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Riesgo de desaceleración

El petróleo y el frenazo en la UE amenazan las previsiones de Rajoy

El presidente en funciones del Ejecutivo, Mariano Rajoy
El presidente en funciones del Ejecutivo, Mariano RajoyEfe

La economía española creció ocho décimas en el primer trimestre, rebatiendo todos aquellos augurios que vaticinaban que el crecimiento sería inferior en un contexto global muy complejo, con un enfriamiento generalizado entre las grandes economías y un petróleo recuperándose con fuerza de los mínimos históricos alcanzados el pasado 20 enero.

De hecho, el propio Ejecutivo en funciones ya se puso la venda antes de la herida y remitió a principios de abril unas previsiones a Bruselas en las que preveía crecer un 2,7% y un 2,4%, por debajo de lo estimado el pasado año. E incluía en las mismas la posibilidad de que se vieran revisadas a la baja en el caso de que se produjeran tres escenarios alternativos: un alza del 10% en el precio del barril de petróleo, un ajuste del 4% en el comercio internacional y un incremento de 100 puntos en la prima de riesgo. Si las tres se daban al mismo tiempo, el crecimiento se reduciría al 1,2%, con una merma de 1,5 puntos respecto a la primera previsión.

Los peores presagios del Ejecutivo se están cumpliendo, lo que sin duda comprometerá al nuevo Ejecutivo que salga de las urnas el 26-J, que tendrá que hacer frente a un doble recorte. Por una parte cumplir el ajuste exigido por Bruselas ante el desvío del déficit, y por otra, a contar con menos dinero ante la apreciación del petróleo, que le ofreció oxígeno financiero el pasado ejercicio, y al desplome del comercio internacional, ante la ralentización de los grandes países de la UE.

El barril de Brent, de referencia en Europa, rozó ayer los 49 dólares, diez por encima de la media prevista por el Ejecutivo para todo este ejercicio (39,7). Una mala noticia para una economía como la española, netamente importadora de crudo (solo produce el 0,2% de lo que consume), ya que obliga a gastar más dinero para atender las necesidades de Estado, empresas y particulares. Por cada dólar que se incrementa el precio del barril, el coste adicional para España es de 500 millones. Con un desvío de 10 dólares sobre la previsión inicial, el sobrecoste sería de 5.000 millones (medio punto de PIB).

Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea, hizo públicos ayer los datos de comercio exterior de los 20 países que forman la UE. Las exportaciones acumulan tres meses de caída, especialmente significativa en marzo (un 7,2% anual), mientras que las importaciones retroceden un 8,6% en marzo. La dependencia comercial de España respecto a la UE es evidente: es el destino del 69,7% de las exportaciones españoles y el origen del 56,4% de las importaciones. La ralentización de las compras de los cinco principales socios comerciales de España (Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido) no juega a favor.

Caen en todos, excepto en Alemania, donde se estancan, y en Portugal, en el que crecen un 1%. Por si el impacto de ambos factores no fuera negativo, la prima de riesgo, que mide el diferencial de la deuda a diez años entre España y Alemania, ha repuntado con fuerza, pasando de un promedio de 109 puntos básicos entre enero y mayo de 2015 a otro de 135 en el mismo período de 2016, un 23% más. El máximo se produjo el pasado 11 de febrero cuando superó los 159 puntos básicos. Todavía se encuentra lejos de las previsiones del programa de Estabilidad, fijadas en una media de 170 puntos este año. Sin embargo, cualquier margen será bienvenido para un país con un nivel de endeudamiento tan elevado como España, al borde del 100% del PIB. Las estimaciones fijadas en el programa de estabilidad marcan que un alza de cien puntos básicos podría suponer una corrección de siete décimas en el PIB, un deterioro de cuatro décimas en el déficit y de tres décimas en el empleo solo este año.

El primer ministro de Francia, Manuel Valls.
El primer ministro de Francia, Manuel Valls.Reuters

Francia revisa al alza la deuda y el déficit público

El Instituto Nacional de Estadística de Francia (INSEE) revisó ayer a la baja los principales parámetros económicos de Francia para el trienio 2013-2015, en los que corrige al alza sus cálculos iniciales sobre el déficit público y la deuda al terminar el pasado año.

De este modo, el déficit se situó finalmente en el 3,6% del PIB, una décima más de lo anticipado en los datos presentados el 25 de marzo, lo que supone una corrección a la baja del monto del PIB en valor. En cuanto a la deuda, ascendió al 96,1% del PIB en lugar del 95,7%, precisó el instituto estadístico en un comunicado.

Lo que no ha modificado es el crecimiento de la economía francesa, con un avance del 1,2%, por debajo de la media de la UE. El último informe de previsiones de la Comisión Europea augura que el PIB crecerá un 1,3% este año y un 1,7% el año que viene.

Un avance tímido que impedirá una corrección rápida de los desequilibrios en las cuentas públicas. La UE prevé que la deuda pública, lejos de caer, crecerá este año y el que viene y se situará en el 97,1% del PIB, mientras que el déficit público se reducirá muy lentamente desde el 3,7% del cierre de 2015 al 3,2% de 2017.

Las cifras de paro registrado han superado el 10% de la población activa y el Gobierno presidido por Hollande ha aprobado una reforma laboral por decreto que ha soliviantado a los sindicatos. Entre las medidas más polémicas se encuentra los despidos por motivos económicos, que podrán estar justificados por una caída de pedidos durante cuatro trimestres o perdidas de explotación durante un semestre. Ante la presión social, el Ejecutivo galo optó por retirar otras medidas como topar las indemnizaciones por despido improcedente.

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