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Columna
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¿Puede un bufete ser demasiado grande?

Los bufetes de abogados están siguiendo a los auditores por un sendero arriesgado. Los escándalos han asediado a los auditores desde que las adquisiciones en serie los convirtieron en las Big Four. Los gigantes legales pueden volverse vulnerables a situaciones similares y con muchos menos beneficios a escala. La firma Dentons, por ejemplo, vive una fiebre de fusiones. Ya es una amalgama de 6.600 abogados de al menos seis empresas fusionadas en los últimos cinco años. En segundo lugar está Baker & McKenzie, con cerca de 4.300 abogados. Elliott Portnoy, la cabeza de Dentons, sugiere que “no hay un final lógico” para el crecimiento, y la consultora Grupo Zeughauser predice que las firmas superarán los 10.000 abogados en cinco años. El tamaño puede, al menos en teoría, tener sentido para los profesionales al servicio de las corporaciones más grandes del mundo que tienen necesidades recurrentes, como las auditorías anuales. Pero eso no es necesariamente el caso del sector legal.

Los beneficios a escala disminuyen a medida que se crecen más allá de los 100 abogados, según un informe de 2014 de Thomson Reuters y de la Facultad de Derecho de Georgetown. El mantenimiento de la calidad, la cultura y la gestión a través de múltiples oficinas también es cada vez más caro. Las firmas de 200 a 500 abogados son lo suficientemente grandes para servir incluso a las empresas globales, dice el informe, y los conflictos de interés entre los clientes son más frecuentes en las firmas más grandes.

Quizás Dentons es una excepción. Se dice que algunos clientes utilizan decenas de sus oficinas, y la división del trabajo en cada una minimiza los conflictos de interés. Sin embargo, la combinación de las estimaciones de la firma sobre sus ingresos brutos del año pasado y las de su reciente socio de fusión Dacheng arrojaría un total de 1.700 millones de dólares. Baker & McKenzie, en comparación, generaron aproximadamente 2.400 millones en 2014, según la revista American Lawyer. En algún momento, la realidad financiera debería poner fin a las ambiciones globales agresivas.

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