“Se podría explorar un copago similar al de los fármacos”

Licenciado en Economía y Artes por la Universidad de Denison (Ohio, EE UU) y con varios posgrados en management, Brage ocupa su actual puesto en Sanofi Pasteur MSD desde 2011, adonde llegó tras cuatro años en la división de hospitales de Merck.

La inversión en vacunas cayó en torno a un 6% entre 2009 y 2014. ¿Cómo se ha adaptado su compañía a esta situación?

Las pérdidas acumuladas del sector en los últimos cinco años se cifran en un 40%. Este escenario ha impactado negativamente en nuestra cuenta de resultados, al ser una compañía dedicada en exclusiva a la prevención de enfermedades infecciosas. En la actualidad la inversión en vacunas representa el 1% del gasto farmacéutico. A pesar de ello, hemos continuado fortaleciendo nuestra cartera de vacunas y potenciando la capacidad investigadora.

¿Cree que la política de vacunación española es la correcta?

Las autoridades sanitarias en España son muy conscientes del valor de las vacunas para la prevención de enfermedades. Máxime en un país que, de continuar con su actual tendencia demográfica, tendrá en 2050 la población más anciana del mundo. Nos consta que Sanidad está trabajando en la defensa del valor social de las vacunas.

¿Se ha planteado en algún momento establecer un sistema de copago con las vacunas?

En la actualidad contamos con un sistema dual, compuesto por vacunas financiadas al 100% (las del calendario de vacunación) y otras que no cuentan con ningún tipo de financiación pública, cuyo coste total lo asumen las familias. En este marco, y teniendo en cuenta las restricciones presupuestarias de la Administración, cabría la posibilidad de contemplar una vía de copago similar al de los medicamentos. Así, favoreceríamos el acceso de los ciudadanos y las familias a una óptima protección y fortaleceríamos las coberturas de vacunación sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema.

¿Cuál es su valoración del sistema centralizado de compra de vacunas?

El modelo de compra centralizada aplicado a las vacunas desde 2011 es poco eficiente, puesto que a corto plazo permite una reducción del precio de adquisición de la vacuna, pero a medio y largo plazo pone en riesgo la estabilidad del mercado. La presión establecida sobre un producto biológico tan sofisticado y de complejo desarrollo podría poner en riesgo la capacidad de producción, originando así casos de desabastecimiento de dosis y amenazando la supervivencia del escaso número de productores de vacunas que existen en la actualidad.