_
_
_
_
_
Entrevista

Pardo: “Las empresas españolas no tienen que tener ningún complejo”

El consejero delegado de Sage para España y Portugal, Luis Pardo, trabaja y vive a caballo entre Madrid y Barcelona, su ciudad natal

Manuel Casamayón

De una antigua planta industrial de la que hace 40 años salían tapices, hoy salen soluciones informáticas y tecnológicas para las empresas. La compañía de desarrollo de software y programas de gestión empresarial Sage estableció su sede en esta vieja fábrica ya remodelada y adaptada, muy cerca del madrileño barrio de Fuencarral. Totalmente rodeada de árboles, se convierte en un oasis en una zona de oficinas que la ciudad ya ha absorbido por completo.

En ella tiene su despacho el consejero delegado de la firma, Luis Pardo (Barcelona, 1968), que vive y trabaja a caballo entre su ciudad natal y la capital, donde normalmente pasa tres días de la semana. Este ajetreado ritmo que le lleva de Madrid a Barcelona y viceversa, pero también a Londres, Lisboa, París y otras capitales europeas de forma frecuente, no le cansa. Más bien al contrario. “En esta organización, en la que llegué hace 15 años, he encontrado la conjunción perfecta entre dos mundos que me apasionan: el tecnológico y el de la empresa”, reconoce.

En todo este tiempo, además, ha vivido en primera persona la transformación de las organizaciones. “Hace 15 años muy pocos grupos tenían acceso informático y banda ancha. Hoy el 99% de las compañías ya lo tiene. Ha avanzado el tejido empresarial en el ámbito de las nuevas tecnologías”, explica. España, de hecho, ha sido una de las protagonistas de este cambio global, siendo líder en adopción de banda ancha y adaptándose a las nuevos avances. “La empresa española no tiene que tener ningún complejo”.

Hacer más llevadero a las organizaciones el salto tecnológico es el día a día de Sage, “es nuestra sana obsesión”, matiza Pardo. Por eso, las cerca de 1.400 personas que trabajan en la filial ibérica de la firma cuentan con un currículum y una formación totalmente heterogénea. “Tenemos a personas especializadas en cada uno de los sectores con los que trabajamos, para poder conocer la idiosincracia de cada uno de ellos”, señala este ejecutivo, que pone a las personas, tanto clientes como empleados, siempre en el centro.

Las oficinas de Sage están levantadas cumpliendo esta filosofía, “siempre favoreciendo un ambiente distendido”. Pardo relata cómo en cada espacio de la empresa, ya sea una habitación cerrada, una sala abierta o un pasillo, hay un par de sillas y una mesa en las que poder tomar un café y charlar. “Siempre es necesario impulsar la comunicación interna en las compañías”. Él, que trabaja en su despacho, cumple también con este precepto. “En un día cualquiera entran en mi oficina entre cinco y diez personas que no estaban en mi agenda”, prosigue.

Por eso, siempre deja abiertas las puertas de su despacho, que entre techo, paredes y mobiliario, viste de blanco impoluto. Tan solo hay un par de franjas decorativas en la pared con el verde corporativo de la firma y los pocos objetos personales con los que Pardo da un poco de color a su espacio de trabajo. En su caso, varias piezas de arte africano relacionadas con la guerra y la adoración. “África, con su naturaleza y sus culturas, siempre ha sido una de mis pasiones. Mi ilusión es seguir los pasos de esos exploradores, como el doctor David Livingstone, que recorrieron todas esas tierras que me fascinan”.

Para trabajar necesita sus ordenadores, tanto el fijo como el portátil, y varios papeles que ordena de forma milimétrica en su amplia, y también blanca, mesa de trabajo. “Me gusta tener el despacho despejado”, corrobora ante cualquier posible duda al respecto. En el resto de las oficinas predominan los espacios abiertos, y si se necesita poner una pared, si es de cristal mucho mejor. La mayoría del equipo trabaja en una gran planta, en la que antes se hacían todos las labores de la fábrica, y en la que se ha respetado el diseño industrial tradicional propio del edificio.

La figura del capitán de barco

Entre la ajetreada rutina de reuniones, conferencias, aterrizajes y despegues, Luis Pardo solo tiene una costumbre que intenta respetar escrupulosamente: desayunar tranquilamente. “Me suelo levantar entre las 6:30 y las 7:00 de la mañana. Desayuno con calma y ya después pongo la agenda del día en marcha”, explica. Y suele ser un día hiperactivo y lleno de citas.

Por eso, como consejero delegado de la empresa, su principal función es la de escoger y rodearse de un buen equipo que pueda sacar adelante todas las tareas de la organización. “Para eso, la interacción con todas las personas, la comunicación y el apoyo mutuo es lo más importante”.

Pardo concibe Sage como un gran barco en el que cada función de la plantilla es indispensable para llegar a buen puerto. “A mí me toca coliderar el barco, llevar el timón, pero esto es un equipo, y cada miembro es vital para que todo funcione de forma correcta”.

Pardo cuenta cómo la mayor parte del tiempo lo dedica, de una forma u otra, a las personas, tanto compañeros de la compañía como a los propios clientes. Sin embargo, no se olvida de la reflexión. “En esta hiperactividad en la que vivimos no hay que dejar de vista nunca el largo plazo”, y para eso, lo mejor que puede hacerse es reflexionar. “Pero no hay que hacerlo solo, es muy importante que al pensar estés rodeado de otras personas, para contrastar ideas”.

El poco tiempo libre del que dispone lo dedica por completo a su familia, afincada en Barcelona, y a sus amistades. Antes practicaba algún deporte que otro, como el yuyitsu o el golf, “pero ya no tengo mucho tiempo”.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_