_
_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La apuesta de la economía china

La nueva economía china parece más vulnerable a las ventas rápidas en su mercado de valores. Aunque la caída de Año Nuevo en el precio de las acciones ha movido las valoraciones a la baja, las empresas del sector privado aún parecen relativamente caras. Eso podría significar más dolor para las acciones que prefieren los pequeños inversores que dominan las bolsas chinas.

El índice de referencia CSI300 de China cayó cerca de un 12% en los primeros cuatro días de negociación de 2016, perdiendo todas las conquistas que hizo el año pasado. Puede que algunos vean la caída como una oportunidad de compra. Las empresas que cotizan en Shanghái ahora lo hacen en 13 veces sus beneficios históricos, según datos de Thomson Reuters –muy por debajo del múltiplo medio de 20 de la última década–. Pero para los estándares internacionales, aún parecen caras. El índice Hang Seng de Hong Kong, que incluye muchos grupos chinos grandes, cotiza en alrededor de ocho veces las ganancias.

Las compañías que operan en las llamadas nuevas industrias del país han sido atraídas por Shenzhen

En la bolsa de Shenzhen, dominada por empresas privadas, parecen todavía más caras. La empresa media que cotiza allí está valorada en alrededor de 36 veces los beneficios históricos. Las compañías de pequeña capitalización del ChiNext de Shenzhen se sitúan en unas vertiginosas 67 veces.

Hasta cierto punto, las valoraciones reflejan una historia de crecimiento oculto. Shanghái está dominada por densas empresas estatales, que alimentaron el crecimiento chino impulsado por la inversión en las últimas tres décadas y ahora sufren la peor parte de su desaceleración económica.

Mientras tanto, las compañías que operan en las llamadas nuevas industrias de la economía, como tecnología, energía limpia y medios de comunicación han sido atraídas por Shenzhen. A los inversores minoristas les gustan, ignorando en gran medida la rentabilidad de los beneficios en busca de empresas que esperan que dominen los sectores de rápido crecimiento de China orientados al consumo.

Estas acciones parecen más vulnerables a una nueva ola de ventas. Eso implica malas noticias para las empresas del sector privado que intentan aumentar su capital. Y, dado que este genera la mayor parte de los puestos de trabajo en el país, a su vez podría ser una mala noticia para el futuro crecimiento económico de China.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_