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Columna
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Una unión bancaria color de rosa

La plana mayor de Europa está viendo la unión bancaria de color rosa. Los cinco dirigentes más altos del bloque piden un sistema de garantía de depósitos común para los bancos de la zona euro. Eso impulsaría la continuación de la armonización de la UE.

El seguro de depósito es el eslabón perdido en la llamada unión bancaria europea. En 2012, los gobiernos acordaron transferir la responsabilidad de la mayoría de los grandes bancos al Banco Central Europeo, pero se opusieron a la idea de respaldar los depósitos. Tal medida abría la puerta a grandes transferencias fiscales y era políticamente tóxica y legalmente cuestionable sin cambiar los tratados europeos.

Un sistema de garantía de depósitos común impulsaría la continuación de la armonización en la Unión Europea

La actual crisis griega puede parecer un momento extraño para revivir la idea, tal como está establecida en el informe llamado de los cinco presidentes, publicado por los jefes del Banco Central Europeo, Comisión Europea, Parlamento Europeo, del Eurogrupo y el Consejo Europeo. Sin embargo, un esquema común es más importante que nunca.

Las propuestas de los presidentes deberían ayudar a reactivar el debate. Parecen rechazar la idea de que un cambio del tratado sea necesario, y señalan una segunda mejor solución, con fondos nacionales respaldados con apoyo de un sistema central de reaseguros. El problema es que todo sistema tiene que ser creíble.

La pregunta es si hay alguna voluntad política, incluso para la segunda mejor opción. La unión bancaria debería ayudar. Los bancos de la zona euro han sido objeto de pruebas de calidad de los activos y de test de estrés, que deberían calmar las preocupaciones sobre las pérdidas de los malos créditos del pasado. Y, con el poder transferido fuera de las entidades nacionales, el riesgo de que los reguladores hagan un mal trabajo en el futuro debería ser menor.

Pero puede que no sea suficiente. El regulador único del BCE es aún nuevo en su tarea. Aunque los obstáculos políticos siguen siendo altos, reactivar la cuestión tiene lógica. Otras formas de unión fiscal, como los eurobonos, parecen aún menos probables. Con la crisis griega amenazando la existencia misma de la zona euro, la charla no está por una vez de más.

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