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Sin el superávit de Madrid no es factible el margen que exige Bruselas

El Gobierno depende de Carmena para cumplir el objetivo de déficit público

Madrid registró el año pasado un saldo positivo de 1.330 millones Las comunidades rebasarán con toda seguridad el límite

Las posibilidades de que España cumpla este año el objetivo de déficit público del 4,2% del PIB son escasas y pasan necesariamente por que el Ayuntamiento de Madrid logre nuevamente un superávit. El año pasado, el municipio cerró con un saldo positivo de 1.318 millones cuando le bastaba alcanzar el equilibrio. El Gobierno confía en que nuevamente el superávit local compense el más que seguro desvío que registrarán comunidades y Seguridad Social.

Paradójicamente, el reto del ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, de acabar el último año de legislatura cumpliendo el objetivo de déficit público depende en buena medida de los nuevos alcaldes surgidos de los movimientos sociales y, especialmente, de la alcaldesa de Madrid, Manuel Carmena.

El PIB de la ciudad de Madrid supera al de la mayoría de comunidades autónomas

La Administración local tiene la obligación de cerrar el ejercicio en equilibrio (igualdad entre ingresos y gastos), sin embargo, el Gobierno confía en que, como sucedió el año pasado, logre un importante superávit. Solo si los ayuntamientos consiguen un balance positivo cabe alguna posibilidad –reducida, eso sí– de cumplir el objetivo de estabilidad. En este punto es donde la ciudad de Madrid, cuyo PIB supera a la mayoría de comunidades autónomas, resulta clave. El año pasado, el ayuntamiento registró un superávit de 1.330 millones, cifra que equivale al 0,1% del PIB y que, por ejemplo, supera el déficit registrado por 13 de las 17 comunidades.

En total, los más de 8.100 municipios que hay en España lograron un balance positivo de 5.938 millones, un 0,6% del PIB. Si los ayuntamientos se hubieran limitado a cumplir su obligación de cerrar en equilibrio, el déficit del conjunto de España hubiera alcanzado el 6,4% del PIB. Un nivel muy superior al 5,8% registrado y que es precisamente el umbral que exigía Bruselas.

La importancia del excedente municipal reside en que permite absorber buena parte del desvío de las comunidades que, por ejemplo, el año pasado cerraron con un déficit del 1,7% cuando el objetivo era hacerlo en el 1%. Para este año, la situación se repetirá. Es simplemente imposible que las comunidades logren rebajar sus números rojos al 0,7% que contempla el objetivo de estabilidad de 2015. De hecho, ya en julio rebasaron esa cifra. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) prevé que el desfase se situará en torno al 1,3%, seis décimas por encima del límite. Así, nuevamente el superávit municipal resulta clave para mitigar ese desvío. El problema es que seguramente la Seguridad Social también rebasará su límite y es posible que la Administración central se desvíe también algunas décimas.

La Ley de Estabilidad limita la posibilidad de incrementar los presupuestos municipales

Por otra parte, el equipo de Gobierno de Manuela Carmena ya ha dejado claro que lograr superávit no es un fin en sí mismo y defiende el incremento del gasto público de carácter social. Aun así, hay que tener en cuenta que el margen de maniobra de los alcaldes está limitado por la Ley de Estabilidad Presupuestaria que se aprobó en 2012 y que pone coto a los incrementos presupuestarios. De hecho, los alcaldes vinculados a Podemos, y también los socialistas, han criticado el corsé que supone la normativa promovida por el Ministerio de Hacienda. De alguna forma, los ayuntamientos registrarían superávit aunque no quisieran.

Los municipios socialistas y los salidos de los movimientos sociales ya han mostrado también su rechazo a la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local que delimita de forma estricta las competencias locales.

Más allá de la bronca política, la Airef señaló en un informe en verano que los municipios estaban en condiciones de repetir el balance positivo del año anterior. En el caso concreto del Ayuntamiento de Madrid, los datos de inicio del ejercicio mostraron un aumento de los ingresos no financieros de un 2% y una reducción del gasto en torno al 20%, lo que invitaba a pensar que la ciudad cerrará el año con un holgado superávit. De hecho, este es uno de los argumentos que utilizó el Consistorio para no renovar el contrato con las agencias de rating Standard & Poor’s y Fitch. El equipo de Carmena sostiene que este servicio no es necesario porque el ayuntamiento no aumentará su deuda.

Del resto de grandes ayuntamientos también se espera que puedan repetir los superávits registrados el año pasado. Barcelona, hoy gobernado por Ada Colau, ingresó 204 millones más de los que gastó en 2014. En la ciudad de Valencia, donde la alcaldía está en manos de Joan Ribó de Compromís, el superávit alcanzó los 133 millones. Los saldos positivos son importantes en un contexto en el que los organismos internacionales apuntan que España incumplirá el objetivo de déficit público por unas pocas décimas de PIB.

Restar importancia a las décimas

La gran mayoría de analistas y organismos internacionales coincide en que España no cumplirá el objetivo de déficit público. El Gobierno de Mariano Rajoy se muestra más optimista, aunque reconoce en voz baja que existe la posibilidad de un ligero desvío. En este sentido, el Ejecutivo defiende que rebasar por unas pocas décimas el límite de consolidación fiscal no supone un problema en un contexto en el que el Tesoro refinancia su deuda a tipos inferiores al 1% y la economía crece.

Aun así, Bruselas insiste en que España debe mantener el rigor presupuestario para lograr que su desfase se sitúe por debajo del 3% el próximo año, el umbral que exige el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. La previsión de la Comisión Europea apunta que España registrará este año un déficit del 4,5% frente al objetivo del 4,2%. Y, en 2016, los números rojos se moverán en torno al 3,5% en lugar de hacerlo en el 2,8% que figura en la senda de consolidación fiscal. También, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que se incumplan los límites. Una opinión compartida por la mayoría de analistas y centros de estudios que recoge el panel de Funcas.

De hecho, la peor previsión corresponde a la Fundación de Cajas de Ahorros, que estima que los números rojos cerrarán este año en el 5,2%, un punto más que el objetivo. Y, para el próximo año, sitúan el desfase en el 4%. Será el Gobierno que salga de las elecciones de diciembre quien informará a Bruselas del déficit real de 2015.

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