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Columna
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Glencore se resiste a la angustia

El consejero delegado de Glencore, Ivan Glasenberg, ha logrado mostrar resistencia incluso en una ampliación de capital de 2.500 millones de dólares (unos 2.200 millones de euros). El comerciante suizo de materias primas aseguró ayer que había colocado una serie de nuevas acciones como parte de un plan para reducir la deuda en un tercio, dando prioridad a los inversores a largo plazo y dejando a los vendedores a corto –confirmados y sospechosos– con menos. El pequeño descuento, de solo un 2,5% con respecto al precio de mercado, implica que daña poco a los que se quedan fuera. Pero es un recordatorio de que en las empresas gestionadas por sus propietarios, la caída de precios de las acciones es una cuestión personal.

El grupo suizo colocó ayer nuevas acciones como parte de su plan para reducir su deuda

Glasenberg tiene inversores manipuladas en parte porque puede. Por lo general, en una rápida ampliación de capital, los hedge funds tienen más capacidad que los lentos inversores institucionales a la hora de obtener el permiso para comprar más acciones. El problema es que algunos solo pueden planificar mantener las acciones por un corto período de tiempo, mientras que otros pueden estar cerrando una posición corta. Para los administradores de Glencore, que han perdido la mitad del valor de sus participaciones en un año, puede parecer que ceden ante los matones del patio.

En este caso, tener una semana para preparar la ampliación significa que los inversores a largo podrían participar también. Y dado que Glencore amplió sus acciones en solo un 9,9%, no tenía ninguna obligación de tratar a todos los accionistas por igual, como lo haría en una emisión de derechos completa. Visto de una forma, al dar más peso a ciertos accionistas, Glasenberg ha premiado a los que tienen fe en las virtudes fundamentales de la empresa. Visto de otra, ha golpeado a sus detractores de forma que solo dejará a los más fervientes.

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