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El futuro del comercio mundial

Las tres líneas rojas que no dejan que EE UU firme el TTIP

Un ciudadano lee los documentos filtrados por Greenpeace sobre el TTIP en Berlín.
Un ciudadano lee los documentos filtrados por Greenpeace sobre el TTIP en Berlín.Reuters

Tras la publicación de Greenpeace de los documentos con las posiciones de EEUU en temas tan sensibles como la protección medioambiental, el mercado laboral o la sanidad, muchos gobernantes europeos dieron por muerta la negociación del Tratado de Libre Comercio entre EEUUy la UE, conocido por TTIP por sus siglas en inglés. En una entrevista con Cinco Días, el negociador jefe de la UE, Ignacio García Bercero, constató que Europea nunca firmará un tratado que rebaje la protección de su industria o de sus ciudadanos. “Queremos avanzar todo lo que podamos este año, pero nunca sacrificando el fondo por un calendario político”, advirtió señalando que la delegación norteamericana compartía ese criterio.

Robert Manogue, director de la oficina de relaciones comerciales bilaterales del Departamento de Estado de EE UU, apuntó que las negociaciones van por buen camino y que se han hecho muchos progresos. “El TTIPes un esfuerzo de sentido común entre ambas delegaciones para derribar las barreras que no aportan valor a nadie”, señaló en un encuentro con medios de comunicación celebrado en la Embajada de EE UU en Madrid. Cada día, las transacciones de bienes entre las dos áreas se elevan a 2.000 millones de euros y las de servicios a 1.000 millones.

Al igual que García Bercero, Manogue se mostró optimista con el calendario prefijado (la firma debería realizarse antes de que acabe el año) y descartó que la delegación norteamericana vaya a firmar un acuerdo “que rebaje los estándares de salud, medioambiente o laborales que tienen en la actualidad”. No obstante no escondió que existe un abismo en tres puntos, considerados líneas rojas por EEUU. Se trata de compras publicas, denominaciones de origen y protección de las inversiones.

“China tendrá que poner un salario mínimo”

Manogue consideró vital la firma del TTIP a la luz de los resultados obtenidos con el Tratado Transpacífico, que liberalizara los intercambios comerciales de EE UUcon otros once países (Brunei, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Japón, Malaisia, México, Perú y Vietnam). “Todos hemos tenido que hacer concesiones para adaptarnos a un entorno cada vez más globalizado, en el que millones de personas van a pasar a la clase media y en el que los sectores digitales van a liderar la actividad económica”, recalca.

El director de la oficina de relaciones comerciales bilaterales de EE UU recalca que es un pacto abierto al que se puede unir incluso China. “Pero para ello tendrá que hacer cambios importantes.Tendrá poner un salario mínimo, como lo tenemos fijado en lel resto de países firmantes del Tratado”.

Compras públicas

Las empresas europeas no pueden convertirse en suministradores cuando la titularidad de la licitación es pública, ya que opera la cláusula Buy American, que solo permite participar a las locales. La UE ya expresó a finales de abril su descontento en el comunicado oficial posterior a la última ronda de negociación. “La UE ha expresado su disconformidad con su oferta inicial, ya que no ha satisfecho mínimamente sus requisitos”.

Además de para proteger a los proveedores locales y garantizarles carga de trabajo, la otra razón, según fuentes cercanas a la negociación, se basa en que en el Tratado Transpacífico, firmado con otros doce países, no realizó ninguna concesión en este capítulo y hacerlo con la UE le podría generar problemas legales que por ahora prefiere evitar.

Denominaciones de origen

Europa asegura a su industria protegiendo los nombres con los que comercializa sus productos (rioja en el caso del vino o manchego en el caso del queso), mientras que EEUU lo hace mediante la patente de la marca. Esa diferencia, insalvable hasta ahora, asusta a la delegación europea, que teme que un empresario patente, por ejemplo, la marca “jamón ibérico”, y que los productores españoles no se puedan defender.

Protección de las inversiones

Ambos bloques comparten la visión de que el sistema proteja las inversiones y no ponga en cuestión el derecho del estado a legislar, pero discrepan en cuanto al mecanismo para resolver las disputas. EE UU apuesta por un mecanismo clásico de arbitraje, en el que cada una de las partes elige a un arbitro entre tres posibles y se somete a su veredicto. Desde la Unión Europea apuestan por un sistema más ligado a la justicia, en el que estados y empresas se someten a las decisiones de quince jueces y un órgano de apelación de seis miembros. La postura inicial de la UE fue modificada al ser muy parecida a la de EEUU y dejar la decisión al libre albedrío de un árbitro, lo que podía socavar la legitimidad del Estado.

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