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Los directivos, como los futbolistas y artistas, empiezan a contratar agentes

Si me quiere como ejecutivo, hable con mi representante

El agente se encarga de buscar ofertas y de negociar contratos en nombre de su cliente Las agencias ponen requisitos: la retribución fija debe alcanzar los 150.000 euros

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Manuel G. Pascual

Hay dos formas de cambiar de empleo: buscando ofertas de trabajo o recibiéndolas. Hace tiempo que los profesionales de los recursos humanos (headhunters) asesoran a las empresas para ayudarlas a encontrar a los candidatos ideales para cada puesto. Lo que no es tan frecuente es que sea el propio trabajador el que recurra a un intermediario para dar con su empleo ideal.

Un servicio no apto para cualquiera

Por la cuenta que les trae, las agencias que ofrecen servicios de representación para ejecutivos son muy selectivas con sus clientes. “Evaluamos muchísimo la capacidad de persuasión de los candidatos y su compromiso real con el cambio”, explica Ana Álvaro, directora de Exclusibity.

En el caso de la mencionada agencia, el proceso dura unas tres semanas. El primer filtro es el sueldo (mínimo de 150.000 euros sin variables) y una entrevista telefónica. El siguiente paso es un encuentro personal, en el que se define el puesto de trabajo ideal. Posteriormente, el posible cliente debe responder unos cuestionarios que sirven a la agencia para tomar conciencia de las distintas competencias del sujeto, de su personalidad profesional y de los campos en los que aporta valor. Por último, el aspirante hace una presentación en la que muestra para qué sirve en términos laborales. Si el análisis de toda esa información es positivo, el interesado obtiene un representante.

La figura del agente de talento ejecutivo, muy extendida en los países anglosajones, está empezando a desembarcar en España. Su trabajo es similar al que desempeñan los representantes de deportistas o artistas: se encargan de gestionar la carrera de sus clientes, lo que incluye buscarles nuevas oportunidades laborales y negociar sus condiciones.

La idea que descansa detrás de esta nueva figura es otorgarle al directivo el control de su propia carrera laboral. “Los headhunters se deben, en última instancia, a la empresa que les contrata. Nosotros, en cambio, nos centramos en el profesional”, apunta Jaime Bacás, socio de Exclusibity. Esta compañía, integrada en Atesora Group, es de las primeras en poner en marcha en España un servicio de representantes de ejecutivos.

Recurren a este tipo de agentes directivos de alto nivel que se sienten en situación de despido interior. Esto es, cuando piensan que están fuera de la organización al considerar que han tocado techo a nivel profesional o salarial, cuando no se entienden con sus jefes o cuando temen por la continuidad de la compañía. Lógicamente, quienes contratan un representante lo hacen de forma discreta, ya que siguen en activo en su empresa. “A menudo se trata de directivos que nadie sospecharía que buscan un cambio”, comenta Ana Álvaro, directora de Exclusibity.

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La agencia de representantes que dirige tiene en cartera “algunos vicepresidentes de empresas, consejeros delegados, directores generales y emprendedores” procedentes de todo tipo de sectores. Su identidad es confidencial, ya que a menudo están en el comité de dirección de sus compañías. Todos tienen en común un salario fijo mínimo de 150.000 euros. Ese es un primer filtro, pero hay más: el agente no accede a representar a un ejecutivo hasta que está totalmente seguro de que este tiene posibilidades reales de ser contratado para desempeñar puestos de mayor peso que el ocupado hasta ese momento. “Nosotros cobramos si tenemos éxito, si el cliente no encuentra lo que busca, no nos llevamos nada. Creemos que de esta forma se establece una relación de mayor complicidad y cooperación entre las partes”, explica Bacás. Aunque sus honorarios se negocian caso a caso, en Exclusibity suelen rondar el 30% de la retribución fija del primer año.

Una vez firmado el contrato entre cliente y representante, este se ocupará de tantear el mercado y buscar ofertas que concuerden con las aspiraciones del interesado (sector, responsabilidades, retribución, países...). Lejos de ser competencia de los headhunters, colaboran con ellos para encontrar oportunidades para sus representados. El agente está presente durante las entrevistas, para destacar aspectos del candidato que quizá este se haya olvidado de subrayar. Y, por supuesto, es quien negocia los términos de la contratación, si se llega a ese punto. Igual que sucede con las estrellas del fútbol.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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