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65 años de un icono de la modernidad y de la automoción

Volkswagen Transporter: la revolución de la furgoneta ‘hippie’

De la gama T se han vendido 12 millones de unidades en todo el mundo desde 1950 La mítica Transporter 1 dejó de fabricarse en Brasil en el 2013

Dos chicas se asoman por el techo de la furgoneta más hippie, años 70.
Dos chicas se asoman por el techo de la furgoneta más hippie, años 70.

Existen pocos coches que formen parte del imaginario colectivo. Ferrari, Porche o Mercedes son marcas que resuenan con fuerza en las cabezas. Pero, a la par con cualquier coche de lujo, hay una furgoneta que resuena sin competición alguna: la furgoneta hippie. La mítica Volkswagen T1, también conocida como Bulli, Kombi o Transporter, con una historia de 65 años atravesando fronteras, presente en comercios, festivales y playas, hasta convertirse en la furgoneta más popular de la historia y el orgullo de Volkswagen. El fabricante alemán ha vendido 12 millones de unidades en todo el mundo desde 1950, cuando comenzó su producción.

El principio de su historia ya alimenta el mito. Fue tras la Segunda Guerra Mundial, sobre 1947, cuando Ben Pon, un importador holandés, diseñó el prototipo de lo que sería la Transporter. Volkswagen cuenta que su boceto surgió tras ver un vehículo plano en la planta de trabajo de Wolfsburgo. Este fue ideado por los propios trabajadores de la fábrica, y les servía para transportar las piezas más grandes de un lado a otro de la factoría. Un artilugio que utilizaba como base el chasis del Volkswagen Beetle Sedán, el Escarabajo, cuyo tamaño y forma plana facilitaba el trabajo de los empleados. De esta furgoneta improvisada, dicen, el holandés saco su inspiración para elaborar el primer diseño.

Dos años más tarde de este boceto, el director de la planta, Heinrich Nordhoff, presentó cuatro variantes para la gama, con la promesa de que la futura Transporter sería tan robusta como el Beetle.

La furgoneta entraba en producción a principios de 1950, y se pondría a la venta con un precio de salida de 5.850 marcos alemanes, lo que a precios actuales equivaldría a un precio aproximado de 11.544 euros. La demanda fue elevadísima, y a finales de la década de los 50 ya se habían fabricado más de 100.000 unidades de este modelo. Y es que su polivalencia le hacían ser un vehículo que podía utilizarse casi para cualquier cosa: repartir periódicos, transportar alimentos, como medio de transporte para las familias o, incluso, como vehículo policial. Con el paso del tiempo y de las gamas, la Transporter se fue ganando todavía más usos, aunque su mayor boom, sin duda, fue en la década de los años 60, la época que terminó dotando al modelo de todo su componente mítico.

Su bajo precio servía como medio de transporte, y de vivir, a la comunidad hippie. La vida nómada y los diseños psicodélicos casaban a la perfección con la redonda furgoneta. Llegaron las Transporters con símbolos y palomas de la paz, la personalización del vehículo hasta la extenuación y su invasión de los festivales de música más importantes de la época, como el de Woodstock. Hay fotografías de estas furgonetas convertidas en hogares para varios jóvenes.

Brasil y la Kombi: una historia de amor que se terminó en 2013

Cuando el mundo hacía años que se había olvidado de la T1 y de la T2, y la T3, la T4 y hasta la T5 se habían vendido por todos los rincones, la Kombi, como apodaron a la T2 cariñosamente, continuaba produciéndose en Brasil. El país latinoamericano, conocido por continuar fabricando modelos de automóviles del siglo pasado, fue el último en decirle adiós a la mítica furgoneta en 2013, 24 años después de que acabase su producción en Alemania.

Sorprendentemente, el final de fabricación de este modelo en Brasil no fue ocasionado por la falta de ventas, sino por la entrada en vigor de una normativa de seguridad. Frente a los nuevos requisitos de airbags y ABS, Volkswagen no tuvo mucho más opciones demás de tratar de conseguir una prórroga de esta nueva norma.

La historia de la Kombi y Brasil es una historia de amor como pocas. Durante más de 30 años la furgoneta de Volkswagen fue el único vehículo comercial que se podía ver por las calles brasileñas. El montaje del modelo en este país latinoamericano comenzó en 1957 y desde entonces salieron rodando 1,5 millones de Kombis.

Con el fin de la producción en Brasil se lanzó una edición limitada de 600 unidades, que terminó siendo de 1.200, debido a la alta demanda en un país que cuenta hasta con asociaciones de dueños del modelo.

La histórica T1 también fue protagonista de la portada del disco de Bob Dylan de 1963, The Freewheelin. Esta imagen de la Volkswagen más hippie ha sido tan importante para varias generaciones que la casa Volkswagen continuó llevando este espíritu alternativo en sus nuevos diseños. La Transporter 4 (1990) rompió con las líneas redondas, pero no con su hambre de versatilidad. Los modelos posteriores, más cuadrados, provocaron otro arranque de ingenio en sus dueños. Ya no a través de su personalización, a través de pinturas, sino convirtiéndolos en la base de las acampadas, con la incorporación de camas, cajones o, incluso, muebles de cocina.

Aun así, para los más mitómanos, continúa siendo posible encontrar a la venta modelos redondos de las primeras generaciones de la gama T, la T1, la T2 y la T3. La casa, sabiendo de las historias que había sido capaz de protagonizar y de las ganas de los jóvenes, y no tan jóvenes, por hacerse con una de estas furgonetas, formó un equipo de profesionales y adquirió cerca de 100 vehículos para su restauración. De esta iniciativa surgió el Volkswagen Vehículos Comerciales Oldtimer Centre, dedicado a la restauración de modelos históricos inaugurado en 2013. Además, el modelo clásico continuó fabricándose hasta hace no mucho. Volkswagen Brasil lo mantuvo en sus líneas de montaje, bajo el nombre de Transporter T2 o Kombi, hasta hace dos años, cuando le puso fin con una edición limitada de 600 unidades.

La Volkswagen Bulli, por tanto, se moderniza. Este verano, la marca lanza la nueva generación, el Transporter 6, que en su gama California sigue manteniendo el espíritu campero, siendo,más que una furgoneta, una casa de cuatro ruedas. Además, los amantes de los primeros modelos y de sus líneas redondeadas, que buscan un vehículo nuevo con las últimas tecnologías pero con la esencia del pasado, pueden reservar la nueva Transporter con los colores de los modelos de los años cincuenta y sesenta. Y en 2011 Volkswagen presentó el prototipo de una Transporter más futurista, pero que volvía a las formas redondeadas. Sea como fuere, siempre existirá la opción de remangarse y restaurar la Bulli de toda la vida.

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