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Félix González, director general de la Eafi Capitalia Familiar

“Todavía hay agujeros ocultos en los balances de la banca”

"Existe una burbuja en el mercado de deuda que es evidente" "Empezaremos a ver crecimientos moderados, pero sólidos"

Félix gonzález, director general de la Eafi Capitalia Familiar
Félix gonzález, director general de la Eafi Capitalia Familiar

Félix González, director general de la Eafi Capitalia Familiar considera que la economía europea está en plena transición hacia la normalidad basada en unos mayores niveles de crecimiento y en unos costes de financiación más altos para las empresas. Esto invitará, a su vez, a una progresiva retirada de los estímulos que los bancos centrales están inyectando en las empresas.

Pregunta. Todo el mundo habla de normalidad, pero nunca llega. ¿Hasta cuándo tocará esperar?

Respuesta. Yo creo que es un escenario al que no vamos a llegar este año e incluso dudo que se vaya a ver completo durante el año que viene. Todo el proceso de normalización de la política monetaria en EE UU es a largo plazo y, además, el plan de estímulo del BCE tiene vida hasta marzo de 2017, por lo tanto es lógico esperar a que el proceso se alargue hasta finales de ese ejercicio.

P. ¿Qué rasgos distinguen a ese escenario económico normal?

R. Empezaremos a ver crecimientos moderados, pero sólidos. Además, se perderá el miedo a la deflación, con niveles inflacionistas más normales. El primer indicio de normalidad será la menor necesidad de mantener políticas monetarias tan extraordinariamente expansivas. Pero, a su vez, eso para un mercado que lleva tantos años acostumbrado a trabajar con el respaldo de los bancos centrales puede hacer que la fase de transición en la que estamos pueda ser dura.

P. ¿No nos encontramos entonces en un mercado bajista?

R. No, yo creo que no. Lo cierto es que es habitual que estas fases de transición cursen con episodios de corrección, pero son puntuales, como vimos en agosto o como hemos visto entre diciembre y febrero. Ahora algunas variables macroeconómicas muy relevantes se están reajustando desde un escenario descontado por el mercado a uno que no tiene por qué ser malo, pero que es nuevo. Esa transición a lo desconocido genera incertidumbre que se refleja en un aumento de las primas de riesgo, que a su vez suponen una reducción del valor de los activos. El problema es que, cuando el alza de las primas de riesgo se produce de forma brusca por confluir con una serie de noticias negativas, como ocurrió en diciembre con la reunión del BCE y el petróleo, se desata el pánico.

P. En ese momento de pánico se habló de nueva recesión en el sector financiero. ¿Cómo ves a los bancos?

R. La situación ha mejorado mucho desde el año 2007 hasta ahora, pero no ha habido una cirugía tan drástica como la llevada a cabo por el Tesoro y la Reserva Federal estadounidenses. Aquí se ha hecho todo más a la europea, de forma más consensuada, más suave. La consecuencia es que el proceso de ajuste está siendo más lento y, prácticamente nueve años después del estallido de la crisis, todavía estamos discutiendo la creación de un banco malo en Italia. Todo esto es un reflejo de lo mal que se están haciendo las cosas y del peso que tiene la política y la burocracia en Europa a la hora de tomar medidas que deberían haberse adoptado de una forma más rápida y mucho más profundas.

P. Pero la corrección han dejado precios atractivos en las entidades, ¿no?

R. Yo no sé ponerle precio a los bancos porque no sé que tienen en sus balances. No me fío. 

P. ¿Deberíamos esperar algún susto?

R. Sigo pensando que hay un problema de balance en la banca europea que va ligado a esa crisis de crédito que sufrimos desde 2007 y a la deuda tanto del sector público como del sector privado. Creo que todavía sigue habiendo agujeros ocultos en los balances de la banca, sobre todo de la periferia. No solo en Italia, donde el proceso de reforma ha sido muchísimo más tímido, sino también en España. Los balances están plagados de deuda pública porque ha sido la dinámica que se ha utilizado para darles liquidez durante este periodo.

P. Hablando de deuda, ¿hay miedo a una burbuja en la renta fija?

R. Miedo no, pero que existe una burbuja es evidente. La cuestión es cuándo y cómo explotará, pero como medida de prudencia lo lógico es no estar ahí. Estalle cuando estalle, se trata de un activo que está tremendamente caro desde todos los puntos de vista y que está absolutamente distorsionado por las políticas de los bancos centrales. Pase lo que pase, la mejor idea es mantenerse al margen.

P. ¿Qué riesgos podría tener el pinchazo de esta burbuja?

R. Pues depende del momento y el entorno macroeconómico en el que estemos. Cuando estalle la burbuja va a producirse, por contagio, un aumento generalizado de las primas de riesgo seguido de un aumento de los costes de financiación de los países. Si eso sucede en un momento en el que la economía está tirando fuerte y, de hecho, desde el punto de vista macroeconómico, son aconsejables unos costes de financiación más altos; bienvenido sea. Si, por el contrario, se produjera en un momento de crecimientos moderados o con problemas más graves en las economías emergentes, podría ser el empujón definitivo para que la economía global volviera al agujero.

“El mercado español es insignificante”

P. ¿Qué opinión tiene del mercado español?

R. A uno le gusta que su país vaya bien, pero siendo gestor no se puede tener pasaporte. Nosotros llevamos tiempo fuera de España y la intención es seguir estándolo. 

P. ¿Y desde fuera cómo se ve?

R. El mercado no está caro porque la corrección que hemos vivido nos ha dejado precios razonablemente baratos. La banca no me gusta, no sé darle precio porque no sé qué tienen en el balance, pero desde luego por binomio rentabilidad esperada-riesgo no me gusta. Hay opciones alternativas mucho mejores. Por otro lado, hay valores como Telefónica, que creo que están baratos y que tienen recorrido. La teleco, como mínimo, hasta los 12 euros. También me gusta Repsol, por sus exposición al sector petrolero, pero poco más, porque hay más dinero fuera y es más seguro.

P. ¿Existe algún escenario que le haría cambiar de opinión?

R.La única razón que nos haría cambiar de opinión sería un acuerdo estable de Gobierno entre el PP, el PSOE y Ciudadanos en el que se pactase el rumbo de la economía, incluyendo fiscalidad, la sanidad, la educación y la organización administrativa del Estado. A día de hoy no veo que sea un escenario probable y dudo incluso de que después de unas eventuales elecciones pueda surgir un Gobierno lo suficientemente estable como para tener continuidad durante toda una legislatura. Así que, desde mi punto de vista, las cosas no pintan bien y estamos viendo indicadores macroeconómicos que empiezan a reflejar que la confianza se está empezando a resentir.

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