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Tras 128 años sirviendo desayunos

¿Por qué no se ha vendido el Café Comercial?

Un caso similar es el de la confitería La Duquesita, también de Madrid Se debe respetar el deseo del sucesor de no continuar con la empresa, si así lo desea

Fachada del Café Comercial.
Fachada del Café Comercial.EFE

Esta semana, a la glorieta de Bilbao le falta algo, el trajín del Café Comercial, que después de 128 años sirviendo desayunos echó definitivamente el cierre el pasado lunes. La noticia cogió por sorpresa a los madrileños, pero sobre todo a la veintena de empleados, algunos de ellos trabajando desde hace más de tres décadas en el local, que esa misma mañana conocieron por boca de las propietarias, María Isabel Serratacó Contreras e Isabel Contreras, la decisión de suspender la actividad del negocio, debido a que son mayores y se encuentran delicadas de salud. Los empleados, perplejos por la noticia y ante el inminente despido, señalaron que el café, uno de los más emblemáticos de la capital, funcionaba bien.

El valor del trabajo bien hecho

Todo negocio, independientemente de su tamaño, debería plantearse sin ningún rubor el momento de la continuidad. En las empresas de cierto tamaño, con la profesionalización de la gestión y de la entrada de nuevos accionistas, el futuro parece estar resuelto, pero en los negocios en los que el protagonismo recae en el propietario sucede, en muchos casos, que muere cuando el fundador lo abandona.

Es el caso también de la confitería La Duquesita de Madrid, fundada en 1914, que ha de echar el cierre, debido a que su propietario, Luis Santamaría, no puede seguir haciéndose cargo de la tienda y sus hijos, que han estudiado carrera universitaria, no van a continuar con el dulce legado. Es otro caso en el que se debería haber intentado buscar un comprador. Curiosamente, fue su abuelo el que, a la muerte de la viuda del primer propietario, se hizo cargo de la tienda, que se ha mantenido hasta ahora en manos de la familia. “Nos da pena que desaparezcan estos negocios, que deberíamos apoyar más, porque ahora hay que darle más valor a la artesanía, al trabajo bien hecho”, afirma Alberto Gimeno, de Esade.

¿Qué deberían haber hecho las propietarias del Café Comercial? Lo deseable en este tipo de negocios familiares, que conviene distinguir de las llamadas empresas familiares, donde la gestión suele estar profesionalizada y separada de la propiedad, sería que se vendieran o se traspasaran a un tercero. “Los dueños deben buscar a la persona o personas con capacidad para continuar o renovar el negocio”, afirma Alberto Gimeno, profesor de Empresa Familiar en Esade, quien cita como ejemplo el de la empresa de tiendas gourmet y catering barcelonesa Semon, que antes de echar el cierre, como era la intención de sus propietarios, han buscado una solución y lo comprarán los antiguos empleados.

“Es sano que sean los profesionales que han atendido el negocio los que sigan al frente de él, porque ellos son los que tienen el conocimiento, el know how”, prosigue Gimeno.

Conviene distinguir si el cierre se debe a la falta de sucesores o si a este factor se añade el de la falta de viabilidad del negocio. “Y algunas veces se juntan las dos cosas, que no hay continuidad y el propietario espera a la jubilación para cerrarlo”, explica Josep Tàpies, titular de la cátedra de Empresa Familiar en el IESE. Y advierte que es importante respetar el deseo de los sucesores de no continuar con la empresa, si así lo desean.

“Sucede que, muchas veces, se da por hecho que al hijo le tiene que gustar el negocio del padre, y es un error. Nadie piensa que el hijo de un músico virtuoso tenga que continuar con la carrera de su padre”, añade Tàpies, que también es de la opinión de que en el caso de este tipo de empresas lo más responsable es venderlas.

“Es lo más acertado, antes que tener que cerrarla. Además, al venderla se entiende cierta obligación moral con los empleados”, explica. Ycita el caso de un empresario que no tiene sucesor, pero sí a 400 profesionales en plantilla, que intenta buscar un comprador para garantizar los puestos de trabajo que a lo largo de los años ha mantenido.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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