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Columna
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El drama sin crisis de Portugal

Un año después de salir de su rescate de 2011, Lisboa se apuntó su quinto trimestre consecutivo de crecimiento en el trimestre que terminó el 30 de junio. El desempleo ha caído 2 puntos porcentuales en el último año, al 11,8%. El país tampoco se ha visto excesivamente afectado por la disputa sobre el nuevo rescate de Grecia. Los diferenciales de rentabilidad sobre los bonos alemanes se han mantenido muy por debajo de los picos de 2013 y 2014 y el Tesoro incluso emitió bonos a largo plazo en julio.

La confianza del inversor refleja el récord de reformas de Lisboa y la estabilidad política. El gobierno se apresuró a frenar su déficit, aprobar reformas laborales y privatizar activos. Las elecciones de octubre generan incertidumbre, pero los partidos radicales similares al griego Syriza aún tienen que hacerse un hueco.

Aun así, hay pocas razones para la complacencia. Los impresionantes casi 8 puntos porcentuales de mejora en el déficit presupuestario desde 2010 se han estancado. Además, el Tribunal Constitucional ha frustrado los esfuerzos para reducir los salarios y las pensiones públicas, por lo que el ahorro en su lugar proviene de medidas más asfixiantes, como aumentar los impuestos y recortar la inversión.

Eso es un problema dado que la deuda sigue siendo elevada. La deuda privada supera el 200% del PIB, y casi una quinta parte de las carteras de préstamos de los bancos son de dudoso cobro, lo que perjudica el crecimiento y empuja al alza los costes de la financiación. Para arreglarlo hacen falta unos los bancos más fuertes.

La deuda soberana es también un dolor de cabeza. Portugal rechazó la oportunidad de reestructurarla cuando se produjo su rescate. Ahora es difícil amortizar deudas, ya que un tercio de la deuda de Portugal está en manos de otros países europeos o del Fondo Monetario Internacional.

Todo esto deja a Portugal vulnerable a un aumento en los costes de los préstamos o una crisis económica. El FMI prevé que su economía crezca solo un 1,6% este año. Por ahora parece un país que está siendo gobernado en beneficio de sus acreedores.

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