos capaces de subirnos. Aproximadamente, harán falta de 3 a 5 sesiones para dominar con algo de seguridad el aparato.

La forma de impulsarse en el monociclo es exclusivamente por el balanceo, es decir, si nos echamos adelante acelera y si nos echamos hacia atrás frena. Para torcer, basta con inclinarse. En ese sentido, es bastante cercano a lo que sucede con una bici o una motocicleta.

Bajarse, un momento delicado

Y es que en ese sentido es más seguro el monociclo que el hoverboard. La razón vuelve a ser la forma de impulsarse en cada uno de ellos. Cuando bajamos del hoverboard las primeras veces tendemos a dejar uno de los pies sobre la tabla, lo que hace que empiece a girar sin control - las primeras caídas son por esta causa -.

Esto en el monocilco no pasa, aunque si no tenemos cuidado y lo hacemos que se incline más de la cuenta, podría salir disparado. Siempre hay que bajarse por detrás, en los dos casos, ya que si lo hacemos por delante, el accidente está casi asegurado.

Tipo de uso para cada uno

Aquí viene la clave y por la que habría que decidirse entre uno u otro, sobre todo porque puede que nos llame la atención el hoverboard por su precio pero si no sabemos cuáles son sus limitaciones, a lo mejor habría que ahorrar un poco más y pasarse al monociclo.

Y es que el hoverboard es un elemento asequible de precio y que podemos llevar por la calle sin problemas... siempre que el trayecto que vayamos a hacer esté exento de obstáculos. Esto es, con el hoverboard no se pueden subir y bajar bordillos, incluso los más leves pueden dar problemas, y si el firme no es del todo liso, podría también causar problemas con los baches ya que nos haría mover los pies y eso desestabiliza todo el sistema. Además, tienen bastante menos autonomía, hasta 15 km en el mejor de los casos. Con estos condicionantes, si estamos dentro de ellos, sería la opción más económica que duda cabe y, sobre todo, si queremos darle un uso lúdico.

Con los monociclos nos vamos a precios de unos 700 euros, por lo que es para pensárselo. Sus autonomías llegan a los 30 km en el mejor de los casos (aproximadamente) y el mayor diámetro de su rueda lo hace bastante más versátil. Bordillos o diferentes tipos de terreno no son un problema, pudimos rodar sobre asfalto pero también sobre césped o tierra.

Las curvas, un momento clave

Volvemos a una de las primeras apreciaciones, el uso. Y es que usar el hoverboard es más sencillo y nos puede causar menos conflictos en la calle. El monociclo hay que considerarlo casi un vehículo y deberíamos ir con él por los carriles bici en lugar de la acera, tanto por la velocidad como por la maniobrabilidad.

Dicho esto, hay que reconocer que las curvas se pueden tomar a bastante más velocidad con el monociclo que con el hoverboard. La causa no es otra que en el monociclo podemos "tumbar" como pasa con las motos y las bicis y el hoverboard tiene un gran problema, la ausencia de torsión. Es decir, cuando tomamos una curva muy cerrada con el hoverboard a cierta velocidad, como puede ser para sortear un obstáculo imprevisto, podemos caernos bastante más fácilmente que con el monociclo, porque nuestro centro de gravedad se desplaza rápidamente. Si bien es cierto, podemos compensar con el cuerpo pero será mucho más complicado que con el monociclo.

¿Con cuál me quedo?

Pues dicho todo lo anterior, ambos presentan una forma de transporte para trayectos cortos realmente eficaz. No son perfectos, ni mucho menos, pero si tuvieramos que recomendar algo sería el uso de hoverboard para momentos lúdicos y trayectos predefinidos que se ajusten a sus condiciones y el monociclo para alguien que quiera moverse de forma general por la ciudad, sin saber bien a qué se podrá enfrentar o qué surgirá.

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