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Columna
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Draghi no logra dejar su sello

Al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi se le puede perdonar por pensar que la vida es injusta. Está haciendo un esfuerzo mucho más complicado que el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, para combatir la inflación, pero los indicadores de mercado sugieren que cuenta con mucha menos confianza de los inversores para cumplir sus promesas.

Draghi dio a entender en enero que se avecinaba una mayor expansión monetaria e hizo una defensa de dicha acción en un discurso de ayer. Rechazó los argumentos de que la baja inflación es una consecuencia inevitable de los cambios estructurales, como el envejecimiento de la población, y despachó sin rodeos a aquellos que temen que la expansión podría hacer más mal que bien creando burbujas de precios de activos en el exterior. El jefe del BCE también argumentó que los bancos centrales deben responder activamente a los shocks, tales como la caída de los precios del petróleo, en el caso de que la inflación fuera muy débil durante mucho tiempo.

Los inversores tienen más fe en la subida de la inflación en Reino Unido que en la zona euro

Aquí es donde Carney y Draghi difieren. Las actas de la reunión del organismo británico de febrero mostraron que culpan a factores temporales, como la caída de los costes de la energía y la pasada fortaleza de la libra esterlina, de la mayor parte del problema de la inflación, que se sitúa a una décima de su objetivo del 2%. Y mientras Draghi piensa en nuevas formas de relajar la política monetaria para elevar la inflación de la zona euro desde el 0,4%, Carney sigue insistiendo en que el próximo movimiento de los tipos de Reino Unido, cuando finalmente llegue, será al alza. Sin embargo, los inversores tienen mucha más fe en que la inflación subirá en Reino Unido que en la zona euro.

No es sorprendente que los inversores piensen así. Después de todo, la Comisión Europea espera que Reino Unido siga creciendo más rápido que la zona euro este año y el próximo y su tasa de desempleo sea de la mitad, según mostraron las previsiones actualizadas el jueves. Esto no es culpa de Draghi, pero definitivamente es su problema.

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