La auditoría interna, función clave de buen gobierno

La ejemplaridad, la transparencia y la rendición de cuentas son los pilares fundamentales para luchar contra el fraude y la corrupción y la base para recuperar el respeto y la confianza de los ciudadanos en las organizaciones. Así lo manifestó Ernesto Martínez, presidente del Instituto de Auditores Internos de España (IAI), durante la celebración, la semana pasada, de las XX Jornadas de Auditoría Interna, un encuentro que reunió durante dos días en Madrid a más de 500 profesionales de la auditoría interna. Martínez llamó a hacer efectivo “el liderazgo ético que demanda la sociedad” y destacó que escándalos como el de Volkswagen ponen de relieve la importancia de lograr un entorno de control sólido como uno de los objetivos fundamentales del buen gobierno de las organizaciones.

Para conseguir este entorno, el presidente de los auditores internos señaló que tanto el sector público como el privado han de tener implantados una política de gestión de riesgos adecuada y una cultura corporativa y ética que emane de la máxima autoridad, quien además tiene la responsabilidad de supervisarlo. Y en eso han avanzado mucho en los últimos años sobre todo las grandes empresas cotizadas, gracias en buena medida a la entrada en vigor de la Ley de Sociedades de Capital o el Código de Buen Gobierno de la CNMV. Un esfuerzo de robustecimiento del control interno que, como destacó Martínez, no debe ser ajeno tampoco para las pequeñas empresas cotizadas y las pymes, que les debe ayudar a “maximizar la utilización de recursos para asegurar su sostenibilidad”.

Durante los dos días en las que se desarrollaron las XX Jornadas de Auditoría Interna, un total de 26 expertos nacionales e internacionales examinaron, a lo largo de las distintas ponencias, las preocupaciones actuales de las empresas y los riesgos a los que se enfrentan y cómo gestionarlos. Expertos de algunas de las grandes empresas españolas, como Telefónica, Banco Sabadell o Gas Natural, hablaron de riesgos fiscales, tecnológicos y reputacionales, entre otros asuntos. Y también de retos, como la ética y el buen hacer profesional o la batalla por el talento y la gestión de equipos.

Riesgos y retos que son distintos a los de hace 20 años, porque la revolución tecnológica, los nuevos actores en la escena política y económica internacional o el desarrollo del transporte y las comunicaciones, entre otros, han acelerado la velocidad de cambio del entorno del mercado en el que operan las empresas. Y también han multiplicado las amenazas, que se materializan con mayor velocidad. Martínez resaltó que compete a los auditores internos comprender esos riesgos y los sistemas para controlarlos y cumplir así con su función de aseguramiento.

Entre estos nuevos retos, el presidente de la IAI destacó en primer lugar el aumento de la presión normativa sobre las organizaciones empresariales, “debido a la presión de la sociedad, que pide soluciones tajantes ante la crisis de confianza y la falta de responsabilidad en determinados aspectos de la realidad económica”. Martínez subrayó también el papel que a los auditores internos otorgan las nuevas normativas, que ponen en valor la profesión del auditor interno, incrementan sus funciones y les asignan importantes responsabilidades de supervisión de los sistemas de control y gestión de riesgos. “De esta forma la auditoría interna queda reforzada como función clave de buen gobierno, como apoyo fundamental al comité de auditoría y al consejo de administración”, concluyó.