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Desde el 1 de enero de 2019, según el FSB

El colchón anticrisis de la banca se fija en el 16%

El FSB ha dado a conocer hoy las nuevas exigencias de la normativa Basilea III sobre el colchón que deben atesorar para evitar futuras crisis financieras, que asciende a un 16 % de sus activos ponderados por riesgo.
El FSB ha dado a conocer hoy las nuevas exigencias de la normativa Basilea III sobre el colchón que deben atesorar para evitar futuras crisis financieras, que asciende a un 16 % de sus activos ponderados por riesgo.Cinco Días
Nuria Salobral

Los mayores bancos del mundo, aquellos considerados “demasiado grandes para caer” y a los que por tanto se considera sistémicos, ya conocen las exigencias a las que deberán enfrentarse en materia de exigencias de capital. El Consejo de Estabilidad Financiera, (FSB por sus siglas en inglés) –el organismo internacional que reúne a bancos centrales, actualmente presidido por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, y al que el G20 le han encargado una reforma global del sistema financiero– anunció hoy los nuevos requerimientos de capital que se exigirán a una treintena de bancos, entre los que figura Santander como única entidad española, después de que BBVA dejara de ser considerado la semana pasada como banco sistémico.

Estas nuevas exigencias buscan establecer un nivel mínimo de capital a partir del cual determinar la capacidad de un banco para absorber pérdidas –TLAC o total loss absorbing capacity por sus siglas en inglés– sin perjuicio irreparable de su solvencia. En definitiva, un colchón con el que afrontar futuras crisis y evitar que futuros rescates tengan que solventarse con dinero público, más aún si se trata de bancos que por su elevado tamaño son capaces de poner en peligro la estabilidad financiera internacional, tal y como sucedió con Lehman Brothers.

El FSB ha determinado que estas entidades deberán contar desde el 1 de enero de 2019 con un colchón de capital que cubra el 16% de sus activos ponderados por riesgos, porcentaje que se elevará al 18% a partir de enero de 2022. El requisito supone un alivio para la banca respecto a la propuesta inicial, lanzada hace un año, que apuntaba a una horquilla de entre el 16% y el 20% de los activos ponderados por riesgo. “Esto no es Basilea IV. Lo que estamos haciendo es poner orden en aspecto que se han identificado con la apliación de Basilea III”, explicó ayer Carney. Así, los bancos sistémicos deberán cumplir con el primer requisito de absorción de pérdidas en el momento en que entra en vigor con plenitud Basilea III –enero de 2019–, que exige capital por hasta el 10,5% de los activos ponderados por riesgo.

El FSB también establece que el ratio de apalancamiento –que mide el peso del capital de primera categoría y el total de la inversión– debe ser del 6% desde el 1 de enero de 2019 y del 6,75% a partir de 2022. El organismo defiende además el beneficios de reducir el riesgo de nuevas crisis bancarias, que cifra en un efecto positivo sobre el PIB anual de entre 0,15 y 0,20 puntos. El impacto de la mayor exigencia de capital sobre el crédito, y su posible encarecimiento, sería muy limitado y oscilaría apenas entre un 0,02% y un 0,03% adicional, añade el FSB.

El impacto de esta exigencia de capital supondrá un esfuerzo para los bancos sistémicos de hasta 1,1 billón de euros, de los que 755.000 millones corresponderían a los bancos chinos, los más afectados. Sin embargo, los analistas señalan que el impacto no será ni mucho menos traumático y esas exigencias podrán solventarse con la emisión de títulos de deuda capaces de absorber pérdidas. Es más, bastaría en algunos casos con renovar actuales emisiones en las que introducir una cláusula en la que advertir al tenedor de los títulos de la posibilidad de sufrir pérdidas en caso de problemas de solvencia de la entidad. Así, uno de los principales recursos sería la emisión de híbridos o ‘cocos’, capaces de convertirse en capital, además de las emisiones de acciones. Santander podría de hecho cumplir el requisito con las emisiones ya previstas.

Santander y europeos

Según los analistas de Citi, el impacto sería manejable para los bancos europeos, con una factura equivalente al 2% de los beneficios de 2017, que se elevaría a entre el 4% y el 5% en el caso de Unicredito, Santander y BNP Paribas. A la entidad española le benficiará además el reciente reconocimiento que la logrado del FSB, que no penalizará la estructura de filiales del banco, de modo que el colchón de capital será equivalente al que se le exige a entidades con estructura de grupos consolidados, como HSBC.

Más plazo para la banca china

El Consejo de Estabilidad Financiera ha decidido dar más tiempo a los bancos sistémicos con sede en economías emergentes para el cumplimiento de las exigencias de capital, algo que beneficiará especialmente a la banca china que es además la que afronta el mayor reto para alcanzar los nuevos requisitos. Los bancos emergentes deberán contar con un colchón por el 16% de los activos ponderados por riesgo y con un ratio de apalancamiento del 6% en enero de 2025, no de 2019. Y del 18% y el 6,75%, respectivamente, en 2028, no en 2022.

Además, el FSB también incluye a las entidades chinas en el grupo de bancos sistémicos a los que exige menor recargo según su riesgo, del 1%, un grupo en el que también están Santander, Crédit Agricole, ING Bank, Royal Bank of Scotland, Unicredito, Société Générale, Nordea, Sumitomo Mitsui FG, UBS, o Wells Fargo.

A ninguna entidad se le aplica el recargo máximo del 3,5% y las consideradas con más riesgo sistémico, con un recargo del 2,5%, son HSBC y JP Morgan. En un siguiente grupo, con un recargo por su riesgo del 2% del capital, aparecen Barclays, BNP Paribas, Citigroup y Deutsche Bank. Y con el 1,5% figuran Bank of America, Credit Suisse, Goldman Sachs, Mitsubishi UFJ y Morgan Stanley.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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