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Por primera vez en 40 años se frenaron las emisiones

Renovables, una apuesta competitiva segura

La Agencia Internacional de la Energía lanzó este mes un dato no solo novedoso, sino que podría explicar el cambio de modelo energético mundial en marcha. Por primera vez en los últimos 40 años, las emisiones de gas de efecto invernadero se desligaron del crecimiento económico. En 2014, el mundo emitió 32.300 millones de CO2, lo mismo que en 2013, mientras la economía mundial, ya fuera de la crisis, creció cerca del 3%. ¿Cómo ha sido posible? Gracias a políticas de eficiencia energética, claro, pero también a la inversión en renovables. 

La cifra ha servido al economista jefe de este organismo –que representa al club de los 30 países más ricos del mundo–, el turco Fatih Birol, para tranquilizar a los Gobiernos sobre la amenaza que perciben en sus economías por un menor consumo de energía debido a la entrada de tecnologías limpias. Pero lejos de ser un riesgo, el PIB crece.

El año pasado se invirtieron 270.000 millones de dólares (unos 230.600 millones de euros) en renovables y la AIE espera que la cumbre contra el cambio climático de París, que se celebrará el próximo diciembre, apuntale la apuesta económica por estas tecnologías y sirva para hacer crecer esa cifra hasta los 400.000 millones de dólares en 2030. España no ha sido ajena a este movimiento inversor, aunque ahora parezca un espejismo por el frenazo regulatorio que sufren la eólica y la solar desde 2008 y que ha paralizado el mercado interno. Pero fuera del país, empresas punteras como Acciona o Abengoa ganan contratos en mercados algo maduros como el estadounidense, y también en los emergentes de Iberoamérica o, aún más llamativo, en los árabes que producen petróleo.

La principal razón de la creciente demanda exterior por estas tecnologías ya no es puramente ambiental, sino competitiva. La fotovoltaica, por ejemplo, ha reducido costes más de un 80% en los últimos cinco años. Como ha comentado José Donoso, director de la Unión Española Fotovoltaica (Unef): “La reducción de costes está produciendo unos efectos interesantes en el mercado. Cada año se bate un nuevo récord de instalación de potencia. En 2014 se instalaron 117.000 megavatios. Estamos compitiendo con éxito en EEUU, Reino Unido, Italia o Japón”. Y esto no es solo para la solar, que la nueva regulación aprobada aquí este mes cercena al gravar la compra de baterías para la producción y consumo caseros de electricidad. Una decisión que ha dejado de nuevo a España como una isla, si se compara el esfuerzo realizado en otros países.

Para la eólica, los datos mundiales hablan por sí solos: su aportación al PIB es del 6% y exporta el 99% de lo que produce, según cifras de la Asociación Empresarial Eólica. Sobre el reparto de esta inversión, Bernardo Gutiérrez de Roca, consejero delegado del despacho de abogados Ontier, concluye: “Estamos comprobando la inversión que está llegando a países como México y otros iberoamericanos por la gran apuesta de sus Gobiernos hacia un sector que consideran estratégico”.

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