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Retrasa su salida a Bolsa para evitar ser opada ya

La banca mediana quiere negociar ante su posible absorción

Nuevas noticias sobre las fusiones bancarias. El jueves el subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, volvió a insistir en este asunto. Apeló a la baja rentabilidad de la banca y a la necesidad de seguir rebajando costes reduciendo capacidad instalada. En Román Paladino, más cierre de oficinas y reducción de plantilla, y menos competidores en el que ya es considerado por algunos reducido mapa bancario español.

El mensaje no es gratuito. Al parecer, el Banco Central Europeo (BCE) ha sido muy duro con algunos puntos del negocio de las entidades españolas. Considera que la banca tiene aún muchas oficinas, un nivel de riesgos en algunos casos incierto, además de algunas estructuras de grupo que no convencen al supervisor europeo. De ahí, la conveniencia de emprender en 2016 nuevos ajustes, fusiones e incluso replanteamientos de ciertos negocios y consolidación de grupos. Pese a ello, la idea de reducir el número de entidades en España proviene de hace unos cuatro años.

Hace menos de un lustro, cuando se iniciaron los traumáticos procesos de fusiones en España como consecuencia de la crisis económica y financiera, ya se hablaba de reducir el sistema financiero nacional a cinco entidades. Y a ello se tiende. En aquel entonces, el hecho de que La Caixa no participara en la primera ronda de fusiones, salvo con la absorción de la pequeña entidad Caixa Girona (que fue un rescate más que una fusión) produjo cierta sorpresa entre algunos de sus colegas. El presidente de La Caixa, Isidro Fainé, comentó entonces que la entidad participaría en la segunda o tercera vuelta de las fusiones. Y así ha sido hasta ahora. Absorbió Banca Cívica, Banco de Valencia y más recientemente el negocio minorista de Barclays en España en la segunda vuelta, y si resuelve algún que otro cabo suelto que tiene en su estructura seguro que participará en la tercera.

Santander es el único de los grandes que no ha realizado una operación de consolidación en España. Se le escapó Catalunya Banc, pero no sería extraño que ahora realizase alguna compra. También quiere recuperar el primer puesto en el mercado español.

En su intervención del jueves, Restoy explicó que el objetivo de las posibles alianzas o fusiones es “ganar la eficiencia necesaria para competir con holgura en un nuevo contexto económico y regulatorio que será más exigente”.

Y es que hacer banca ya no es ni rentable ni glamuroso, como pasó en los años precrisis, cuando los crecimientos del crédito y de los beneficios sobrepasaban los 20%, y tener una morosidad del 4% ya era alarmante. La rentabilidad entonces sobrepasaba con creces los dos dígitos. Pero esos tiempos no volverán. Por ello, como en los 15 resultados de las quinielas, los también 15 equipos españoles de la liga nacional intentan situarse en las primeras posiciones para elegir a los que consideran mejores jugadores para su equipo.

La banca mediana (Abanca, Kutxabank, BMN, Ibercaja, Liberbank y Unicaja) es la más amenazada por la presión de los márgenes, conocedora de sus debilidades y de que tiene un gran número de papeletas para ser absorbida a la mínima de cambio, ha puesto manos a la obra y ha comenzado a llamar a algunas puertas para intentar llegar a acuerdos. Eso mejor que ser en dos años integrada por un gran banco sin posibilidad de negociar y obtener alguna compensación.

Sabadell, CaixaBank o Popular son las entidades elegidas, y dentro de ellas Popular es ahora la preferida. Su tamaño y tipo de negocio es muy similar al de estas antiguas cajas de ahorros.

La banca mediana, salvo Liberbank, tiene otro escollo añadido. Tiene que cotizar en un tiempo prudencial, periodo que van retrasando todo lo que pueden, aunque varios ya han designado a su asesor (el último en anunciarlo fue Unicaja, que ha fichado a de Rothschild). Es cierto que los mercados siguen muy volátiles, y que su precio sería barato, y podrían ser un objeto fácil de opar.

Esta es otra de las razones por las que están llamando a las puertas de los bancos. Pretenden que si se ofrecen para realizar una operación corporativa aún pueden permitirse negociar asientos en los consejos, y una parte más o menos significativa del capital de Popular, en este caso, pero bien puede ser de Sabadell, o en menor medida de CaixaBank. Y en esas están. Unos como Ibercaja, porque prefiere negociar con un banco que ya cotiza su integración en el grupo ahora que puede. Otros como Unicaja porque les aprieta el zapato con las cláusulas suelo. Otros como BMN, por algo similar.

El problema es que los bancos saben que el tiempo juega en contra de la banca mediana. Cada día que pasa su valor se deteriora más. Es una pena, porque la competencia es buena y sana.

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