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Dudas en la forma de rescate

Los problemas de la banca italiana y el riesgo para el sistema financiero europeo

Crisis Italia

Si hay un sector empresarial que está sufriendo más este mal año 2016 en Europa es sin duda el financiero. Los tipos de interés cero están haciendo muy complicado el negocio clásico de la banca de captar depósitos y prestar dinero, con un margen de intermediación muy bajo que se mantendrá durante muchos meses. En estas circunstancias el Brexit ha supuesto otro duro castigo, que lastrará el sector hasta que se logre un acuerdo final que clarifique la situación, pero es Italia donde se centran los mayores temores.

La situación de la práctica totalidad de las entidades financieras italianas es insostenible. Los efectos del Brexit se están cebando especialmente en una banca que tiene un enorme problema de morosidad. Los créditos dudosos en la banca italiana se sitúan ya cerca del 25% en muchas entidades, o lo que es lo mismo, la morosidad alcanza los 360.000 millones de euros. Si lo comparamos con España antes del rescate e intervención de los bancos la cifra supera en un 10% la media y es mucho más alta que las entidades con más problemas como fueron Bankia, Liberbank o Banco de Valencia.

Todo ello es causa y efecto de no haber emprendido el rescate con anterioridad. A diferencia de España no se contempló un rescate en fases más tempranas cuando la morosidad estaba entre el 12%-15%. Por el contrario, se confió en que la situación económica del país transalpino. Pero ha pasado lo opuesto. A diferencia de España la economía italiana no crece y la morosidad lejos de disminuir se ha disparado.

  • Rescate sí, pero sin saber cómo

Con todo ello el rescate se da por seguro y a un nivel no visto en España, ya que se espera que llegue a buena parte de la banca. Monte dei Paschi, por ejemplo, es una de las entidades más señaladas, con una solicitud del propio BCE para que presente un plan de actuación. En el lado contrario está Banco Mediolanum una entidad con presencia activa en España.

La cuestión está en cómo realizar el rescate de las entidades con problemas. En estos años, la forma de plantear el mismo ha cambiado de forma importante. Primero se separan claramente las entidades “sistémicas”, cuya caída tiene una importante repercusión en el sistema financiero y las que no. Estas primeras son susceptibles de rescate, mientras que las “no importantes” entrarían en un proceso de concurso de acreedores o liquidación siguiendo la normativa de cada país.

Pero ser una entidad sistémica no implica que reciban ayuda pública sin restricciones para su rescate, lo contrario. El nuevo sistema Bail In, se basa en que son los dueños de las entidades los que primero aportan para su rescate y estos no sólo son los accionistas también los que posean bonos o deuda emitida por las entidades financieras.

Este sistema de rescate, ya utilizado para reflotar un banco austriaco es complicado de aplicar en Italia, porque el 15% de la población tiene Deuda Subordinada, y si aplicando en puridad el sistema y dada la situación de los bancos perderían casi toda su inversión. Esto añade lo que el director de la EAFI Bull4All, Diego González, denomina un “riesgo político”, ya que una pérdida tan grande y en tanta gente dejaría en manos de movimientos populistas como 5 estrellas, tanto la votación de la importante reforma constitucional como las próximas elecciones presidenciales.

Por todo ello, nos movemos en una coyuntura muy difícil, con incertidumbre sobre qué pasos se van a realizar que está lastrando al sector financiero y que necesita ya una rápida determinación para que la bola de nieve no se haga más grande.

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