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Los accionistas toman la palabra

El código de buenas prácticas del gobierno corporativo otorga al inversor más herramientas de control

De izquierda a derecha: Francisco Reynés, consejero delegado de Abertis; Antonio Huertas, presidente de Mapfre; Javier Ayuso (’El País’) Antonio Llardén, presidente de Enagás y José Sevilla, consejero delegado de Bankia.
De izquierda a derecha: Francisco Reynés, consejero delegado de Abertis; Antonio Huertas, presidente de Mapfre; Javier Ayuso (’El País’) Antonio Llardén, presidente de Enagás y José Sevilla, consejero delegado de Bankia. Pablo Monge

Aunque el código de buenas prácticas y la nueva legislación son recientes, algunas empresas llevan aplicando estas políticas desde hace unos años, sobre todo motivadas por las exigencias de sus accionistas, principalmente los internacionales. Son los casos de Abertis, Mapfre, Enagás y Bankia, cuyos directivos debatieron ayer en el III Foro Anual del Consejero sobre esta nueva forma de llevar una empresa.

Antonio Llardén, presidente de Enagás, defendió que “hay que ser transparente en todo, especialmente en temas como las retribuciones. Hemos tenido que atender lo que nos pedían los accionistas”. Antonio Huertas, su homólogo en Mapfre, consideró que “tiene que haber una relación más directa con el inversor”.

Las compañías han apreciado la creciente importancia de los accionistas en el funcionamiento de la empresa. “La accesibilidad y la transparencia son claves”, afirmó Huertas. Algo que se consigue, según Francisco Reynés, consejero delegado de Abertis, “separando la parte ejecutiva del consejo, el presidente del consejero delegado”.

Reynés reconoció que “aunque hemos mejorado, queda mucho por mejorar”. Afirmó que el peso relativo que tiene la economía española tiene que estar acompañado de un gobierno corporativo más relevante. Además, criticó que se centre solo en las compañías cotizadas, cuando “tiene que ver con todas las empresas”.

La transparencia en la retribución del consejo ha sido uno de los grandes cambios en la forma de ser de las compañías. “Todo lo que sea dar luz es bueno”, afirmó Reynés al respecto, “aunque hay que explicarlo bien y contextualizado”. En esta línea, José Sevilla, consejero delegado de Bankia, reconoció que al comienzo esto provocó “una fase de pudor” aunque ahora ya se haya llegado a la normalidad.

La mejora del gobierno corporativo también ha afectado a los planes estratégicos de las compañías, dando más voz a los accionistas. Sevilla afirmó en esta línea que “el seguimiento de la estrategia es tan importante como la propia creación de la misma”. Huertas, de Mapfre, ahondó en este tema considerando que “la participación del consejo es cada vez más importante en el seguimiento del proyecto y de los posibles riesgos”.

La tecnología otorga a la compañía una buena forma de hacer al accionista partícipe en el funcionamiento de la empresas, “si esta así lo quiere”, comentó Reynés. No en vano, la emisión de consejos en streaming, la mejora de las comunicaciones y otras herramientas permiten la transparencia en la compañía. “Es cuestión de disciplina, el inversor no es tonto, hay que informarle de todo lo que se va a hacer”, defendió Llardén.

Los cuatro directivos coincidieron en alabar el papel del nuevo código de gobierno corporativo. Sevilla argumentó que “es el camino hacia el que hay que ir”. Por su lado, Reynés concluyó el coloquio argumentando que la aprobación “es un paso más, ahora nos falta a las compañías creérnoslo y aplicarlo”.

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