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Turismo interior

Viaje a la Alcarria con o sin Camilo José Cela

Recorrido literario por la comarca guadalajareña en el centenario del nacimiento del premio nobel.

Vista de la villa ducal de Pastrana.
Vista de la villa ducal de Pastrana.

Hace 70 años que Camilo José Cela emprendió su primer viaje a la Alcarria. Escogió esta remota comarca de Guadalajara porque precisamente a nadie le daba la gana de ir allí. Viajó desde Torija a Pastrana, cruzando Brihuega, Cifuentes o Trillo.

En su travesía pasó hambre y sed, durmió al raso, fue atacado e incluso encarcelado en Budia, pero también disfrutó de su paisaje, de su gastronomía y de la naturalidad de sus gentes. Con muchas entabló amistad y compartió experiencias de todo tipo que, con su fiel realismo, plasmó en el libro Viaje a la Alcarria.

Este 2016 es el centenario del nacimiento del último premio nobel español y, por ello, le proponemos conocer la comarca siguiendo sus pasos. Hoy, este territorio no es muy diferente del que se encontró Cela. Una tierra tan deshabitada como ignorada, a poco más de una hora al este de Madrid.

Una tierra de ríos como el Tajo, que atraviesan campos de cereales, montes de encinas, chopos y robles y dibujan sinuosos barrancos; una tierra de pequeños pueblos acogedores, de tímidas gentes, pero de gran patrimonio histórico; una tierra de la artesanía del hierro, cuero, madera o esparto, pero, sobre todo, una tierra de miel, la famosa miel de la Alcarria.

Aquí es recomendable viajar con el reloj parado, dejar que el camino nos guíe y que sean los lugareños los que decidan el mejor lugar para comer un asado de cordero, unas migas de pastor y unos bizcochos borrachos de postre.

Cartel conmemorativo de la publicación del libro de Cela en La Puerta.
Cartel conmemorativo de la publicación del libro de Cela en La Puerta.

La mejor miel del mundo

Así es como los propios alcarreños definen su producto estrella: la miel. Desde el siglo XVII está documentada la actividad apícola en la Alcarria.

El clima continental de esta tierra y la flora típica mediterránea, con abundancia de romero, espliego y tomillo, otorgan al producto una sutileza al paladar y gran riqueza en aromas.

En la villa ducal de Pastrana se celebra cada año la Feria Apícola Internacional de Castilla-La Mancha. El Restaurante Convento de San Francisco es la sede de esta importante reunión de apicultores y empresarios del sector venidos de diferentes partes del mundo.

Este año, el evento tuvo lugar el pasado mes de marzo y en él se valoró la importancia de la apicultura como sector ecológico y sostenible. La miel de la Alcarria está protegida desde el año 1992 por la denominación de origen.

Considerada la puerta de la Alcarria, es el lugar donde Cela comenzó su andadura por la comarca. De su importante pasado se conserva la barbacana, vestigio de la vieja muralla, con hermosas vistas al valle y el castillo templario que domina desde hace siglos todo este territorio. En su torre principal se encuentra, precisamente, el Museo del Viaje a la Alcarria. Pasee por la villa y disfrute de su majestuosa iglesia parroquial, de la plaza de la Villa y de la Plazuela, antigua ubicación del mercado medieval.

Este pueblo, a orillas del Tajuña, es de los más atractivos de Guadalajara por su declarado Conjunto Histórico Nacional. Destaca el castillo de la Piedra Bermeja, al lado de la iglesia de Santa María de la Peña, y las puertas de entrada al murallón que protege toda la villa: al norte, el Arco de la Cadena, rematado con un muro almenado, y al sur, el Arco Cozagón, de estilo gótico. Le recomendamos que visite el curioso Museo de Miniaturas del Profesor Max y que disfrute de la cocina tradicional alcarreña en el Asador el Tolmo.

La capital de la Alcarria lleva su nombre por el afluente del Tajo que allí nace. Subiendo las anchas escaleras desde la plaza mayor, con soportales al más puro estilo castellano, se llega hasta la plaza de la Provincia. Con la iglesia de San Salvador a la espalda, se contempla a lo lejos el magnífico, y a la vez ruinoso, castillo de Don Juan Manuel.

A escasos kilómetros de Cifuentes, el santuario de la Cueva del Beato, en medio de un frondoso pinar, es una estupenda elección si se decide emprender una caminata. Desde allí podrá divisar los dos grandes cerros gemelos, conocidos como las Tetas de Viana, entre Trillo y Viana de Mondéjar.

Con las Tetas de Viana a un lado y las dos chimeneas de la central nuclear al otro, si por algo destaca Trillo es por su emplazamiento. El río Cifuentes se sirve de una bonita cascada para desembocar en el Tajo, enmarcado por un grandioso puente, de origen romano y reconstruido en el siglo XVI.

En Trillo, el Cifuentes forma una cascada justo antes de desembocar en el Tajo.
En Trillo, el Cifuentes forma una cascada justo antes de desembocar en el Tajo.

Trillo es un pueblo pequeño, sin mucha gente pero con mucho encanto, si lo que se busca es tranquilidad y relajación. Ir al balneario de Carlos III, antiguos baños termales utilizados por romanos y árabes, quizá le ayude a conseguirlo.

Cela la describió como “una gran ciudad dormida”. Tenía bastante razón, pero también la tenía al engrandecer su belleza y su pasado. Presa en su propio palacio por Felipe II, a la princesa de Éboli se le concedía tan solo una hora al día para contemplar la plaza desde una rejilla. Hoy, tanto la plaza, bautizada como De la Hora, como el Palacio ducal (siglo XVI) o la rejilla son casi tan famosos como la princesa.

Recorra sin prisa las calles de este pueblo medieval, descanse en la fuente de los cuatro caños y visite sin falta la Colegiata de la Asunción, adosada a los restos de la iglesia del Temple, hoy Museo de los Tapices.

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