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Hay estudios que las relacionan con los buenos resultados académicos

Las artes, vitales en la formación pero en declive en las escuelas

Ninguna disciplina resulta tan creativa como las artes Las notas de los alumnos que han tenido una buena formación artística son mejores

Thinkstock

"Sabemos que los niños con buena base en arte tienen tres veces más posibilidades de estudiar en la universidad. También hay estudios que reflejan que los resultados académicos de un joven que se le haya formado en artes son entre un 20% y un 30% mejores que los del resto”. Estos son algunos de los datos que esgrimió el reputado pedagogo Christopher Clouder, director de la Plataforma para la Innovación en Educación de la Fundación Botín, durante un acto celebrado en la sede madrileña de dicha institución en torno al valor educativo del arte.

Existe consenso entre maestros y pedagogos sobre la gran importancia que tienen las artes en la formación de los niños. Y, sin embargo, la tendencia en las escuelas es restar horas lectivas a estas actividades a favor de ciencias e idiomas.

Estas últimas son disciplinas importantes, aunque en opinión de Clouder, también director ejecutivo del Comité Europeo Educativo Steiner Waldorf, se pueden explotar mejor a edades más avanzadas. El método Waldorf se basa, entre otras características, en dividir los tiempos de formación en septenios. Hasta los siete años el foco se pone en la educación emocional, fundamentalmente a través del ejercicio físico. A partir de ahí, y hasta los 14, toca experimentar y adoptar muchos de los hábitos que le acompañarán como persona, proceso en el que las artes juegan un papel fundamental. Y una vez superada esa edad toca centrarse en sus intereses, en lo que les apasione.

Atracción contrastada entre niños y adultos

A Fernando Pérez, investigador de la Universidad de Granada, se le ocurrió llevar a cabo un experimento. Juntaba en una sala a pequeños y mayores y hacía que formaran un gran círculo. Todos iban pasando por detrás de una lona sobre la que se proyectaban luces de colores. Acompañados por una música que va cambiando, representaban de dos en dos pequeñas escenas que veía el resto del grupo.

Pérez repitió esa experiencia en varios lugares del mundo: desde el norte de Europa hasta Hong Kong o el Sáhara Occidental, pasando por Latinoamérica. Lo interesante, explicó, fue ver que los comportamientos se repetían: durante las primeras vueltas, miedos escénico; pero a medida que avanza el juego, explosión de creatividad. Y la mayoría de escenas aparecían en cada lugar en el que se probaba. Conclusión: la expresión artística es un elemento de cohesión intercultural.

Para el británico Paul Collard, director ejecutivo de Creatividad, Cultura y Educación, organización que diseña para el gobierno británico programas de aprendizaje, el gran valor de las artes es que fomentan la creatividad y despiertan sentimientos. “El problema de la educación es que se ha diseñado para entrenar a los alumnos en las profesiones que existen, pero ya no sabemos de qué trabajarán los niños de hoy cuando sean mayores”. Por eso, asegura, es fundamental fomentar la creatividad desde pequeños.

Milagros Martínez, directora del CEIP Rufino Blanco de Madrid, dijo durante la jornada organizada por la Fundación Botín que las artes tienen además una capacidad de vertebración transversal de temáticas. “Haciendo murales sobre el otoño podemos estudiar meteorología, los alimentos, botánica o matemáticas”, ilustró.

Clouder opina, además, que cualquier buen profesor es un artista en potencia. Si se cuidan los materiales y se tiene pasión por enseñar, seguro que se recurre con frecuencia a incluir elementos relacionados con la pintura, el dibujo, las artes plásticas, la música o la expresión artística. Aunque en los centros hay que luchar también contra la comodidad de ceñirse al libro de texto: “es importante tener claro que el arte comporta la posibilidad del riesgo y el fracaso”, explica.

También suele enfocarse de forma errónea el asunto, según lo ve Martínez. “En la evaluación solemos poner el énfasis en el resultado del trabajo, cuando lo realmente importante es el proceso, porque es cuando suceden cosas”. Fomentar las artes debe ser un trabajo también de cara a los maestros.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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