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Editorial
Tribuna
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Más avances para asegurar las pensiones

La sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social es una sombra que sobrevuela las cabezas de varias generaciones de españoles. Como afecta directamente al bolsillo y cada vez hay más expertos que recomiendan ser realistas y asumir que la demografía impactará en el sistema, además de animar a acudir a los planes privados de capitalización para complementar el mecanismo de reparto, el asunto se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de muchos trabajadores. Y muy especialmente de aquellos que han contribuido durante una larga vida laboral y que con justicia esperan lo propio de las nuevas generaciones para poder disfrutar de una pensión adecuada, como sus predecesores.

En este marco suenan mejor datos como los facilitados ayer por el secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, quien avanzó en el Congreso que la recaudación líquida total del sistema supera los 71.400 millones de euros hasta agosto, una cifra récord. Al detallar las cuentas de la Seguridad Social para 2016 ante la Comisión de Presupuestos, explicó que, en esta legislatura, solo ha habido otro mes, como este agosto, en el que se superaron los 9.000 millones de recaudación. Son buenas nuevas en un momento de bases de cotización más bajas por el nuevo empleo con salarios reducidos y la llegada de tarifas planas a autónomos o como fomento a la contratación indefinida. Y lo son por lo que significan de creación de puestos de trabajo.

Conviene, sin embargo, huir de los espejismos. Los datos de ejecución presupuestaria de la Seguridad Social en lo que va de año están lejos del objetivo de incremento previsto, y muy bien se han de dar las cosas en el mercado laboral para que en 2016 se alcance el 6,7% previsto en los Presupuestos, un dato que, eso sí, es muy oportuno para cuadrar las cuentas públicas de 2016. Porque, efectivamente, una clave del futuro del sistema está en el incremento de la afiliación, y también en una muy deseable aunque no muy probable mejor evolución de la remuneración media por empleado a la vez que el gasto se contiene. Sin embargo, la verdadera clave de bóveda está en que la Seguridad Social pague lo que le corresponde, es decir, las jubilaciones o la incapacidad laboral.

Por eso es más importante incidir en el compromiso de separación de fuentes de ingresos, y debe ser bienvenida la intención del Gobierno de abrir el debate en el seno del Pacto de Toledo sobre la posibilidad de que algunas pensiones que hoy se financian como contributivas pasen al ámbito no contributivo. El debate se debe centrar en “muerte y supervivencia”, es decir, en las pensiones de viudedad y orfandad –más de 20.000 millones al año–. Y será mucho más fructífero si se hace con un consenso político en que aún se tienen que retratar los partidos emergentes que estarán en el Parlamento la próxima legislatura.

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