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Los teclados tienden a la extinción

La voz será la herramienta de los hospitales del futuro

La tecnología ya permite dar instrucciones a los dispositivos sin mover un dedo Pronto le preguntaremos de viva voz al móvil si el dolor que sentimos es grave

Manuel G. Pascual

Un radiólogo puede realizar hasta 30 visitas diarias. Recorrer el hospital arriba y abajo ya consume suficiente tiempo como para encima tener que volver a la mesa cada vez para pasar las notas de cada paciente. Un reciente estudio realizado en Alemania determinó que los médicos solo dedican el 13% de su tiempo a interactuar con los pacientes: el resto se consume en papeleo. De ahí que la tecnología de lectura de voz se esté imponiendo con fuerza en esta y otras disciplinas médicas. El doctor gana tiempo y el historial clínico queda automáticamente documentado en la nube.

Lograr que se le pueda dictar un diagnóstico a un dispositivo móvil no es sencillo. Detrás de esta aparentemente simple operación se esconde una labor tremenda. Hace falta desarrollar algoritmos cada vez más perfeccionados capaces de entender el mensaje, procesarlo de forma correcta y, ya de paso, especializado en la jerga médica. Por supuesto, también debe ser capaz de actualizarse por sí solo, al ritmo de la aparición de nuevos fármacos o terminología clínica.

A eso se dedica la firma estadounidense Nuance. Esta compañía es la responsable de la tecnología que se esconde detrás de los sistemas de reconocimiento de voz de los teléfonos móviles (el Dragon de Android y el Siri de Apple, en este caso solo en la primera versión de este sistema). También se encuentran en los coches de última generación, como BMW o Mercedes, capaces de reconocer órdenes de sus conductores para hacer llamadas o sintonizar la música sin levantar las manos del volante. Aseguran que sus sistemas pronto estarán presentes en casi todas las dimensiones de nuestra vida: podremos decirle al microondas que empiece a calentar la cena desde el coche, antes de llegar a casa, o reservar unas vacaciones dando un paseo y sin necesidad de agarrar dispositivo alguno.

La aplicación médica de estos sistemas es una de las que se le augura más recorrido. Ya existen quioscos en centros comerciales estadounidenses en los que el interesado puede realizarse un chequeo conectando su móvil a unos pequeños sensores (que debe abrocharse al cuerpo) y siguiendo las instrucciones del sistema. Antes de que nos demos cuenta le estaremos preguntando en voz alta a nuestro smartphone, previamente conectado a wearables, qué plato del menú del restaurante nos conviene más o si tal o cual dolencia es casual o quiere decir que estamos enfermos.

Alta implantación

Eso llegará. Pero lo que ya circula por los hospitales es el sistema de dictado de voz. “Nuance es de la opinión de que la forma más agradable de interactuar con las máquinas es la voz”, resume Javier Viver, responsable de la división de salud de la compañía para Europa del Sur y Latinoamérica. Según este directivo, el 75% de los radiólogos españoles ya está usando esta tecnología. Solo les superan sus colegas de los países escandinavos. Desde 2010 se han implantado sistemas con esta tecnología en centros de Galicia, País Vasco, Andalucía, Murcia, Navarra y Valencia. El Hospital Clínico de Madrid es el que tiene más licencias.

Viver cuenta que, cuando se empezó a implantar, se temía que surgieran situaciones incómodas si los pacientes escuchaban el diagnóstico que diera el médico. La práctica, dice, ha demostrado que puede más la sobreinformación de los pacientes, que a menudo llegan al hospital con muchos conocimientos sobre su dolencia.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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