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La compra centralizada reduce la inversión en estos preparados orgánicos

El gasto en vacunas se ralentiza

Los expertos opinan que esta tendencia también tiene sombras Aumentar la tasa de cobertura entre adultos es una asignatura pendiente

Thinkstock
Manuel G. Pascual

La inversión pública en vacunas cayó en España un 7,4% entre 2007 y 2012, mientras que el gasto total sanitario ha crecido durante ese periodo un 1,2%. Las cifras más recientes también son negativas: entre 2009 y 2014, el descenso fue algo menor, del 6%. Los datos forman parte las conclusiones del informe El valor social de las vacunas. Elementos de reflexión para facilitar el acceso, publicado por la consultora Deloitte a finales de abril, y de fuentes del sector.

Eso no quiere decir que nos vacunemos menos. Esta contracción del gasto se explica por las restricciones presupuestarias del sector público desde que arrancó la crisis, que ha afectado a todas las partidas del gasto público. Pero también por la compra centralizada de vacunas, práctica que arrancó en 2011.

“El Gobierno ha cerrado acuerdos marco en los últimos años con varias comunidades autónomas para adquirir medicamentos y vacunas. Eso ha permitido reducir el gasto público y presionar una bajada de precios”, explica Amós José García, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). El estudio de Deloitte refleja que si en 2007 se gastaron 335 millones de euros en vacunas, en 2012 la cifra fue de 227 millones.

Los riesgos de rechazar voluntariamente la vacunación

Hoy en día no escasean los padres jóvenes que esgrimen abiertamente su decisión de no vacunar a sus hijos. Internet rebosa de páginas web y foros en los que se asegura que lo más natural es pasar la enfermedad en vez de preparar al organismo por si llega. “La gente que deja de vacunar a sus hijos no conoce los efectos negativos de su decisión”, sentencia Francisco Álvarez, secretario del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

Según este experto, si la población infantil vacunada es del 95% o más, como sucede en España (la tasa de cobertura española es de las más altas de la OCDE), las enfermedades infecciosas no se contagian. “Quienes no se vacunan se benefician de quienes sí lo han hecho”, recuerda.

La tendencia de ahorrarle las inyecciones a los hijos no es un fenómeno español. “En Alemania murió recientemente de sarampión un chico de 18 años que no estaba vacunado. Esta enfermedad, de hecho, está repuntando en Europa”, sostiene. En 2011 pasó lo propio con tres adultos en Sevilla, donde se detectó una epidemia con unos 1.000 casos de enfermos de sarampión.

La última compra centralizada de vacunas, en este caso para la gripe estacional de la temporada 2015-2016, fue aprobada la semana pasada en el Consejo de Ministros. El pacto, al que se han sumado 13 comunidades autónomas, supone el desembolso de 17,8 millones de euros a cambio de 4,7 millones de dosis, lo cuál acarreará un ahorro superior a los 5,1 millones de euros, según Moncloa. “Los acuerdos marco para la adquisición de vacunas gripales han reducido el precio de la dosis en más de un 50%”, asegura el Ministerio de Sanidad.

Los laboratorios especializados en estos preparados orgánicos no son los únicos que ven con escepticismo esta medida. “La reducción de costes debe tener un límite. Si se sigue presionando los precios a la baja corremos el riesgo de que caiga la calidad o de que falle el suministro de alguna vacuna”, opina García, de la AEV.

Otra de las críticas que recibe esta política de proveedores es el uso dado al ahorro que genera. “En los últimos seis años se ha reducido en un 50% el gasto público gracias a la compra centralizada. ¿Por qué no se aprovechan esos fondos para invertir en el sistema sanitario?”, se pregunta Francisco Álvarez, secretario del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

El menor desembolso en estos productos podría pasarle factura a la sociedad. “La inversión en vacunas es una medida de salud pública efectiva si se tiene en cuenta los ahorros que generan”, apunta Ricardo Brage, director general de Sanofi Pasteur MSD, uno de los dos grandes productores nacionales. “Se cifra que por cada euro invertido en vacunas se ahorran entre cuatro y cinco euros en costes directos y 17 más en indirectos. Es decir, un total de 22 euros”, subraya.

Según datos de los laboratorios GSK, el otro principal operador del sector, la gripe produce una pérdida media de 4,5 días de trabajo entre los afectados. La vacunación entre la población adulta es, en opinión de la industria y de los expertos, una de las asignaturas pendientes del sistema sanitario español. Aumentar la tasa de cobertura de los mayores de edad es una de los próximos retos del sistema. Aunque eso elevaría la factura.

El calendario de vacunación, centrado en la población infantil, lo fijan las comunidades autónomas bajo la coordinación del Ministerio de Sanidad. Los preparados orgánicos incluidos en dicha lista son gratuitos para los ciudadanos, aunque su consumo no es obligatorio. Los expertos coinciden en que el calendario es completo, aunque siempre se puede mejorar. “En España parece que todo lo sanitario tiene que ser gratuito. Si el sistema no se puede permitir, por ejemplo, vacunas de varicela para menores de dos años, igual se podría cofinanciar en un 60% con dinero de los interesados”, opina Álvarez.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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