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La segunda generación familiar toma el relevo

Camper, entre el zapato artesanal y la impresión 3D

Lorenzo Fluxá, fundador de Camper.
Lorenzo Fluxá, fundador de Camper.Juan Lázaro

Un pequeño taller zapatero de finales del siglo XIX convertido en una empresa innovadora del siglo XXI. Así son los orígenes y el futuro de Camper que presentó este miércoles Lorenzo Fluxá, fundador de la marca, en un encuentro organizado por ESADE y Deloitte dentro del ciclo La empresa familiar del siglo XXI: retos y oportunidades.

Fluxá, miembro de la familia propietaria también de Iberostar y Lottusse, hizo un repaso sobre la historia de la marca que ahora preside su hijo Miguel. “Yo era el hombre del siglo XX, ahora les toca a los del XXI. Yo estoy en la reserva”, señaló. El directivo apuntó que la clave para la evolución de la marca fue la creatividad y la internacionalización.

El fundador de Camper, que fue fundada en 1970, es nieto de un zapatero que abrió uno de los primeros talleres de Mallorca. Su padre lo heredó cuando cumplió 21 años y lo tuvo que relanzar desde la quiebra. A partir de él, Fluxá construyó una de las marcas de moda españolas con mayor presencia en el extranjero.

Desde que a comienzos de los noventa el grupo abriera su primera tienda en París, el mercado internacional ha ido ganando peso en la compañía. Posteriormente llegaron otros “mercados difíciles” como Milán, Londres, Berlín, Seúl o Nueva York. “Más del 70% de nuestro negocio está en el exterior”, afirmó Fluxá. Buena parte de culpa del éxito de la empresa fuera reside en su modelo Pelotas, del que ha vendido 14 millones de pares.

Él fue el responsable de llevar el negocio de Camper al extranjero “con la misma identidad que tenía en España”. A la nueva generación le toca abordar el proceso de digitalización de las tiendas y de los procesos. Para ello ha ayudado su colaboración con empresas como Vitra o SAP.

Fluxá señaló, con algunas reticencias, que el futuro pase también por la impresión 3D, que ya se utiliza para las plantillas. “Yo no estoy seguro, pero quién sabe si nos convertiremos solo en diseñadores mientras las zapatillas serán impresas en la casa del cliente”, argumenta.

La marca ya supuso un cambio en España cuando se lanzó en los años 70. Fluxá apostó por el estilo “casual” en una “sociedad clásica”. “Fue difícil al principio, por lo que decidimos comenzar con la apertura de tiendas propias”, señaló. La primera fue en Barcelona, luego han llegado otras ciudades dentro y fuera de España, hasta alcanzar los más de 400 establecimientos. “Al comienzo intentamos el franquiciado, pero no funcionó”, reconoció.

Fluxá también abordó la diversificación del grupo a nuevos negocios, aunque con funcionamiento dispar. En el lado negativo quedó el intento de apostar por la alimentación ecológica. “Abrimos en Barcelona y Berlín, pero fue un fracaso tremendo”, lamentó. Tampoco funcionó su presencia en la Copa América de Vela junto con el Team New Zealand. “Los resultados no fueron los esperados”, apuntó. Sin embargo, en el lado opuesto se encuentran sus hoteles. Por ahora cuenta con dos, en Barcelona y Berlín, abiertos en 2005 y 2008.

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