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Columna
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Una turbia bola de cristal

Pronosticar el futuro nunca es fácil. Pero los inversores están viviendo un momento particularmente difícil para predecir las perspectivas de los precios al consumidor. Los medidores a largo plazo de las expectativas de inflación del mercado han estado exhibiendo inusualmente grandes oscilaciones. En la zona euro, la medida que rastrea cómo los inversores ven el movimiento de los precios durante un período de cinco años dentro de cinco años ha revertido más de la mitad del aumento que acumuló durante los primeros seis meses del año. El homólogo estadounidense de esta medida ha dado marcha atrás en cuatro quintas partes de sus subidas de enero a junio.

¿Qué podría hacer que los inversores recortaran su opinión sobre lo que subirán los precios hasta ese momento en el futuro? La caída de los precios de las materias primas y la inesperada devaluación del yuan tienen, sin duda, parte de culpa.

Los mercados temen que los bancos centrales estén perdiendo su poder para incluir en la inflación

Pero eso en realidad no explica por qué las expectativas de inflación a largo plazo podrían estar tan inquietas. El impacto de estos fenómenos en los precios al consumidor normalmente se desvanece con el tiempo.

La verdadera causa podría ser que los mercados temen que los bancos centrales estén perdiendo su poder para influir en la inflación. Si los inversores confían menos en la capacidad de las autoridades monetarias globales para compensar las perturbaciones desinflacionarias, es lógico que sean más sensibles a cualquier cosa que pese sobre los precios al consumidor. La medida a cinco años dentro de cinco años se ha vuelto más volátil en el último año con las tasas de inflación a ambos lados del Atlántico cayendo hacia, y a veces por debajo de, cero.

Los encargados de formular las políticas en el BCE han intentado recientemente poner menos énfasis en las cifras. Puede que estos medidores que en otros momentos fueron útiles se hayan convertido en una mejor guía para la confianza del mercado en los banqueros centrales que para predecir dónde estará la inflación dentro de unos años.

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