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Columna
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Más chispas entre Cameron y la UE

Un nuevo fallo judicial de la Unión Europea pone de relieve una vieja división marxista que podría influir en si Reino Unido permanece o sale del bloque. En este caso se enfrentan los jefes, que se quejan de las normas de la UE, contra los trabajadores que desean una mejor protección. Es algo con lo que el primer ministro David Cameron tendrá problemas.

Un ejemplo es la reacción a un fallo del máximo tribunal de la UE la semana pasada sobre lo que se considera tiempo de trabajo. El Tribunal de Justicia Europeo (TJE) decidió que el tiempo que los trabajadores dedican a viajar entre el hogar y sus primeros y últimos clientes debe calificarse como parte de su jornada si los empleados no tienen un lugar fijo de trabajo. Los sindicatos acogieron con beneplácito la decisión, no tanto los lobbies empresariales.

Los sindicatos se indignarían si a Reino Unido se le concedieran exenciones en la protección al trabajador

El Instituto de Directores acusó al Tribunal de Justicia de “atormentar” a las empresas de toda Europa, según el Financial Times. Las Cámaras de Comercio Británicas fueron un paso más allá y aseguraron que el fallo subrayaba la importancia de asegurar una cláusula como excepción en los elementos de la legislación de la UE que detallan los límites de hora y acuerdos con temas como descansos y turnos de noche.

Este es un dilema para Cameron que intenta renegociar las relaciones de Reino Unido con la UE antes de un referéndum sobre si el país debe permanecer en el bloque. El no poder obtener dichas cláusulas de exención complicará su misión y dará munición a los políticos anti UE dentro del Partido Conservador. Sin embargo, el éxito podría ser un arma de doble filo si Cameron quiere evitar la salida de la UE.

Los sindicatos se indignarían si a Reino Unido se le concedieran las exenciones a las normas que tienen por objeto proteger a los trabajadores. En tal escenario, su apoyo para permanecer en la UE podría ser tibio en el mejor de los casos.

Cameron tendrá que deleitar a los jefes o complacer a los trabajadores, en función de cómo de complacientes quieran ser otros países de la UE. Esta elección un tanto marxista puede determinar si Reino Unido se queda en la Unión Europea.

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