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Columna
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Una reforma fiscal para la UE

La Comisión Europea publicó ayer las reformas que deberían obstaculizar los planes de las evasiones de impuestos corporativas más flagrantes. Sin embargo, sin acuerdos globales, los diferentes enfoques jurisdiccionales siempre permitirán a gigantes de la tecnología como Apple y Aphabet ir reduciendo sus facturas.

Las propuestas de la Comisión han detallado muchos de los regates más atroces. Estos incluyen el uso de dividendos intragrupo y préstamos que atraen pocos o ningún impuesto, así como el cambio de la deuda entre filiales para que los pagos de intereses recorten los beneficios imponibles en las regiones donde las tasas son más elevadas. Las reformas fortalecerían a las naciones europeas para gravar los beneficios fiscales generados en sus países, incluso después de haber sido desplazados al extranjero, si la tasa efectiva de impuestos en el tercer país es un 40% inferior a la tasa del Estado europeo.

En un mundo ideal, tendría que haber una norma tributaria corporativa global para todos los países

Los ingresos fiscales perdidos por las estrategias de las corporaciones en la Unión Europea podrían ascender hasta a 70.000 millones de euros anuales, según el Servicio de Estudios del Parlamento Europeo. Reino Unido ha intentado impulsar la agenda reclamando 185 millones de dólares (unos 169 millones de euros) en impuestos de forma retroactiva al buscador Google –aunque dado su tamaño, la cantidad parece insignificante–.

Ir más allá implica medios para resolver un complicado problema de acción colectiva. Todos los estados miembro de la UE tienen que estar de acuerdo con las propuestas de la Comisión para que se conviertan en ley.

En un mundo ideal, tendría que haber una norma fiscal corporativa global para todos los países que podría fijarse en la actividad, los ingresos o los beneficios. Pero Estados Unidos probablemente no toleraría algo que significara la pérdida de impuestos por su liderazgo en propiedad intelectual. Además, las economías en desarrollo suelen ofrecer ventajas fiscales para atraer inversiones.

La mejor esperanza es la adopción de normas como las del borrador redactado en Europa, que se basa en los principios generales de la OCDE para acabar con la evasión de impuestos corporativos. Mientras la fiscalidad siga siendo un instrumento de la soberanía nacional, esperar más es un sueño utópico.

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