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No es descabellado pensar en un alza bursátil

¿Por qué no un rally veraniego en agosto?

Un panel electrónico muestra la evolución del índice selectivo DAX 30.
Un panel electrónico muestra la evolución del índice selectivo DAX 30. EFE

Las fuertes turbulencias en los mercados financieros al calor del tercer episodio de la crisis griega y la extrema volatilidad en China se encuentran todavía muy recientes en la memoria de inversores y analistas. Como resultado de ello no es de extrañar que diferentes indicadores de aversión al riesgo se encuentren en términos generales en modo conservador y por tanto en bajos niveles de inversión y elevados niveles de liquidez. Esto es así incluso todavía tras el rápido rebote que disfrutaron en particular las bolsas europeas tan pronto como una solución (al menos de corto plazo) se vislumbró para el problema griego.

Los indicadores macro en países emergentes y en especial en China por su tamaño e impacto están siendo desde luego preocupantes ya que apuntan a una aceleración de una desaceleración que ya estaba en marcha y abre la posibilidad a un aterrizaje forzoso. La economía que sigue liderando el mundo, la norteamericana, continúa mostrando signos de expansión modesta y aunque en realidad los datos en las últimas semanas no están siendo malos (y pensamos que seguirán sorprendiendo ligeramente al alza) al compararlos con unas expectativas superiores desembocan en ese modo de pesimismo y prudencia que se refleja en los indicadores.

Algunos grandes gestores de inversión alternativa y grandes responsables de inversión (independientes de esclavismos de negocio) se han vuelto especialmente pesimistas y plantean abiertamente si nos encontramos ante el final del ciclo alcista.

El planteamiento de la cuestión es del todo procedente ya que a la clara intensificación de los riesgos macro (China, desplome de las materias primas, potencial subida de tipos en Estados Unidos, crecimiento global modesto y en desaceleración) hay que unir el hecho de que el ciclo está muy maduro bajo cualquier prisma histórico.

Son más de seis años de subidas bursátiles y además el índice de bolsa global en dólares en los últimos 9-12 meses no ha ido a ningún sitio y se ha movido en un intranquilo rango lateral.

La gran cuestión que se plantea es si estamos ante una fase de consolidación dentro de un ciclo alcista al que todavía le queda algo de gasolina o por el contrario estamos ante el final del ciclo y lo que nos espera a la vuelta de la esquina es una fuerte corrección o un mercado bajista en toda regla como los que periódicamente experimentan los mercados financieros. Nuestra opinión es que lo primero es lo más probable y aún más, no nos parece nada descabellado que nos encontremos dentro de un rally bursátil de verano en los mercados desarrollados con Europa, por una vez, a la cabeza. Esta visión se fundamenta básicamente en dos pilares.

Uno es que sin ignorar los riesgos macro, no nos parece que una recesión global o en partes del mundo clave esté a la vuelta de la esquina. Los indicadores de actividad adelantados muestran cierta persistencia en Europa y Estados Unidos por lo que, como a la consultora estadounidense ECRI le gusta plantearlo, no nos encontraríamos dentro de una de esas “ventanas de vulnerabilidad” en la que cualquier shock externo como una implosión del problema griego, una repentina subida del precio de las materias primas o incluso una agudización de los problemas chinos pueda empujar a las principales economías a una nueva recesión.

Recordemos que las recesiones económicas suelen estar detrás de la mayor parte de mercados bajistas y en vista de las valoraciones ajustadas en los mercados no parece que en esta ocasión se produjera una excepción. El segundo son los indicadores de aversión al riesgo, sean sobre venta, niveles de liquidez o sentimiento de mercado que con su pesimismo apuntan de hecho a la posibilidad de un rally alcista en el corto plazo.

En un elegante y minucioso análisis histórico la consultora de mercados británica Longview Economics habla de que estaríamos agotando la Fase II de un ciclo de mercados bursátiles alcista y cercano a entrar en su Fase tercera. La segunda fase se caracterizaría por un periodo de consolidación en la que los tipos a corto plazo (en Estados Unidos) comienzan un paulatino ascenso anticipando una subida de los mismos por parte de la Fed. Cuando la subida de tipos a corto entra en una fase de consolidación coincide con el final de la fase de consolidación de las bolsas. En estos momentos nos encontraríamos de lleno en este modelo de comportamiento que se ha observado en repetidas ocasiones durante las últimas décadas.

Por tanto, un rally este verano, hecho inusual en estas fechas y más probable en periodos como los anteriores a Navidades, no nos parece descabellado. No obstante, coincidimos con la visión de que el ciclo da muchos signos de madurez que lo hacen especialmente peligroso para tomar elevadas exposición al riesgo. Como siempre, insistimos en una gestión profesional e independiente de conflictos de interés que cuantifique el riesgo con la máxima precisión y la máxima transparencia posible para que tantos ahorradores e inversores que han entrado en el mundo de los fondos de inversión en los últimos meses no se vuelvan a ver decepcionados.

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