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Nuevo escenario macroeconómico

El Ejecutivo se alinea con los expertos más optimistas

Rajoy revisa al alza la previsión de crecimiento hasta el 2,9% este año y el que viene. Considera que el consumo y la inversión tomarán el relevo del sector exterior.

Previsiones de PIB para España
Alejandro Meraviglia

El pasado 5 de marzo, la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) revisó al alza sus previsiones de crecimiento para la economía española, situándolas en el 3% para este año y en el 2,8% para el siguiente. Ambas quedaban muy lejos de las que el Gobierno pronosticaba en esas fechas. El panel de dieciocho servicios de estudios a los que consulta Funcas también auguró entonces que el PIB avanzaría un 2,6% este año y el que viene, también lejos de los vaticinios del Ejecutivo. ¿Qué ha cambiado en estos casi dos meses para que ahora el Ejecutivo se alinee con los expertos más optimistas?

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En realidad no se ha producido ningún acontecimiento interno o externo que haya provocado una mejoría de la economía. Los argumentos que manejan los analistas y el propio Ejecutivo son similares. La diferencia entre las previsiones responde a cuestiones puramente tácticas. Avanzar un crecimiento mayor del que finalmente se produzca puede generar frustración y la sensación de sentirse engañados a una gran parte de los ciudadanos. Efectos ambos indeseables en un año electoral con comicios generales, autonómicos y locales y en el que la bomba de relojería de la salida de Grecia del euro podía estallar en cualquier momento.

El efecto negativo de la salida de Grecia parece minimizado y eso ha servido para que el Ejecutivo presente sus credenciales, con las nuevas previsiones que enviará a Bruselas a finales de este mes. Los argumentos son muy similares a los expuestos por los analistas: factores exógenos y endógenos.

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Entre los primeros, la caída del precio del petróleo que, pese al repunte experimentado las últimas semanas, tendrá un efecto balsámico en una economía que importa el 99% de los recursos energéticos que consume. También, la depreciación del euro impulsará las exportaciones a América y Asia y la rebaja de tipos de interés y de la prima de riesgo facilitará el acceso al crédito y la capacidad para endeudarse.

Todo ello llevará a que la demanda interna (consumo de los hogares e inversión) sea la que tire de la economía. Ambos indicadores crecerán a tasas cercanas al 3%. En el otro lado, la demanda externa, que ha sido la que ha amortiguado el desplome de la economía española en los seis años de crisis, tendrá una aportación neutra en el crecimiento, pese a que las exportaciones subirán más del 5%. El impulso de las importaciones, generado por el crecimiento del consumo y de la inversión, neutralizará ese efecto.

Entre los efectos endógenos, el Ejecutivo señala a la agenda reformista (pensiones, ley de desindexación o reforma laboral, entre otros) y al impacto que tendrá en el mercado de empleo, la principal preocupación del Ejecutivo de Mariano Rajoy en este ejercicio plagado de citas electorales. Desde Empleo calculan que la creación de empleo iniciada en 2014 tendrá continuación este año y el que viene con más de un millón de nuevos puestos de trabajo. Una cifra similar a la estimada por los expertos que integran el panel de Funcas.

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