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Columna
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Giro dramático en la política de Grecia

La elección de un nuevo líder de la oposición en Grecia aumenta el riesgo de enfrentamientos entre Atenas y sus acreedores de la zona euro. Intensifica las complejas dinámicas políticas del país. A primera vista, la elección Kyriakos Mitsotakis como líder del partido de centro derecha Nueva Democracia parece una buena noticia. Es un reformista liberal que fue considerado como uno de los ministros más eficaces en el gobierno de gran coalición que cayó en enero del año pasado. Las políticas que defiende –la lucha contra los intereses creados, la liberalización de la economía y la gobernanza competente– son justo lo que necesita Grecia.

Los acreedores tienen ahora una alternativa creíble a Alexis Tsipras, el primer ministro de izquierdas que accedió después de mucha angustia a llevar a cabo un programa de reformas, pero que lo ha aplicado sin ningún entusiasmo. Sin embargo, puede que las cosas sean tan simples. Tsipras dirige un gobierno con una estrechísima mayoría y tiene que aprobar una serie de leyes impopulares –especialmente para recortar la factura estatal de las pensiones– como parte de su acuerdo con los acreedores de Grecia.

Tsipras dirige un gobierno con una estrecha mayoría y tiene que aprobar una serie de leyes impopulares

Hasta la elección de Mitsotakis, parecía que el primer ministro se las arreglaría para aferrarse a su actual mayoría o, si se le rebelaban más parlamentarios, improvisar una nueva coalición con algunos pequeños partidos de centro y de centro-izquierda. Si eso fallaba, podía ir a unas nuevas elecciones que ganaría fácilmente.

Pero puede que Tsipras ya no apueste por esa última opción. Los partidos más pequeños no estarán tan dispuestos a unirse a su coalición ya que temerán que sus electores se pasen en desbandada al lado de Mitsotakis. Esto, a su vez, significa que los posibles rebeldes de las filas de Tsipras se envalentonarían, calculando que depende de ellos.

Como resultado, tal vez el primer ministro tenga la tentación de poner en marcha una línea más dura con los acreedores y tratar de diluir algunas de las reformas más duras. Por su parte, puede que desde la zona euro tengan la sensación de que pueden ser más duros con Atenas ya que Tsipras no es el único jugador.

Hay, por supuesto, muchas suposiciones en este escenario, pero sugiere que la victoria de Mitsotakis es bienvenida aunque podría crear más sorpresas en un drama que ya ha demostrado ser impredecible.

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