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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rajoy mete la directa hacia las elecciones

El anuncio realizado ayer por el Gobierno de que adelantará a este pasado 1 de julio, con carácter retroactivo, la rebaja adicional del IRPF que estaba prevista para 2016 constituye una muy buena noticia para la economía española, al tiempo que un hábil golpe de efecto de cara al próximo horizonte electoral. La medida, que supondrá un ahorro extra para los contribuyentes de 1.500 millones de euros, fue comunicada por el propio Mariano Rajoy, quien señaló que los ciudadanos notarán ya en su nómina de este mes la reducción impositiva. Además, el presidente adelantó que el Ejecutivo extenderá a todos los autónomos el tipo de retención del 15% que se aplicaba hasta ahora a los profesionales con rendimientos inferiores a 15.000 euros anuales.

Aplicar la rebaja adicional del IRPF de inmediato constituye una medida de reactivación económica sólidamente sustentada por la buena evolución tanto de la actividad como del empleo. Prueba de ello es que Rajoy confirmó que el Gobierno revisará al alza las previsiones de crecimiento para este año –hasta situarlas en el 3,3% del PIB– y para el que viene, que fijará en el 3%. Las nuevas cifras se formalizarán en el Consejo de Ministros que apruebe el techo de gasto para elaborar las cuentas públicas del próximo ejercicio. Ello refuerza la posibilidad de que el Ejecutivo pueda presentar incluso a lo largo de este mismo mes de julio el proyecto de Presupuestos de 2016.

De acuerdo a los cálculos iniciales del Gobierno, la rebaja adicional del IRPF hará caer el tipo mínimo del impuesto del 20% al 19% y el máximo, del 47% al 45%, tras haberse reducido ya el pasado enero, cuando se aprobó la reforma fiscal, desde el 24,75% y el 52%, respectivamente. Con esta rebaja adicional, Rajoy volverá a dejar en líneas generales el impuesto sobre la renta tal y como lo encontró en 2011, cuando llegó al poder.

A la revisión al alza de las previsiones de crecimiento hay que sumar los datos de empleo, conocidos también ayer, que revelan que la recuperación de la economía continúa trasladándose al mercado laboral, aunque en junio haya sido a un ritmo más lento que en meses anteriores. Junio se ha cerrado con 4,12 millones de parados, casi 100.000 menos que en mayo, aunque constituye el descenso más bajo para este mes desde 2011. Algo parecido ocurre con la afiliación, que se ha saldado con 35.000 nuevos puestos de trabajo, frente a los casi 200.000 del mes anterior. La explicación de esta ralentización en el ritmo del mercado tiene que ver, entre otras variables, con la finalización del curso escolar y de la temporada agrícola, además de que el grueso de la contratación para el verano se realizó en mayo. Si se analizan las cifras de todo este primer semestre del año, la radiografía del empleo en términos de Seguridad Social muestra signos de muy buena salud: más de 480.000 nuevos puestos de trabajo, que se elevan a 570.000 si se toman los últimos 12 meses como referencia. También en materia de desempleo las cifras devuelven a España a una situación similar a la que el Gobierno encontró al inicio de la legislatura, con la diferencia de que la curva es ahora claramente ascendente y el motor se halla en plena aceleración.

La rebaja del IRPF este año ejercerá de elemento dinamizador de la demanda y el consumo al poner en el bolsillo de las familias más dinero a fin de mes. Se une así a un beneficioso cóctel de circunstancias –que incluyen la caída del precio del crudo, la devaluación del euro y el efecto de los programas de compra de deuda del BCE en la financiación de la economía española– que favorece la recuperación. Una reactivación que avanza a buen ritmo, pero que está sujeta a los riesgos coyunturales que afronta el conjunto de la zona euro, como la crisis griega y del posible efecto contagio que pueda traer un mal desenlace. Precisamente por ello, España debe seguir armando y reforzando su economía, así como aligerando la capacidad de las empresas para invertir y de las familias para ahorrar y consumir. Tras una legislatura en la que se han aprobado importantes reformas estructurales, el reto para la siguiente es doble: consolidar la actividad y poner en marcha un nuevo modelo de crecimiento que prepare al país para el futuro.

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